EVANGELIO
El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 2, 23-28
Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.
Los fariseos le preguntan: «Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?».
Él les responde: «¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que sólo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?».
Y les decía: «El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».
Palabra del Señor.
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Cuál es la esperanza.
Nos liamos con mucha frecuencia con las leyes que aprendemos, las normas y nuestros propios criterios. Hoy, tal como reza la aclamación anterior al Evangelio pedimos: El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón, para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama.
Eso es lo que estamos haciendo con las catequesis de San Juan Pablo en la que profundiza sobre el hombre escatológico. Así nos ilumina sobre la esperanza a la que nos llama, y cuando el Señor te muestra su plan para el cielo, entonces la esperanza nos eleva y nos anima a empezar a vivir el Reino aquí.
Aterrizado a la vida matrimonial:
María: Aprender sobre cómo seremos en el cielo, me sobrecoge. Me sobrecoge la grandeza que Dios tiene pensada para nosotros, esa divinización que realizará en mí por Su gracia; la intimidad que podemos llegar a vivir, entre nosotros y con Él, porque Él lo impregnará de Él todo en nosotros y en la creación entera.
José Antonio: A mí también me está ayudando a dejarme impregnar desde ya por el Espíritu Santo. Es cierto que ahora me toca verlo todo con los ojos de la fe, pero me está ayudando a ver a Dios en ti de un manera brutal.
María: Es verdad que Él hace tiempo que nos está abriendo los ojos. Por ejemplo, he podido ver que cuando hay discusiones entre nosotros es porque la voluntad de Dios no está en mi criterio ni en el tuyo, sino que Él pone parte de Su luz en mí y parte en ti, y tenemos que aprender a que haya en los dos un sola voluntad acogiendo el don recibido por el otro.
José Antonio: Es una maravilla, cuánta luz, cuánta belleza nos muestra.
Madre,
Su reino no es de este mundo, porque no se percibe con los sentidos, pero estatua aquí, porque podemos percibirlo con los sentidos de la fe. ¡Qué grande es el Señor!