
Si ves mal a tu esposo/a y no ves a Dios en él/ella y en vuestro matrimonio, tienes el corazón “embotado”. Tienes que purificarlo con sacrificios y actos de amor hacia tu esposo/a.

Si ves mal a tu esposo/a y no ves a Dios en él/ella y en vuestro matrimonio, tienes el corazón “embotado”. Tienes que purificarlo con sacrificios y actos de amor hacia tu esposo/a.