EVANGELIO
Vosotros, los que me habéis seguido, recibiréis cien veces más.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 27-29
En aquel tiempo, dijo Pedro a Jesús:
«Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».
Jesús les dijo:
«En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna».
Palabra del Señor.
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¿Cuál es la motivación?
Dice San Jerónimo. “No dijo: Que lo dejasteis todo (porque esto también lo hizo el filósofo Crates y otros muchos que despreciaron las riquezas), sino y que «me habéis seguido», que es propiamente de los apóstoles y de los creyentes.” De nada sirve dejarlo todo si no seguimos a Jesús. ¿Qué motivación puedo tener para renunciar si no es por amor?
Aterrizado a la vida matrimonial:
Carlos: Yo la verdad, me hablan de que tengo que renunciar para vivir el amor contigo y no lo entiendo, ni me motiva en absoluto.
Isabel: Es normal que la renuncia en sí no nos motive. Tiene que haber una motivación que nos impulse a renunciar. Ya lo decía San Pablo: Ya podía yo dejarme quemar vivo, que si no tengo amor, de nada sirve. Porque lo que tiene valor no es la renuncia, es el amor. ¿No deseas tener una relación de amor sincero conmigo? Descansar el uno en el otro, sentirnos importantes el uno para el otro…
Carlos: Lo veo un poco utópico, pero sí me gustaría, claro que sí.
Isabel: Lo vemos utópico porque nunca hemos sido capaces de renunciar a nuestros gustos y a nuestros criterios para hacerlo posible. Pero si lo hacemos, lo experimentaremos. Otros lo han hecho antes que nosotros y así lo testimonian. Si te garantizaran nuestro amor ¿Entonces serías capaz de renunciar?
Carlos: Entonces sí.
Isabel: Pues vamos a por ello.
Carlos: ¡A por ello!
Madre,
Los frutos en el amor vienen siempre del sacrificio y del dominio de sí de los esposos. El problema es que siempre hay que pasar por la cruz antes de vivir la resurrección. Danos fuerzas para ser perseverantes en la cruz, para poder saborear la resurrección con Cristo. Amén.