EVANGELIO
El otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 2-8
El primer día de la semana, María la Magdalena echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Palabra del Señor.
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Camino de maduración.
Hoy ponemos la mirada en Juan. En su camino hacia el sepulcro reconocemos un camino de pureza.
Dice el papa Francisco: «Tener un corazón puro es un camino de purificación interior. Hay que reconocer que, con frecuencia, nuestro peor enemigo está escondido dentro de nosotros mismos, y necesitamos convertirnos al Señor. Este proceso implica reconocer la influencia del mal que hay en nosotros, y dejarse conducir con docilidad por el Espíritu Santo; es un camino de maduración, supone renuncia, sinceridad y valentía.»
Juan no pretende ser el primero, actúa desde un segundo plano obediente a la voluntad de Dios que había establecido a Pedro como el Pastor al que ha confiado Sus ovejas. Juan espera a que entre Pedro primero.
Los esposos somos distintos, pero ¿Reconozco yo cual es el rol que me ha asignado Dios en mi matrimonio y cuál le ha asignado a mi esposo para respetar Su voluntad? ¿Me suelo poner en segundo plano?
Aterrizado a la vida matrimonial:
Ramón y Teresa están siguiendo un camino de purificación de su corazón. Han alcanzado a ver los desórdenes que hay en su corazón, que les llevan a una competitividad, a querer llevar razón, etc. Estaban siempre juzgándose y reprochándose mutuamente a la par que se exigían ser valorados por el otro. Pero han abandonado este camino y han emprendido un camino en el que ambos desean ponerse en último lugar. Teresa está intentando parecerse a María, haciéndose pequeña y aceptando la voluntad de Dios en todo momento. Ramón, aunque no entiende muchas cosas, también se somete a la voluntad de Dios, no tomando decisiones si no han sido confirmadas por el Señor. Ramón extrema su delicadeza hacia Teresa y la protege de cualquier agresión (incluyendo las suyas hacia ella). Teresa practica la docilidad con su esposo.
Ahora en Su hogar, es Jesús quien reina.
Madre,
Ayúdanos en este camino de purificación, para que la soberbia no se imponga y dejemos paso a la acción del Espíritu Santo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.