Archivo por meses: mayo 2024

Hoy en mayúsculas. Comentario para Matrimonios: Juan 20, 19-23

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EVANGELIO

Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo; recibid el Espíritu Santo.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-23

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Palabra del Señor.

Hoy en mayúsculas.

En el principio Dios insufló en nosotros aliento de vida. Éramos un trozo de carne animal, pero Dios nos insufló un espíritu humano, un alma capaz de albergar el cielo. Pero decidimos utilizar nuestra inteligencia, nuestra libertad y nuestra voluntad para hacerle la competencia a Dios por el camino de la autosuficiencia.
Entonces Cristo vuelve a insuflar en nosotros un aliento de Vida, esta vez en mayúsculas, porque infunde en nosotros un nuevo Espíritu, también en mayúsculas. Esta vez es la vida eterna, está vez es la vida definitiva, esta vez es el Infinito, esta vez no hay límites, esta vez apuntar a lo más alto deja de ser presunción para convertirse en virtud, la magnificencia.
Sí, está en nosotros, forma parte de nuestra alma. Que no vivamos como si no estuviera.

Aterrizado a la Vida Matrimonial:

María: ¿Por qué escribes el título de hoy en mayúsculas?
José: Porque hoy les quiero hablar de la Vida con mayúsculas, la que pueden vivir realmente en su matrimonio, para que no se conformen con menos. Tú, María, ¿qué les dirías desde Tu experiencia como Esposa?
María: Bueno, ya sabes que soy de pocas palabras. Me gusta más bien escuchar, escuchar la Palabra de Dios y guardarla en mi Corazón.
Quiero hablarte en primera persona a ti que escuchas este mensaje: Enamórate del Amor que Dios te tiene, para que acabes enamorado de Él. Cuando descubras la fuerza de atracción tan tan inmensa que experimenta el Sagrado Corazón de Jesús por ti, se llenará de alegría tu corazón y se acabarán tus pesares. Te lo digo yo que tengo a Jesús aquí a mi lado, sentado junto a mí, y veo cómo te mira y cómo arde Su Corazón por ti. Y te digo: Bienaventurado tú si haces esto que te digo, porque el Espíritu del Señor vive en ti.
Y tú, José, ¿qué les dirías?
José: Pues a imitación de Tu delicadeza, les hablaré en primera persona: A ti que me escuchas te digo que estés atento para no interferir o frenar el poder del Espíritu en tu alma. Olvida tus planes, tus razones, tus deseos… Hay Alguien en ti que se llama «Amor de Dios» deseando ardientemente conducirte para haceros uno con Nosotros. ¿No notas Su fuerza? Estate más atento a Él y la notarás cómo te guía. Te lo digo yo que lo hice.
María: Esperemos José que esta vez nos escuchen y vivan las consecuencias de entender nuestro mensaje.
José: Esta vez sí, María, le pedimos al Padre por éstos.

Madre,

Gracias por haber recibido sobre ti al Espíritu Santo y haber abierto el camino hacia la inhabitación del Espíritu de Dios en nosotros.
A Él lo acogemos hoy en nuestro corazón. Alabado sea, por nosotros, para la eternidad.

3 fases del camino. Comentario para Matrimonios: Juan 21, 20-25

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EVANGELIO

Este es el discípulo que ha escrito todo esto, y su testimonio es verdadero.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 21, 20-25

En aquel tiempo, Pedro, volviéndose, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había apoyado en su pecho y le había preguntado: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?».
Al verlo, Pedro dice a Jesús:
«Señor, y éste ¿qué?».
Jesús le contesta:
«Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme».
Entonces se empezó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no moriría. Pero no le dijo Jesús que no moriría, sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?».
Este es el discípulo que da testimonio de todo esto y lo ha escrito; y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero.
Muchas otras cosas hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni el mundo entero podría contener los libros que habría que escribir.

Palabra del Señor.

3 fases del camino.

En el camino hacia Dios empiezo por cumplir los mandamientos, es decir, hacer el bien en lo humano, después el desprendimiento de todo lo creado: Lo material («Vende todo lo que tienes y dáselo a los pobres») y lo inmaterial («niéguese a sí mismo»). Una vez dados esos pasos, el camino culmina con la entrega de uno mismo: Es el momento del «Sígueme».
No toca ya mirar a los otros, ni su camino, toca mirar a Jesús, sólo a Jesús hasta dejar de ser yo quien vive, sino que sea Él quien viva en mí.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Lola: No lo entiendo. Si ya no cometo pecados mortales por la gracia de Dios y he renunciado a todos mis caprichos y deseos terrenales ¿Por qué no termino de vivir una comunión contigo?
Paco: Una cosa nos falta, Lola. Renunciar a nuestros criterios e incluso a nuestra honra. Seguimos discutiendo convencidos de que llevamos razón, seguimos exigiéndonos lo que nos corresponde recibir por ser esposos… Ahí seguimos anclados en nosotros mismos.
Lola: Claro, y mientras sigamos queriendo ser protagonistas, no dejamos que el protagonista sea el Señor.
Paco: Claro, no puede vivir Cristo en nosotros si no nos dejamos porque estamos demasiado seguros de nosotros mismos. Eso nos falta.

