Archivo por meses: diciembre 2021

Lección de amor. Comentario para Matrimonios: Lucas 2, 41-52

EVANGELIO

Los padres de Jesús lo encontraron en medio de los maestros.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 2, 41-52

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que se enteraran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
«Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados».
Él les contestó:
«¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?».
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura, y en gracia ante Dios y ante los hombres.

Palabra del Señor.

 

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Lección de amor.

Jesús hace sufrir a Su Madre y a Su padre. Y Dios permite también ese sufrimiento en Jesús, que los ve sufrir. Y todo este sufrimiento que provocan el Padre y el Hijo a Sí mismos y a José y María, lo hacen por amor. ¿Hacer sufrir por amor?
A veces Dios, para mostrarnos Su intimidad, nos provoca un sufrimiento. Tenemos que aprender a vivir la cruz, porque es lo que redime. Este sufrimiento que provoca Jesús deliberadamente a sus padres, es para que aprendan a tomar distancia de Él, porque Él, ante todo, es Hijo de Dios. Ellos tenían que aprenderlo y aquel día, tomaron conciencia de ello.
Pero este hecho, lejos de alejar a María de Jesús, al contrario, le une más. Ahora conoce más su intimidad, conoce más a Su Hijo pero como Segunda Persona de la Santísima Trinidad. Ahora lo ama más como lo que es, como Quien es. Y esto la une más a Él.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Carmen: Hay momentos en los que vivo un sufrimiento por ti. Otros en los que vivimos juntos sufrimientos por nuestros hijos. Pero si los vivo como voluntad de Dios, lo que podría tener unas consecuencias nefastas para nuestra relación, se convierte en un motivo de unión aún mayor contigo.
Alberto (esposo de carmen): A ver, ponme un ejemplo que no acabo de verlo claro.
Carmen: Pues mira, esta tarde, por ejemplo, has tomado una decisión sin contar conmigo. Eso me ha hecho sentir que no te importo. Pero en ese momento, he caído en la cuenta de que te estaba juzgando y me estaba mirando yo en plan víctima. Ambas cosas contrarias al amor. Así que he concluido que el Señor estaba permitiendo esa situación para fortalecer mi amor por ti. Así que he ido y te he dado un abrazo.
Alberto: Pues perdona, no me he dado ni cuenta. Pero el abrazo, ¿ha sido forzado?
Carmen: No, no. He tomado conciencia de que esa situación era voluntad de Dios para fortalecer mi amor hacia ti y la he aprovechado. Ya no te veía como el culpable, te veía en ese momento como un instrumento de Dios para hacerme crecer en el amor, para entender qué es el amor de verdad, y aprender también a excusarte, porque el amor, excusa sin límites.
Alberto: Muy interesante. Difícil, pero interesante.
Carmen: Luchar contra nuestras pasiones siempre es difícil, pero es liberador. Llega un momento en que ya no te arrastran.
Alberto: Lo probaré. ¡Gracias! Y gracias por amarme cada día más. Lo estoy notando muchísimo.

Madre,

Muéstranos ese Corazón donde guardas todas las cosas de Dios. Comparte tu Amor con nosotros. Alabado sea Dios que te enseñó a amar así.

Nuevo comienzo. Comentario para Matrimonios: Juan 1, 1-18

EVANGELIO

El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 1-18

En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
Pero a cuantos la recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Palabra del Señor.

 

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Nuevo comienzo.

La gracia y la verdad me han llegado por medio de Jesucristo. Esto es real, no es un paréntesis navideño del que me olvido el resto del año. El gozo y la alegría que siento hoy perdurarán a lo largo de toda mi vida, porque los que creemos en Él, hemos nacido de Dios, y de Él recibimos gracia tras gracia.
Qué misterio: El Niño Dios. Una imagen para contemplar y contemplar. Dios dependiente de nosotros. Dios que empieza a aprenderlo todo… Qué imagen tan enternecedora. Dios ha querido despojarse de Su condición divina para ser bebé. El Salvador envuelto en pañales. ¿Quién como Dios?

