Archivo por meses: octubre 2020

Con mucho cariño. Comentario para Matrimonios: Mateo 21, 33-43

EVANGELIO

Arrendará la viña a otros labradores.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21, 33-43

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.
Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.
Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.
Y, agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?».
Le contestaron:
«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a sus tiempos».
Y Jesús les dice:
«¿No habéis leído nunca en la Escritura:
«La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente»?
Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».

Palabra del Señor.

Palabra del Señor.

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Con mucho cariño.

El Señor nos encomienda una misión. Primero nuestro matrimonio, segundo nuestra familia y tercero otras… Las ha preparado con mucho cariño para que nuestra vida dé fruto abundante. Y enviará a otros para que recojan ese fruto: Nuestros propios hijos, otros matrimonios… Pero puede que en lugar de entregarles un fruto, les llevemos a la muerte del pecado y la autodestrucción con nuestras enseñanzas y con nuestro ejemplo.
Espero que yo sea digno de esta misión que Dios me ha preparado con tanto esmero y entregue los frutos que Él espera a los que Él quiere que los reciban.
El Señor es la piedra angular de mi matrimonio. Espero contar con Él y estar bien dispuesto para recibir Su gracia, o no podré dar ningún fruto.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Laura: Entonces, para ti, qué representa tu esposo.
Marta: Para mí, mi esposo es un don de Dios y supone mi misión en esta vida.
Laura: ¿Y si no te hace feliz? ¿Y si no es como tú esperabas?
Marta: Mi misión es amarle hasta que sea lo que Dios espera de él.
Laura: ¿Y si él no quiere? Porque obviamente él tiene algo que decir en todo esto. Hay libertad religiosa.
Marta: Si él no quiere, yo tendré que amarle más hasta que descubra a Dios y lo que espera de él.
Laura: ¿Y si no lo descubre en toda su vida?
Marta: El resultado no depende de mí, pero yo habré cumplido la misión que se me ha encomendado. El resto lo dejo en manos de la misericordia de Dios.
Laura: Pues sí que lo tienes claro, sí.

Madre,

Bendita misión la de nuestra vocación. Es difícil, pero es grande y exige ni más ni menos que la santidad. Danos la fortaleza del Espíritu Santo para permanecer en la lucha. Alabado sea Dios que nos ha confiado esta misión. Su misión.

A lo que aspirar. Comentario para Matrimonios: Lucas 10, 17-24

EVANGELIO

Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 17-24

En aquel tiempo, los setenta y dos volvieron con alegría diciendo:
«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».
Jesús les dijo:
«Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno.
Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».
En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a los pequeños.
Si, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar».
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».

Palabra del Señor.

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A lo que aspirar.

A veces nos entusiasmamos con el poder que nos da Dios. Cuando colaboramos para salvar un matrimonio, nos invade una alegría inmensa, porque hemos alejado el mal de ellos por obra del Espíritu Santo. Es una fuerza que recibimos del Señor, pero deberíamos estar aún más alegres por lo que el Señor ha hecho por nosotros, porque Él me ha salvado, y me ha preparado un sitio en el cielo. Ahora puedo trabajar para Él, porque soy discípulo Suyo. Ahora puedo actuar en Su nombre, no por mis méritos.
Pero como dice San Juan Pablo, la pureza predispone para recibir la sabiduría. Ahora el Señor me puede dar a conocer Sus cosas, no por mis méritos, sino por estar en gracia.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Paco: Llevo tiempo, primero luchando contra mis vicios y después intentando vivir dócil al Espíritu Santo.
Ramón: Y ¿cuáles dirías que han sido las consecuencias para ti y para tu matrimonio?
Paco: Ahora veo la vida con mucha más claridad. He aprendido a ver la verdadera belleza de mi vida, de mi vocación y de todo lo que me rodea. He experimentado un cambio de mirada que me ha traído la alegría.
Ramón: Y tú, Lucía, ¿qué dices?
Lucía (esposa de Paco): Que ha sido exactamente así. Paco era un hombre amargado, e introducía toda su amargura en nuestro matrimonio y en nuestro hogar. Ahora él es la alegría de la casa. No sabría vivir sin él. Ha sudado tinta, pero ha merecido la pena. Esto no puede ser obra suya, tiene que haber intervenido una fuerza sobrenatural.
Ramón: Claro. El Espíritu Santo, y lo que vivís ahora son Sus frutos.

Madre,

Sólo aquellos que están en gracia, pueden alcanzar la sabiduría, esa que Dios no le da a los sabios sino a los limpios de corazón. Alabado sea el Señor por siempre. Amén.

Para que me cuide. Comentario para Matrimonios: Mateo 18, 1-5.10

EVANGELIO

Sus ángeles están viviendo siempre en los cielos el rostro de mi Padre celestial.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 1-5.10

En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
«¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?».
Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:
«En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge en mí.
Cuidado con despreciar a uno estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en los cielos el rostro de mi Padre celestial».

Palabra del Señor.

AVISOS:

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Para que me cuide.

