Archivo por meses: octubre 2020

Salvaguarda del demonio. Comentario para Matrimonios: Lucas 11, 15-26

EVANGELIO

Si yo echo los demonios con el dedo de Dios, es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 15-26

En aquel tiempo, habiendo expulsado Jesús a un demonio, algunos de entre la multitud dijeron:
«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».
Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:
«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.
Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.
El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.
Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por lugares buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice:
“Volveré a mi casa de donde salí”.
Al volver, se la encuentra barrida y arreglada.
Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí.
Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».

Palabra del Señor.

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Salvaguarda del demonio.

Los demonios son ángeles caídos, y tienen una fuerza brutal. Un solo ángel destruyó con su espada de fuego las ciudades de Sodoma y Gomorra. ¿Quién se atrevería a enfrentarse a un ser así? Pues imaginemos a los demonios, esos “forzudos” a los que les hemos dado un poder de destrucción enorme, dejándonos engañar por sus mentiras. Son auténticos seductores que nos embaucan con una facilidad asombrosa. Repito: ¿Quién se atreve a enfrentarse a ellos?
Sólo mediante la fe, nos libramos de los demonios. La fe nos salvaguarda del demonio porque entra en el dominio sobrenatural en el que el demonio no puede penetrar. Y la fe se alimenta de la oración. No podemos abandonar nuestra relación de intimidad con Dios, o vendrán 7 demonios peores y se instalarán en nuestro interior. Contra ellos, sólo Dios basta.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Estaba el niño con el móvil todo el día. Su padre le quita el móvil bruscamente y lo lanza por el balcón, mientras le grita. El niño se levanta tirando la silla e insulta a su padre gravemente. La madre se mete por medio defendiendo al niño y el padre se enfurece aún más. Tira unas fotos de la familia que había en la alacena mientras agrede verbalmente a la madre, lleno de ira. La madre, Patricia, llama a su amiga María llorando, y le dice que su marido está desquiciado, que es una mala persona y que les está haciendo la vida imposible. La amiga le responde:
María: Por favor, créete que no es mala persona. No está desquiciado. El diablo se ha hecho fuerte en él. Tiene muchas presiones y no se siente querido ni admirado. Ha perdido su dignidad y sólo Jesús se la puede devolver. Tienes que hacer al Señor muy presente en tu casa.
Patricia: Ya pusimos al Señor y no ha servido para nada.
María: No es verdad, has dejado la oración desde hace semanas. No has sido constante y el demonio vuelve fortalecido. Tienes que llenar tu casa de Dios y ser muy perseverante en esto, porque es lo único que salvará tu hogar.
Patricia le hizo caso. Pasaron las semanas y parecía que el ambiente se iba tranquilizando. Pasaron los meses y se empezaba a respirar la paz en aquel hogar. Pasaron los años y se convirtieron en un matrimonio de Dios. El hijo respira un ambiente nuevo y se está llenando también del Espíritu Santo.

Madre,

Perdona a los que no creen en tu Hijo. Perdónanos también a nosotros y acrecienta nuestra fe, porque seguramente algo hemos tenido que ver en su incredulidad. Que entremos a diario en contemplación y así lleguemos a conocer íntimamente a quien es el Camino, la Verdad y la Vida, para que nos vaya adhiriendo a Él. A ti te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Sentirnos escuchados. Comentario para Matrimonios: Lucas 11, 5-13

EVANGELIO

Pedid y se os dará.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 5-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a los discípulos: «Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice: «Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle»; y, desde dentro, aquel le responde: «No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos»; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?».

Palabra del Señor.

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Sentirnos escuchados.

Necesitamos sentirnos escuchados. Pedir necesidades, buscar respuestas y pedir acogida cuando he pecado y necesito recuperar mi dignidad.
A veces a nuestro esposo, no le escuchamos en sus necesidades, ni le ayudamos a encontrar respuestas, ni le acogemos en su pecado. Esto es lo que hace que no se sienta comprendido, obviamente.