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alejandro: Después de mi conversión, todo ha cambiado. Veo todo de otro color, interpreto las cosas de otra manera. Para mí, las Navidades tienen otro significado.
Ana: Para mí, también. Mi alegría ya no depende de las relaciones familiares, si andan mejor o peor. Si me aceptan, si me quieren, si me han hecho daño… Todo eso ya no importa. Hay algo mucho más grande que lo supera y lo recubre todo, que llena mi alma y mi corazón. Ha venido Jesús. El Salvador de mis debilidades concretas, tan esperado… ¡Qué implicaciones tiene eso para mi vida!
Alejandro: Justo. Tampoco importa lo que comamos, ni los regalos que nos hagamos. Hay un motivo mucho más grande para estar llenos de gozo. Celebramos que ha venido Él. ¡Viene a liberarnos!
Ana: ¡Qué día tan grande! Tenemos que tomar conciencia en este día de la grandeza de este inmenso don de Dios. ¡Dios con nosotros! Wow

Madre,

Alégrate, llena de gracia. El Señor está con nosotros. Tú nos lo trajiste al mundo y nosotros hoy lo recibimos con alabanzas y llenos de júbilo. ¡Alabado sea Dios! ¡Gloria a Dios!

Fuerza de salvación. Comentario para Matrimonios: Lucas 1, 67-79

EVANGELIO

Nos visitará el Sol que nace de lo alto.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 67-79

En aquel tiempo, Zacarías, padre de Juan, se lleno del Espíritu Santo y profetizó diciendo:
«”Bendito sea el Señor, Dios de Israel”, porque ha visitado y “redimido a su pueblo”, suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la “misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza” y “el juramento que juró a nuestro padre Abrahán” para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante “del Señor a preparar sus caminos”, anunciando a su pueblo la salvación por el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la paz».

Palabra del Señor.

 

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Fuerza de salvación.

“Ha redimido a su pueblo suscitándonos una fuerza de salvación”, para que “libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros días”. Así reza el Benedictus. Estamos demasiado pendientes de la fuerza del mal y le prestamos tanta atención, que a veces nos puede parecer que es inútil todo lo que podamos hacer.
Pero existe una fuerza infinitamente más fuerte, que es la fuerza de la salvación que nos libra de nuestros enemigos. Nuestros enemigos son nuestras propias tendencias al mal, que residen en nuestro corazón y me impiden amarte. Pero ¿experimento esa fuerza de salvación? Como todo lo que viene de Dios, es una brisa suave que está en lo profundo y tengo que tener sensibilidad para apreciarla pero está. Es suave pero tan poderosa que es imparable. Avanza lentamente pero no ceja en su empeño de purificarnos. Es el Amor de Dios que reside en nosotros y se llama Espíritu Santo. Sólo tengo que darle permiso para actuar, sólo eso, y Él hará Su obra.
El Espíritu Santo tiene el poder de encarnar al Hijo de Dios, que llega esta noche. El Infinito hecho carne por obra Suya. Acojamos al Niño Dios experimentando esta fuerza que viene de lo alto.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Luis: Algo hay en mí que me empuja a quererte cada día más. Cada vez me duele más hacerte daño, cada vez te echo más de menos cuando te alejas de mí. Cada vez me empuja a tener más cuidado de no herir tu sensibilidad. Y cuando lo hago, me arrepiento enseguida. Noto esa fuerza, noto la fuerza del Espíritu que actúa uniéndome a ti como nunca antes había imaginado.
Marta: A mí me pasa igual. Te experimento más dentro de mí que nunca. Él lo está haciendo posible. Dios está naciendo en nuestra unión y cada vez es más patente Su Amor entre nosotros. Es impactante, impresionante, pero es verdad.

Madre,

Esperábamos a Tu Hijo con ilusión, y ya llega. Experimentamos una alegría interior desbordante. ¡Qué gran acontecimiento celebramos hoy! Un acontecimiento que cambia nuestra vida desde ya y para la eternidad. Experimentamos Su fuerza. Hoy…, os ha nacido un Salvador, que es Cristo el Señor. ¡Gloria a Dios!

Mi misión ahora. Comentario para Matrimonios: Lucas 1, 46-56

EVANGELIO

El nacimiento de Juan Bautista.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 57-66

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella.
A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo:
«¡No! Se va a llamar Juan».
Y le dijeron:
«Ninguno de tus parientes se llama así»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo:
«Pues ¿qué va a ser este niño?».
Porque la mano del Señor estaba con él.

Palabra del Señor.

 

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Mi misión ahora.

