EVANGELIO
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-18
En aquel tiempo, Jesús se apareció a los once y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Palabra del Señor.
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Depende de mí.
Dice el Señor: A los que crean… Y es que la causalidad sacramental queda integrada por la relación entre la gratuidad divina que otorga el Don, y la libertad humana que coopera aceptándolo, todo ello dentro de una acción eclesial de índole litúrgica.
Se trata de establecer la relación que media entre el ex opere operato, lo que objetivamente es obrado por el sacramento, y el ex opere operantis, o aquello en que el efecto depende del comportamiento del hombre.
La disposición del sujeto puede afectar a la Gracia Sacramental de dos modos: Impidiendo la recepción de la misma al rechazar el sacramento, o perdiéndola después de haberla recibido.
¿Hasta qué punto estoy perdiendo o aprovechando la gracia sacramental de nuestro Sacramento del Matrimonio por no hacer o sí hacer aquello a lo que me comprometí? Yo… te quiero a ti… y me entrego a ti… todos los días de mi vida.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Luis: Carmen, cuanto más conscientes somos de la existencia de un Sacramento entre nosotros, veo que más efecto tiene, más valor descubro en ti, más deseo entregarme a ti, más experiencias sobrenaturales vivo contigo…
Carmen: Es cierto, hemos vivido muchos años de espaldas a nuestro Sacramento, como si no existiese la Gracia entre nosotros, y efectivamente, no la experimentábamos. Vivíamos la relación con nuestras fuerzas, y claro, el resultado eran las obras de la carne: Discordias, rencillas, celos…
Luis: Pero ahora, por el poder del Sacramento, vivimos cada vez más los frutos del Espíritu: amor, alegría, paz, paciencia, bondad…
Carmen: Nuestro Sacramento es brutal. Qué pena que tantos matrimonios se lo pierdan.
Madre,
La generosidad de Dios es inmensa. Que tengamos la disposición correcta para recibir toda la Gracia. Alabado sea Dios.