Proyecto Amor Conyugal en colaboración con la Santa Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Merced os invita a participar en un retiro para Matrimonios, con el objetivo de adentrarnos juntos en la Verdad del Matrimonio (según San Juan Pablo II) y experimentar la Alegría del Amor (según el Papa Francisco).
¿A quién va dirigido este retiro? a todos los esposos unidos por el Sacramento del Matrimonio o aquellos que en el momento de la inscripción no tienen impedimento alguno para contraer el Sacramento del Matrimonio, y que quieran vivir una EXPERIENCIA de AMOR juntos, estén en crisis o no. A todos los que quieran fortalecer y reavivar su Sacramento del Matrimonio.
FECHAS: Será desde el viernes 17 de marzo a las 18:00 h hasta el domingo 19 de marzo a las 17:30 h.
LUGAR: Seminario Diocesano de Huelva. Av. Santa Marta, 82, 21005 Huelva. Geolocalización: https://goo.gl/maps/R8tiEiPNUjhf7BPT9
PRECIO: (Incluye alojamiento, pensión completa y gastos diversos)
– Adultos: 315 € por matrimonio.
Suplemento económico para ayuda a otros matrimonios: Podéis aportar una cantidad adicional, a voluntad, que es muy importante para ayudar a otros matrimonios con dificultades económicas que quieren hacer el retiro.
Subvenciones: Si alguna matrimonio no puede asistir por problemas económicos que nos lo comente, por favor.
¿Cuándo? Lo antes posible. Se suele llenar en pocos minutos.
Nos pondremos en contacto con vosotros para confirmaros la reserva de plaza y daros las instrucciones para realizar el pago o indicaros si estáis en lista de espera. En caso de que no hubiese plazas disponibles.
Sobre Proyecto Amor Conyugal:https://proyectoamorconyugal.es/acerca-de está compuesto por matrimonios católicos que profundizamos en nuestra vocación conyugal y que ayudamos a otros a convertir su matrimonio en algo GRANDE.
Espíritu inmundo, sal de este hombre.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 5, 1-20
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos.
Apenas desembarcó, le salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo. Y es que vivía entre los sepulcros; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para dominarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó con voz potente:
«¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes».
Porque Jesús le estaba diciendo:
«Espíritu inmundo, sal de este hombre».
Y le preguntó:
«¿Cómo te llamas?».
Él respondió:
«Me llamo Legión, porque somos muchos».
Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos paciendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaron:
«Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos».
Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al mar y se ahogó en el mar.
Los porquerizos huyeron y dieron la noticia en la ciudad y en los campos. Y la gente fue a ver qué había pasado.
Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Y se asustaron.
Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su comarca.
Mientras se embarcaba, el que había estado poseído por el demonio le pidió que le permitiese estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:
«Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti».
El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.
Palabra del Señor.
Quédate y da testimonio.
Cuando estamos en las cosas del mundo, las cosas de Dios nos quitan la paz, nos ponen nerviosos e incluso nos pueden atormentar. También podemos rechazar a Cristo cuando viene a liberarnos de los “tesoros” del mundo. Si no apetece estar con el Señor, es porque estamos seducidos por el mundo y consideramos un “enemigo” a Aquel que quiere liberarnos de él y eso hace que sintamos un rechazo.
En cambio, el esposo que es liberado, desea abandonarlo todo y seguir a Jesús. Quizás sólo desee rezar y estar todo el día con Él. Pero es Jesús quien me dice a mí, como esposo: No, quédate con tu esposo y amándole a él o a ella, da testimonio de mí.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Jaime y su esposa Elena están rezando juntos.
Jaime: Te doy gracias Señor, porque hoy veo cómo en este Evangelio el hombre al que has salvado quiere seguirte, pero Tú le enseñas que la mejor manera de seguirle es yendo con su familia. A mí me has liberado de muchos demonios, y quedan aún algunos malos hábitos que intento atar y expulsar, y no lo consigo. Son más fuertes que yo. Se llaman orgullo y vanidad. Pero Señor, no dejo que me alejen de ti, porque en cuanto caigo, me confieso, pido perdón a mi esposa y me levanto. Cerca de ti, los demonios tienen miedo de que les eches, porque saben que tienes el poder para ello. Yo también sé que tienes poder para ello y estando a tu lado, estoy tranquilo.
Elena: Señor, a mí me siguen atormentando algunos demonios, como el del resentimiento o rencor y el de la sensiblería. Magnifico el mal que me hacen o tiendo a ver lo negativo en mi esposo. Veo cómo me destruye mi pecado, me envenena y me aleja de mi esposo, y acumulo esos resentimientos. No sé qué hacer, Señor, porque no quiero ir contra ti, ni quiero autodestruirme y destruir nuestro matrimonio. Te pido que permanezcas cerca de mí y me ayudes a superarlo, también con la ayuda de mi esposo. Yo prometo poner todo de mi parte.
Jaime: Elena, el hecho de que reconozcas tus tendencias al mal, es un paso muy importante. Eso es que Dios quiere sanarte. No tengas miedo, ¡Alégrate! Juntos con Dios venceremos. El poder de Dios es inmenso y Él está con nosotros.
Madre,
El mal tiene mucho poder, y quiere atemorizarnos. Es un misterio que nos supera, pero somos de Aquel que lo ha vencido y estamos tranquilos. Cada vez que el Señor nos libera, damos testimonio de Él. Esta liberación la hemos presenciado en muchos matrimonios ¡Gloria a Dios!