EVANGELIO
Bienaventurado el vientre que te llevó. Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 27-28
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo:
«Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».
Pero él dijo:
«Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».
Palabra del Señor.
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Una felicidad mayor.
¿Quién no quisiera ser la Virgen María? ¡La Madre de Dios! No hay dignidad mayor entre los seres humanos. Ser Madre de Dios es un motivo para la felicidad ¿no? Menudo don… Pues cuando le dicen esto a Jesús, Él no responde que “no”, sería una barbaridad. Pero responde con una alternativa aún mejor: “Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen”. Tela marinera. Según nos enseña Jesús, esto es motivo de mayor felicidad que ser madre de Cristo.
Y ahí anda, la humanidad, buscando la felicidad por los rincones… Las empresas de marketing y publicidad lo saben muy bien, y se aprovechan de ello: Los dispositivos de tecnología, el entorno gourmet, las experiencias turísticas, centros de relajación, centros de belleza… Tanto y tanto negocio que se mueve en torno a la búsqueda de la felicidad.
Pues nada, dichosos los que escuchan el Evangelio y lo cumplen. Lo demás son zarandajas, por muy bien que nos lo vendan.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Luisito: Mamá, ¿por qué los cuentos acaban con el “y fueron felices” y no cuentan cómo lo consiguieron?
Marisa: Pues por eso, porque son cuentos. Ellos nos saben cómo hacer felices a la gente. ¿Tú quieres que yo te enseñe un libro que sí te cuenta cómo ser feliz?
Luisito: ¡Vale!
Marisa: (Llama a voces a su esposo) Santi, tráete el Evangelio y vente, que Luisito quiere conocerlo.
Santi: Aquí estoy. Mira, Luisito, en este libro viene todo. Por ejemplo, te voy a leer este pasaje… “al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.”
Luisito: O sea, que si me quitan un juego y no me enfado ¿soy feliz?
Marisa: Por supuesto. Lo que te hace infeliz en esa situación es que te importen mucho tus juegos. Si te importan las personas más que las cosas y te importa más que disfrute tu amigo, serás feliz si se lleva tu juego ¿no? ¿A ti te importa que los demás sean felices?
Luisito: Sí. Me gusta verlos reír.
Santi: Pues si eso es lo que más te gusta, serás feliz, porque ya no te importará lo que te pase a ti.
Luisito: Vale, mañana me llevo un juego al cole a ver si consigo que me lo quiten.
Marisa y Santi: Jajaja…
Marisa: Anda, duérmete ya que es tarde.
Santi: Mañana seguimos leyendo del libro de la felicidad.
Madre,
Nos encanta leer la Palabra y paladearla. Y cuando la cumplimos, es verdad que tocamos la felicidad. Cielo y tierra pasarán, más Sus palabras no pasarán. Alabado sea Ntro. Señor por siempre jamás.