Si tu esposo/a no te ama, no puedes forzarlo/a a hacerlo, pero puedes amarlo/a tú más, para que aprenda a amar. Esto sólo es posible si antes acoges el Amor de Dios.
Sabiduría de lo cotidiano. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 10, 21-24
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