
Nosotros esposos, nos ponemos hoy ante ti, Señor, para preguntarte ¿qué debemos hacer con nuestro matrimonio, nuestros hijos, nuestro tiempo…? Hágase Tu voluntad, Señor.

Nosotros esposos, nos ponemos hoy ante ti, Señor, para preguntarte ¿qué debemos hacer con nuestro matrimonio, nuestros hijos, nuestro tiempo…? Hágase Tu voluntad, Señor.

Dios nos hace hombre y mujer para que nos hagamos uno. Ello implica salir de mis gustos, criterios y costumbres para entrar en los tuyos. Entonces vendrá a nuestra vida Aquel que convertirá nuestro matrimonio en algo nuevo.

El matrimonio es una relación «hambrienta», porque está sin construir. Experimentar el «hambre» de más, es bueno, para seguir luchando por obtener la gracia de la Caridad Conyugal.

Por el bautismo, Dios me hace partícipe de Su reino. Amando a mi esposa/o, respondo al amor y a la dignidad que Dios me ha dado, y sólo tengo una oportunidad para hacerlo: Esta vida.

Practicaré la mansedumbre con mi esposo/a este adviento, erradicando la violencia, poniendo dulzura y cortesía. Es un don del Espíritu, una gracia que hay que pedir para purificar la relación conyugal.