La oración es ese lugar en el que le pedimos a Dios, buscamos orientaciones sobre la verdad y llamamos al Corazón de Cristo para que nos lo vuelva a abrir. Cuando comparto mi oración a Dios con mi esposo, hablándole en alto, él/ella escucha lo que pido, lo que busco y los momentos en que vuelvo a llamar a la casa de Dios porque me había marchado de su lado. Es una oportunidad para compartir juntos una intimidad que a veces no somos capaces de transmitirnos directamente el uno al otro, pero a través del Señor, el yugo se vuelve llevadero y la carga ligera. Gloria a Dios!!

Aterrizado a la vida matrimonial:

Manolo: Nos cuesta mucho hablar, porque en seguida hay reproches y agresiones mutuas. Al final no hablamos. Discutimos. Y no somos capaces de arreglar nada.
Matrimonio Tutor: Os recomendamos la oración juntos. Es el mejor diálogo. Cuando rezamos juntos, se crea un ambiente de paz que nos permite compartir cosas que en cualquier otra situación provocarían una discusión. Se tratan temas profundos y en profundidad. Además, como le estamos hablando a Dios (aunque sea delante del otro), no hay ofensas entre nosotros, hay más sinceridad, más ternura, más humildad… El Espíritu está presente, sin duda y hace Su trabajo: Unirnos.
Raquel: ¡Suena bien!
Matrimonio Tutor: Además, Dios siempre os escucha, y se hace presente entre vosotros. Es una pasada.

Madre,

Pedimos que el Padre nos envíe el Espíritu Santo en nuestras oraciones conyugales, para que Él nos una como sólo Él sabe hacerlo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Don de piedad. Comentario para Matrimonios: Lucas 11, 1-4

EVANGELIO

Señor, enséñanos a orar.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 1-4

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».
Él les dijo:
«Cuando oréis decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en la tentación»».

Palabra del Señor.

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Don de piedad.

La lección de hoy del Señor, es muy útil para los esposos. No hay mejor manera de iniciar la oración que llamando a Dios “Padre” y tomando conciencia de ello. Él nos ama como hijos, y no tenemos nada que temer. Como decía Santa Teresa, solamente esa idea de un Dios que es Padre, es suficiente para caer en contemplación. Entender quién es Él y quién soy yo a su lado, y que Él quiera ser mi Padre, con todo lo que conlleva: amor, entrega, sufrimiento, hacernos herederos suyos, cuidarnos, enseñarnos, perdonarnos, acogernos… ¿Todo un Dios pendiente de mí de esta manera? Poder alcanzar a vislumbrar esto es obra del Espíritu Santo, especialmente por el don de Piedad.

¿Y por qué es útil para los esposos el don de Piedad? Para ser buenos esposos, primero tenemos que reconocernos hijos. Si no descubrimos que todo lo hemos recibido del Padre, que todo nos lo ha dado el Padre, y que nos ama infinitamente, nunca llegaremos a desear responder a Su llamada al Amor (con mayúsculas), ni tampoco llegaremos a percibirnos como hermanos. El don de Piedad me permite mirar a mi esposo con la dignidad de hijo de Dios. Obviamente, no trataré a mi esposo igual si lo veo como “… y a ti te encontré en la calle” que si lo reconozco como un hijo que Dios me ha encomendado para mi misión conyugal. Así le daré la dignidad que merece.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Carlos: (Rezando ante su esposa Teresa) Señor, gracias por esta hermana mía que me has dado por esposa. Sé que es un precioso don tuyo, aunque a veces la mire mal. Deseo acogerla en mi corazón y estar en el suyo, porque sé que ese es tu deseo, que seamos uno, como Vosotros sois uno. Me encuentro muchas dificultades, entre otras, mi propio pecado, pero eso no me va a desviar del rumbo de seguir Tu plan para nosotros. Tú has demostrado que me amas, y sé que no me vas a defraudar. Siguiendo el camino hacia ti, me siento seguro. Gracias Padre, por Tu sobreabundancia. Amén.
Teresa: (Rezando) Señor, me emociona escuchar a Carlos tan enamorado de ti. Le admiro por ese deseo de serte fiel y de acoger nuestro matrimonio como una vocación. Yo también quiero responderte aunque poco puedo ofrecerte ante tanta generosidad tuya. Seguiré luchando por hacer cada día más santo a mi esposo y así, llegar algún día juntos hasta ti para recibir Tu abrazo eterno. Alabado seas Señor. Amén.