Zacarías significa el que se acuerda de Dios, Juan significa el que manifiesta a Dios. No podía llamarse Zacarías, pues en aquella época el nombre identificaba la misión de las personas. Juan tenía la misión de anunciar a Dios. Era el momento de dejar de mirar a la antigua alianza y empezar a mirar a la nueva.
La obediencia me libera. Mientras otros cargan con responsabilidades respecto a sus designios, nosotros los dejamos en las manos de Dios. ¿Cuál es mi misión ahora mismo con mi esposo? ¿Y de mi matrimonio en esta etapa? ¿Y con nuestros hijos u otros seres queridos? Sólo Dios sabe cuál es esa misión. Señor, ponle nombre y nosotros obedecemos tus designios.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marga: Es cierto lo que me dices. Estoy constantemente mirando para atrás y fijándome en lo negativo tuyo. Eso es fruto de mi naturaleza caída. Reconozco que me desanima y no me ayuda a crecer ni a esforzarme más. Es una actitud destructiva y dañina. La pregunta que me voy a hacer a partir de ahora es ¿Qué querrá Dios de mí para que nuestro matrimonio sea un poquito mejor mañana? De momento sé una cosa: Todavía soy esclava de algunas pasiones que me dominan y me impiden dejar libre al Espíritu para que construya un amor entre nosotros. Son esas cosas que me siguen molestando de ti, o esas distracciones que me impiden centrarme en el amor. He sido creada para amar, y en cualquier situación en la que no amo, es una situación que no beneficia a nuestro matrimonio. Te pido perdón por esas situaciones que provoco, Ramón.
Ramón: Qué maravilla, Marga. Cuánto me ha gustado tu reflexión y tu actitud humilde. Por supuesto que te perdono, y además te pido perdón yo también, porque yo también he hecho eso mismo que has descrito. Me encanta tu nueva propuesta y me sumo a ella. Voy a estar atento también a todas las situaciones en las que no te estoy amando, para priorizar el amor por encima de todo. Para ello necesitamos estar muy llenos de la gracia. Tenemos que rezar mucho y recibir los sacramentos… ¿Qué te parece?
Marga: Me encanta el plan. Estoy deseando que llegue mañana. Y pasado, y el otro, y el otro… ¿Qué nos deparará Dios?
Ramón: Algo que ni tú ni yo nos podemos imaginar hoy.

Madre,

Con que quitásemos cada día un impedimento de los que le ponemos al Espíritu Santo, nuestro matrimonio crecería exponencialmente. Dios nos ha dado una misión preciosa… Alabado sea el Señor, lento a la cólera y rico en piedad y misericordia. Amén.

Gustar la grandeza. Comentario para Matrimonios: Lucas 1, 46-56

EVANGELIO

El Poderoso ha hecho obras grandes por mí.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 46-56

En aquel tiempo, María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” – como lo había prometido a “nuestros padres” – en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Palabra del Señor.

 

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Gustar la grandeza.

María nos enseña a enamorarnos de Dios. Ella contempla a Dios y todas sus obras y se admira, se asombra. Contempla la encarnación y no puede más que proclamar la grandeza del Señor. Contempla los planes de Dios a través de Ella y se asombra más aún, exultante de gozo.
Ella es parte de la familia de Dios, se siente parte de la historia de Salvación. Es Madre de Dios y así lo vive todo, desde su misión, desde su vocación.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Laura: Jaime, en mi oración contemplo al Señor y no paro de maravillarme. Todo lo que viene de Él es tan hermoso… Nos empeñamos muchas veces en inventar otros caminos, cuando no hay nada más hermoso que Su plan. Yo desde luego, no quiero nada que no venga de Él.
Jaime: Es un misterio que durante tantos años no hayamos sido capaces de verlo. Estábamos ofuscados en nuestras cosas, en nuestros criterios, y no éramos capaces de ver la maravilla de Dios en nosotros y cómo, cuando se lo permitimos, actúa por nosotros. Me maravilla la obra que es capaz de hacer a través de nosotros sus siervos.
Laura: Alabado sea el Señor.
Jaime: Alabado sea.

Madre,

Gracias por abrirnos tu corazón y mostrarnos el amor que lo colma. Con tu amor nos enseñas a amar a Dios. Nuestra boca habla de lo que tenemos en el corazón, y tú tienes a Dios en Tu Inmaculado Corazón. Gracias Madre.