Archivo por meses: diciembre 2023

Ha cambiado el mundo. Comentario para Matrimonios: Juan 1, 1-18

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EVANGELIO

El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18

En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
El mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Éstos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor.

Ha cambiado el mundo.

Queridos Esposos, la Verdad y la gracia nos han llegado por medio de Jesucristo. Él se ha hecho hombre y ha santificado nuestra vida cotidiana. Asume lo que no tenía ningún valor y pasa a tener un valor infinito. Ahora podemos configurarnos con Él y ser salvados en Él. Ahora podremos abrazarle y besarle en el cielo, porque nuestro Dios también es humano. Gloria a Dios y Sus designios amorosos.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Martín: Susana, la Navidad tiene que cambiar nuestra vida. ¿No te parece que debería ser así?
Susana: Debería, Martín, debería. Pero también debería haber sido así el año pasado, y el otro…
Martín: Ya, pero quizás es porque no recibimos al Niño Dios con fe. Quizá es porque no acogemos la gracia que esto supone para nosotros. Creo que nos falta fe.
Susana: Eso sí puede ser. Postrémonos ante el Niño y pidámosle esa fe para este año. ¿Te parece?
Martín: Me parece perfecto.

Madre,

Tú sabes bien cómo cambió el mundo con la venida de Tu Hijo. Que esta vez sí le recibamos. ¡Alabado sea el Niño Dios!

¿Fiestas o Navidad? Comentario para Matrimonios: Lucas 1, 26-38

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EVANGELIO

Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco varón?».
El ángel le contesto:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.

Palabra del Señor.

¿Fiestas o Navidad?

Por una mujer (Eva) perdimos la inocencia originaria que nos permitía a los esposos mirarnos participando de la mirada del Creador. Por una mujer, la Santísima Virgen Inmaculada, que arranca este Proyecto misionero de Amor Conyugal para Matrimonios, se hace posible en Cristo recuperar por la revelación de la Palabra y por la acción del Espíritu Santo, esa manera de mirarnos.
María, mediadora de la misericordia de Dios, “Espejo de justicia y causa de nuestra alegría”. En ti, Él quiso re-crear todo de nuevo y emprender el camino del perdón eterno (“Puerta del cielo”). Todo tenía que volver a empezar en Ti (“Reina concebida sin pecado original”), y así, te convertiste en la segunda Eva (“Madre de la Iglesia”). Otra vez una mujer sin pecado que estuviera dispuesta a obedecer (“Virgen fiel”) para dar lugar a la Nueva Alianza (“Arca de la alianza”). En Ti, por puro amor, Dios vuelca toda la gracia (“Madre de la divina gracia”), incluso el mismísimo Dios se nos da a través de Ti (“Madre de Cristo”). Madre, eres un don tan grande para todos nosotros, que no podemos dejar de dar gracias a Dios por Ti (“Virgen digna de alabanza”, “Reina de la familia”, “Reina de la paz”…).

Aterrizado a la vida matrimonial:

Mario: ¡Felices fiestas!
Marta: No, Mario, no. Yo quiero celebrar la Navidad, no las “fiestas”. Porque yo estaba sufriendo en nuestro matrimonio: Yo me sentía sola, desamparada, cansada de todo, deprimida. Pero entonces, me agarré de la mano de María consagrándome a Ella y poniéndolo todo en Sus manos. Ella me trajo a Jesús y recobré la ilusión, ya no me sentía sola, tenía fuerzas renovadas, me traía Su gracia y me llenaba de esperanza. Mi Madre me trajo a Jesús y Él cambió mi vida, le dio la vuelta a todo, mi idea del matrimonio que pasó a ser una llamada de Dios, mi capacidad de autodominio, mi apertura a Su voluntad, mi manera de verte a ti, esposo, mis expectativas para mi vida crecieron exponencialmente… Esta es la Navidad que quiero celebrar. Dios nace en mi corazón y lo hace todo nuevo. Dios nace en nuestro matrimonio y lo salva. Dios nace en el mundo y lo redime.

Bendita Madre,

Mediadora de todas las gracias, damos gracias a Dios por los dones que te ha concedido para interceder por nosotros. Desde aquí, te deseamos también feliz Nochebuena. No fue una noche muy agradable para ti, pero luego vino la Navidad. Dios nunca defrauda, y Tú tampoco. ¡Gracias Madre!