Madre,

Compartimos un mismo Padre. Esto me honra y me llena de gozo, porque Él nos une con unos lazos que son más fuertes que la muerte. Así será entre todos cuando Su reino llegue a nosotros en plenitud. Rezo el Padrenuestro hoy con una alegría especial, lleno de esperanza y de júbilo. Padre Nuestro…

Andamos inquietos. Comentario para Matrimonios: Lucas 10, 38-42

EVANGELIO

Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte mejor.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose. dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».
Respondiendo, le dijo el Señor:
«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; sólo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».

Palabra del Señor.

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Andamos inquietos.

Marta se queja porque hace muchas cosas y María no. Jesús sabe que cuando no se llena uno de Dios, es incapaz de darse por amor, y anda comparándose y exigiendo a los demás que hagan lo que ellos hacen. Esto es muy revelador para los matrimonios. Cuando andamos inquietos, comparándonos, ¡mala señal! Quizás es que no permanecemos junto al Señor disfrutando de Su intimidad, como María. Si lo hacemos, la paz que recibiremos, no nos será quitada.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Paco: Ayer me tiré toda la tarde limpiando el trastero y tú mientras, rezando rosarios. A Dios rogando y con el mazo dando.
Lucía: Anda, Paco, no seas así. Te pedí que estuviésemos juntos un rato con el Señor y no quisiste. Yo no puedo dejar mi oración, o me muero. No puedo vivir sin el Señor. Es verdad que no soy santa, pero estoy enamorada del Señor y confío en Él.
(Meses más tarde)
Paco: Doy gracias a Dios porque mi mujer me introdujo en la oración. Ahora tengo una paz que antes no tenía. Ahora intento responder yo a Dios en lugar de esperar que me respondan a mí.

Madre,

Es el amor a Dios lo que nos salva. Por Él vivimos, nos movemos y existimos. Si nos alejamos de Él ¿Quién podrá salvarnos? Alabado sea el Señor que está cerca de nosotros y nos cuida y derrama Su Gracia sobre nosotros constantemente. Amén.

¿Qué no voy a esperar? Comentario para Matrimonios: Mateo 7, 7-11

EVANGELIO

Todo el que pide recibe.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 7-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!».

Palabra del Señor.

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¿Qué no voy a esperar?

La principal conclusión que sacamos de este Evangelio es que el Padre es bueno. Es mejor que cualquier otro padre o madre, y se preocupa más de nosotros de lo que jamás podríamos imaginarnos. A través de Jesús, vemos como Dios se compadece siempre de los más débiles, es incapaz de dejar sin comer a la muchedumbre o dejar de curar.
Sí, ese es nuestro Padre: Lleno de compasión, de misericordia, infinitamente generoso. Afortunadamente para nosotros, Dios es así. Él se implica, se compromete, se abaja, se humilla por nosotros. Mi Dios es ese que se hace un trocito de pan todos los días para que me lo coma ¿Qué no voy a esperar de Él? No hay otro padre igual.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Pedro: Sigo siendo un orgulloso, un vanidoso y un egoísta. Tú, muchas veces no me aguantas ¿Por qué no me cambia Dios si se lo pido?
Mercedes: Me cuesta aguantarte por mi pecado, porque no soy capaz de amarte como Dios, pero Él sí te ama. Te ama infinitamente. Puede que no estés haciendo todo lo posible por crecer en virtudes y desarraigar esos vicios de tu carácter, pero si no, ten por seguro que lo hará en el momento que Él considere. Dicen que Dios nunca nos explica el por qué, pero sí el para qué, y el para qué es para que sigas luchando, sigas madurando, y te hagas humilde al ver tus propias debilidades y tu dependencia de Él. Así tomamos más conciencia de que le necesitamos. Si no, vete a saber qué sería de nosotros. Acepta tus pecados con humildad y dile al Señor: Padre, tú quieres que siga en esta situación, pues yo también lo quiero. Donde Tú quieras, como Tú quieras, cuando Tú quieras.

Madre,

Somos muy afortunados de tener un Padre que nos ame tanto. No somos conscientes de hasta qué punto somos afortunados. Alabado sea nuestro Dios, sea por siempre bendito y alabado. Amén.