Madre,

Ahí seguimos, luchando para seguirle sin mirar para los lados. Gracias por ayudarnos, Madre.

RETIRO MATRIMONIOS MADRID 21 -23 JUNIO 2024

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Ahora sígueme. Comentario para Matrimonios: Juan 21, 15-19

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EVANGELIO

Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 21, 15-19

Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, le dice a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?».
Él le contestó:
«Sí, Señor, tú, sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?».
Él le contesta:
«Sí, Señor, tú sabes que te quiero».
Él le dice:
«Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó:
«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero».
Jesús le dice:
«Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió:
«Sígueme».

Palabra del Señor.

Ahora sígueme.

Hubo un momento en que Pedro le dijo a Jesús que le seguiría a dondequiera que fuese y Jesús le dijo que no podía aún, que podría más tarde. Es ahora, después de la triple llamada al amor por Sus ovejas, un amor hasta dar la vida, es ahora cuando Pedro está bien dispuesto para seguirle.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Sofía: Ahora tengo claro que amo al Señor tanto como te ame a ti. Lo demás son falsos cariños.
Antonio: Es cierto que cuando decimos que amamos al Señor y no amamos a nuestro esposo se produce una contradicción.
Sofía: Pues eso. Que el Señor me pide que me entregue a ti y me sigue costando. Y cuando miro los momentos en que me resisto, son cosas tan ridículas que me digo a mí misma ¿Por esta chorrada no he sido capaz de entregarme?
Antonio: Yo, Sofía, sé que amas mucho al Señor y estás muy cerquita de Él, y eso te dará fuerzas para ir venciendo los desórdenes de tu corazón. Ten tu esperanza puesta en Él y sigue luchando. ¿Vale?
Sofía: Vale. Gracias Antonio por darme ánimos.

Madre,

Amo al Señor y amo a mi esposo pero no consigo amarle todo lo que me gustaría. Ayúdame Madre a entregarme.

Buscar las 3 patas. Comentario para Matrimonios: Juan 17, 20-26

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EVANGELIO

¡Que sean completamente uno!
Lectura del santo Evangelio según san Juan 17, 20-26

En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró, Jesús diciendo:

«No solo por ellos ruego, sino también por los que crean en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo en ellos, y tú en mí, para que sean completamente uno, de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.

Padre, este es mi deseo: que los que me has dado estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de la fundación del mundo.

Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, y yo en ellos».

Palabra del Señor.

 

Buscar las 3 patas.

La oración sacerdotal de Jesús es como una especie de testamento en el que le transmite al Padre un resumen de lo que ha hecho por nosotros y le pide que haya una continuidad y una evolución en lo que nos ha dado hasta que llegue a plenitud. En resumen, Jesús nos ha dado la Palabra, el Nombre y la Gloria. La Palabra que podría representar el plan de Dios, el Nombre que se refiere a la intimidad de Dios y la Gloria que viene a ser la Vida divina. Camino, Verdad y Vida. Es el legado de Cristo que nos lleva a hacernos uno entre nosotros y con la Santísima Trinidad a través de Cristo. Todo para hacernos uno.

 

Aterrizado a la vida Matrimonial:

José Luis: Poca gente sabe decir cómo le ayuda su Sacramento del matrimonio en la vida conyugal. Ya sé que está Cristo entre nosotros, pero ¿qué te parece si lo concretamos en la vida?

Andrea: Pues mira, yo lo resumiría en tres palabras que definen a Jesús: Camino, Verdad y Vida. Camino porque Él nos enseña a ser esposos. Tú mira a Jesús como Esposo de la Iglesia e interpreta toda tu entrega esponsal desde Su manera de entregarse y estarás acertando de pleno.

José Luis: En la Pasión especialmente, sí. Estoy de acuerdo. Respecto a la segunda, Verdad, yo diría que es introducirnos juntos en Su intimidad, que es la única verdad, porque Él “es” por Sí mismo, no necesita ninguna referencia a nada a lo que asemejarlo o compararlo o para determinar de dónde procede, porque sólo Él se explica a Sí mismo y lo demás son criaturas que provienen de Él. Si tú y yo nos adentramos en Su intimidad, y conocemos quién es, todos nuestros afectos se ordenarán adecuadamente en nuestro corazón y nos asemejaremos a Él. Además, según nos adentramos en Su intimidad, Él nos va haciendo uno con Él.

Andrea: Bueno, bueno… si estoy casada con un teólogo, qué maravilla. Y la tercera, la Vida, porque Él nos creó y nos dio la vida, pero luego nos ha salvado para darnos la vida eterna. Una vida sobrenatural que va mucho más allá de lo natural. Y en nuestro matrimonio, podemos participar de esa vida por la gracia de nuestro Sacramento. Sin ella, no podríamos hacernos uno entre nosotros.

José Luis: Oye que, como teóloga, tú tampoco te quedas corta… En resumen: Las 3 patas de nuestro camino espiritual: Formación, fe y vida. ¿A dónde iríamos sin nuestro Sacramento?

Andrea: A ningún sitio.

 

Madre,

Qué bendición que Dios quiera hacerse uno con nosotros. ¿Qué más podemos pedir? Sin Él ¿A dónde iremos? Alabado sea Dios.