EVANGELIO
Soy manso y humilde de corazón.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-30
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».
Palabra del Señor.
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Dos motivaciones.
La sabiduría de Dios se ha reservado sólo a los humildes, y además, sólo los mansos y humildes de corazón encontrarán descanso en sus almas, porque su yugo será llevadero y su carga ligera. Dos buenas motivaciones para dejar el espíritu de dominio en el matrimonio y seguir el camino de la mansedumbre. A ver si por fin, dejamos de cansarnos y agobiarnos por resistirnos al camino del Señor.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Almudena: ¿Y qué habéis hecho para llevaros tan bien? Se os ve con una alegría que no teníais antes.
Lucía: Lo primero es pasar largas horas ante el Santísimo. Te aseguro que Él te cambia el corazón. Lo segundo es ceder nuestra voluntad. En cuanto hay el más mínimo atisbo de que podemos acabar enfadándonos, cortamos el tema.
Almudena: Buenos, pero hay cosas que tendréis que decidir y no estáis de acuerdo.
Lucía: Una cosa es no estar de acuerdo, y otro muy distinta enfadarse por no estarlo o por querer llevar la razón. Normalmente, si hablamos después de un buen rato ante el Santísimo o delante del Sagrario, todo va bien, porque el Espíritu Santo nos da el don de Piedad y somos capaces de mirarnos con la dignidad que Dios nos ha dado. Así que, no nos sale ofendernos. Es mano de santo.
Almudena: Eso lo tengo que probar yo con Javier. A ver si se deja y no acabamos discutiendo…
Lucía: Jajaja, es la pescadilla que se muerde la cola. Habla con él después de estar con el Señor. Te será más llevadero.
Madre,
Qué importante es la mansedumbre. Sólo con ser mansos, se evitarían la mayoría de los problemas del matrimonio. Qué razón tiene Jesús proponiéndonos que lo seamos para que nuestro matrimonio sea más llevadero. Él sí que sabe de lo que habla porque conoce nuestros corazones de esposos. Alabado sea el Señor que nos muestra el camino.