EVANGELIO
Pedid y se os dará.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 5-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos: «Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice: “Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquel le responde: “No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?».
Palabra del Señor.
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Pedir renunciar.
Cuando uno descubre que eres Padre bueno, no queda más que pedir Tu Espíritu Santo. Sé que eso significa renunciar a controlar yo mi vida, y dejarme conducir por Él. Sé que eso implica que mis deseos vayan siendo ordenados hasta que coincidan con los Tuyos. Es tanto como darte carta blanca en mi vida, pero es lo mejor que te puedo pedir y lo más grande que me puedes dar.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Alberto: Ana, llevo un tiempo en oposición contra ti, porque me he sentido ofendido por ti en varias ocasiones, últimamente casi cada vez que hablo contigo. Yo también te he ofendido por mi orgullo, mi deseo de llevar razón en lugar de poner como prioridad el amor. Y le he pedido al Señor, en Su nombre, que me envíe Su Espíritu para que deje de luchar contra ti y empiece a luchar contra mis desórdenes.
Ana: Otras veces podrás ayudarme a mí a luchar contra el mal que me oprime. En definitiva, debemos ayudarnos a luchar contra el demonio que nos hace perder la alegría, que nos hace perder la esperanza. No eres tú mi enemigo, es el desorden de mi corazón que me impide amarte y es el diablo que nos desvía de la voluntad del Padre.
Alberto: Por eso, es el Espíritu el que puede devolvernos al buen camino. Le pido Su fortaleza para no desfallecer en esta lucha, le pido el don del consejo para saber orientarnos hacia Dios, le pido Su sabiduría, Su inteligencia… para dejarme guiar por Él.
Ana: Gracias, Alberto. Reconozco que yo también lo necesito a Él y reconozco que también te necesito a ti.
Madre,
Pedimos que el Padre nos envíe el Espíritu Santo en nuestras oraciones conyugales, para que Él nos una como sólo Él sabe hacerlo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.