EVANGELIO
Amad a vuestros enemigos.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
Palabra del Señor.
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Beatus.
Per-fecto viene de per-factus, totalmente hecho, que no le falta de nada. La perfección está íntimamente unida a la felicidad. Beatus significa feliz en latín. ¿Puede alguien que odia ser feliz? Obviamente no. Si amo hasta a mis enemigos, tengo muchas posibilidades de convertirlos en amigos. Me libero de la carga del rencor y del resentimiento que tanta tristeza provocan. En amar a todos en todas las circunstancias está mi posibilidad de ser totalmente feliz. En amar a mi esposo hasta en sus peores momentos, reside la posibilidad de ser totalmente feliz, y que no me falte de nada, porque entonces estaré en Dios y Dios en mí, y no hay mayor felicidad.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Carlos: Me he dado cuenta de que me traicionan los sentimientos. Cuando te hablaba de ese que no confía en mí, y que me compadecía de él por las posibles heridas que podrá tener y que le hacen desconfiar, y tú entonces intentabas demostrar que tiene motivos para desconfiar de mí, y me sentí dolido contigo. “Siempre exigiéndome la perfección y excusando a los demás”, pensé.
Pero luego me di cuenta de que no es una exigencia, es tu deseo de que reconozca mis tendencias al mal porque tú quieres que esté más cerca del Señor. Sabes que sólo eso me hará feliz. Gracias por desear algo tan grande para mí.
Laura (esposa de Carlos): De nada cariño. Escuchándote pienso que quizás te juzgué muy duramente. Ahora veo que estás más cerca de Dios de lo que pensaba. Me alegra mucho. Y sí. Viéndote feliz, soy más feliz.
Madre,
Ayúdame a adentrarme en el Corazón de Jesús, para que me llene de Él y aprenda a amar como Él. Dentro de Su Corazón se descubre el Amor. Alabado sea por siempre.