Hoy celebramos del día de los ángeles custodios. Cada uno tenemos un ángel custodio asignado. Es un espíritu súper fuerte y mucho más inteligente que cualquier ser humano de la tierra. El Señor lo pone a mi servicio para que le obedezca y así me pueda guiar en la misión que me ha encomendado. Mis enemigos en esta misión serán sus enemigos, y él los aniquilará en el nombre del Señor.
Me ha impresionado esto dice el Señor en la primera lectura:
«Voy a enviarte un ángel por delante, para que te cuide en el camino y te lleve al lugar que he preparado.
Hazle caso y obedécele. No te rebeles, porque lleva mi nombre y no perdonará tus rebeliones. Si le obedeces fielmente y haces lo que yo digo, tus enemigos serán mis enemigos y tus adversarios serán mis adversarios.
Confiemos nuestra misión de esposos a nuestros ángeles custodios y obedezcámosles para seguir el camino que ellos nos indican.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Ana: Y si no sé qué hacer ya para que mi esposo escuche la verdad. Yo también reconozco que soy muy pasional, y no estoy siendo un ejemplo para él, así que, no soy un buen referente para marcarle el rumbo.
Matrimonio Tutor: Tenéis que contar con vuestro ángel de la guarda. Él os protege de los demonios y os ayuda a dominar vuestras pasiones desordenadas. También es bonito encargarle una misión para que trate con el ángel de la guarda de tu esposo. Entendemos que entre ellos hay una unión muy fuerte, porque la hay entre vosotros. Podéis ponerles a trabajar en equipo por vuestro matrimonio.
Ana: ¡Ah! Muy buena idea. Es verdad que uno se olvida de que tiene un ángel de la guarda y no es precisamente un muñequito de dibujos animados. Es una persona muy importante en mi vida porque la ha puesto Dios expresamente a mi servicio. ¡Gracias por la sugerencia! Lo pondré en práctica.

Madre,

Damos gracias a Dios por la ayuda de nuestro ángel de la guarda. Que aprovechemos plenamente su poder y su servicio para mayor gloria de Dios. Alabado sea por siempre.

¿No puedo? Comentario para Matrimonios: Lucas 10, 1-12

EVANGELIO

Descansará sobre ellos vuestra paz.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-12

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envié obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: «El reino de Dios ha llegado a vosotros».
Pero si entráis en una ciudad y no os reciban, saliendo a sus plazas, decid: «Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado».
Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad».

Palabra del Señor.

AVISOS:

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¿No puedo?

Como corderos en medio de lobos, sin provisiones, sin zapatos, sin distracciones de ningún tipo, comiendo lo que nos pongan y con posibilidades de que nos rechacen, nos ridiculicen y se rían de nosotros, a lo que responderemos: “Nos sacudimos el polvo de nuestros pies sobre vosotros”. A ver si conseguimos que encima nos apedreen o algo… ¿Ese es el plan? Y ahora: ¡Poneos en camino! Nos dice el Señor. Pero… ¿Cuál es el aliciente? ¿Dónde está el atractivo a la propuesta del Señor? El caso es que, aquellos 72 se fueron de dos en dos a cumplir con la misión sin titubear. ¿Por qué? Porque detrás pensaba ir Jesús.
¡Ah! ¡Claro! Si supiéramos que va a ir Jesús allá donde fuéramos, aun con esas condiciones tan arduas, ¿no iríamos? Pues sí, porque llevamos algo grande. ¡El más Grande!
Así es el matrimonio. Vamos de dos en dos, en unas condiciones bastante precarias muchas veces, con pocos recursos, mal vistos, pero vamos a anunciar que el Señor está en el Sacramento del Matrimonio y va a hacer Su obra en todos los esposos que visitemos y que deseen acoger Su reino. ¿Algún plan más ilusionante?

Aterrizado a la vida matrimonial:

Laura: Lo intento, pero no puedo. No soporto a mi esposo.
Marta: ¿Cómo que no puedes? ¡Claro que puedes!
Laura: ¿De dónde saco las fuerzas?
Marta: Las fuerzas las sacas de tu sacramento, que para eso está. Por el sacramento has recibido la gracia necesaria para construir una unidad con tu esposo, a pesar de sus pecados. Así que no digas “no puedo” cuando en el fondo quieres decir “no quiero”. Porque poder, puedes.
Laura: Tienes razón. En el fondo es que no quiero.
Marta: Pues no te lo puedes permitir. Tienes que apartar esas pasiones que te impiden avanzar y luchar hasta el final. ¿Nos trazamos un plan virtuoso? Yo estaré contigo.
Laura: Valeee. Adelante.
Marta: ¡Siempre adelante! Quien mira para atrás no es digno de Él, eso dice el Señor.

Madre,

Si viene el Señor tras nosotros, vamos a evangelizar convencidos. Si está Cristo entre nosotros, caminamos seguros, aunque nos falte todo lo demás. Respondemos a Su llamada con decisión, en Él confiamos. Alabado sea el Señor.