Imprevistos del Espíritu. Comentario para Matrimonios: Lucas 1, 57-66

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EVANGELIO

Nacimiento de Juan Bautista.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 57-66

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo:
«¡No! Se va a llamar Juan».
Y le dijeron:
«Ninguno de tus parientes se llama así»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:
«Pues ¿qué va a ser este niño?».
Porque la mano del Señor estaba con él.

Palabra del Señor.

Imprevistos del Espíritu.

Nosotros nos empeñamos en programar nuestra vida según nuestros criterios, pero los designios de Dios muchas veces van por otro lado, y tengo que estar abierto a ello, porque como me dijeron una vez y con mucha razón: Por los imprevistos «se cuela» el Espíritu Santo. Así que las cosas no van bien cuando van como yo había previsto, sino cuando van como Dios quiere. Es decir, siempre.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Marisa: Creo que mi matrimonio es nulo. Yo me había imaginado otra cosa. Me casé pensando que era un príncipe azul y me encuentro con el fantasma de las causas perdidas.
Carlos: Bueno, digamos que te creaste unas expectativas diferentes a lo que está siendo la realidad. Pero vamos a ver, ¿Tú amas a tu esposo?
Marisa: Yo sí. Pero él a mí no.
Carlos: Pues acógelo tal como es y entrégate con todo lo que eres y verás la obra de Dios en tu matrimonio. ¿Te lo quieres perder?
Marisa: ¡No! La obra de Dios, no.
Carlos: ¿Acaso crees que Isabel y Zacarías esperarían tener como hijo al precursor de Cristo? No ¿Verdad? Pues empieza a hacer lo que tienes que hacer en tu matrimonio y confía. Ya verás cómo las cosas son mucho más hermosas de lo que parecen.

Madre,

Los designios de Dios son siempre más hermosos que los nuestros. Nos encanta estar en Sus manos. Alabado sea el Señor.

Ventana al cielo. Comentario para Matrimonios: Lucas 1, 46-56

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EVANGELIO

El Poderoso ha hecho obras grandes por mí.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 46-56

En aquel tiempo, María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” – como lo había prometido a “nuestros padres” – en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor.

Ventana al cielo.

Me encanta el Magníficat, porque nos muestra el interior del Corazón de María, abierto de par en par.
Ella me adentra en la pureza del Amor. Qué paraje más incomparable. Es la belleza de la gracia y de la humildad. Es la belleza de la presencia de Dios. Quizás podría decir que el Corazón de María es una ventana al cielo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Carmen: Juan, ¿Quieres asomarte conmigo al cielo?
Juan: Y eso ¿cómo se hace?
Carmen: Adentrándonos en el Corazón de María. Contemplemos el Magníficat juntos. María es la llena de Gracia, el Señor está perfectamente en Ella. ¿No te parece que eso es el cielo?
(Y Carmen y Juan estuvieron contemplando la humildad, la gracia, el poder de Dios, Su fidelidad, Su misericordia… Carmen y Juan estuvieron aquella tarde disfrutando un ratito del cielo.)

Madre,

Queremos vivir ya contigo en el cielo. Déjanos estar siempre en tu Corazón. Gracias, bendita Madre.

¡Es María! Comentario para Matrimonios: Lucas 1, 39-45

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EVANGELIO

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-45

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino deprisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».

Palabra del Señor.

¡Es María!

La experiencia de Isabel la conocemos bien, porque esa alegría y esa sensación de indignidad también la hemos vivido nosotros en oración ante la presencia de María, la Llena de gracia.
¿Quién mejor que Ella para acercarnos al Señor? ¿Quién mejor que Ella para llenarnos del Espíritu Santo? ¡Es María!

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Felipe: Ha habido un cambio en mi vida en todos los niveles, desde que nos consagramos a María.
Agustina: Yo también lo he notado. Vienen sucediéndose una serie de circunstancias y acontecimientos desde entonces que han condicionado y conducido nuestras vidas.
Felipe: Es verdad que hemos tenido que mantenernos fieles a esa consagración, confiando en Dios, como Isabel, que permaneció perseverante en la fidelidad a Dios y Él le dio un hijo cuando era impensable.
Agustina: Bueno, es cierto que por el camino Dios pone a prueba nuestra confianza. Tenemos que seguir manteniéndonos siempre firmes en la fe.

Madre,

¿Quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor? Bendita seas por siempre, Madre bienaventurada.