Archivo por meses: julio 2017

¿Nos falta tiempo? Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 13, 1-9

EVANGELIO
Salió el sembrador a sembrar
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-9

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y toda la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló muchas cosas en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».

Palabra del Señor.

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¿Nos falta tiempo?
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

El que quiera escucharlo, que lo escuche, porque debemos estar bastante cerrados para no enterarnos de lo que hoy nos dice el Señor. Somos limitados y esto implica que tenemos unas capacidades. Por ejemplo el tiempo, es un don de Dios, pero es limitado. Todos nos quejamos de que nos falta tiempo, pues queremos abarcar más de lo que podemos asumir. Dios no puede haberse equivocado en el número de horas que tiene un día. La pregunta que tengo que hacerme es: Me falta tiempo ¿para qué? Si la respuesta es que me falta para las dos cosas más importantes de mi vida, que son Dios y mi esposo, mal vamos. Tendré que sacar otras cosas de mi agenda para que éstas no falten.

De eso va el Evangelio de hoy. Si introduzco distracciones, será como la semilla que cae al borde del camino. La gracia que Dios derrama sobre mí, se la llevarán las distracciones y no calará. Otras veces será dejarme llevar por las emociones: Subidón que cae a la misma velocidad que subió. Necesitaré poner mi voluntad por encima de las emociones, para que a la primera caída no se pierda la gracia recibida. Y por último, mis pecados, el orgullo, la vanidad… pueden hacer que la Gracia pierda su efecto. Tengo que ir purificando mi corazón, para dejar hueco a la Gracia.

Por estos tres motivos, se derrama la gracia que Dios nos da en el Sacramento del Matrimonio. Si mi matrimonio es igual que el de otra pareja que no tenga el Sacramento, es que estoy derramando la Gracia que Cristo nos da. Ordenando mis prioridades, seré tierra fértil donde el Señor podrá sembrar. Luego los frutos serán más o menos, pero habrá frutos.

Aterrizado a la vida matrimonial:
Pedro: Cariño, llegamos por la noche, nos ponemos a leer todos los whatsapp del día, y al final nos quedamos casi sin oración conyugal.
María: Pues tienes toda la razón.
Pedro: Si te parece, a las 10 de la noche apagamos el wifi ¿Vale?
María: Vale, mi amor. Lo que pasa, es que a esa hora ya no soy persona, y no aprovecho bien la oración contigo. ¿Qué te parece si nos acostamos a esa hora y nos levantamos antes?
Pedro: Uy! A mí me va a costar, porque por las mañanas me cuesta arrancar, pero vale, vamos a intentarlo.
(Y Dios ayudó a Pedro, y comenzaron a tener unas oraciones preciosas que les unieron muchísimo).
Pedro: Cariño, me he dado cuenta que, después de rezar contigo, mi día se hace más alegre, voy con más ganas a trabajar. Además me hace tomar conciencia de que estoy en este mundo para amarte, y me ayuda a aplicarlo durante el día.
María: Alabado sea Dios.
Pedro: Alabado sea por siempre.

Madre,
A veces el problema es no saber, pero otras veces, sabemos qué es lo importante y no queremos darle la prioridad que merece. El Demonio nos tienta, nuestra carne se hace perezosa, y el mundo nos invade con sus distracciones. Pero tenemos un firme deseo de no dejarnos llevar. Es mucho lo que nos perdemos. Alabado sea el Señor que nos da Su gracia. Señor, quiero acogerte completamente. Amén.

Verdaderos testigos. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 10, 16-23

EVANGELIO

No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 16-23

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas.
Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra.
En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre».

Palabra del Señor.

Nota: El 19 de julio a las 20:00, primer encuentro de Proyecto Amor Conyugal en Barcelona. Para más info:

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Verdaderos testigos.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Pues sí, nos guste o no, la única manera de dar testimonio de Cristo, es desde la cruz. Los muchísimos mártires que han derramado su sangre por el Señor, son los que, soportados por el Espíritu Santo, con su testimonio, han mantenido en pie la fe de la Iglesia. Nos vienen al recuerdo los primeros cristianos, que con la ofrenda de sus vidas, acabaron convirtiendo a sus enemigos. El Imperio Romano cayó, y la Iglesia perdura.

Esos esposos por ejemplo, que han sido traicionados por sus cónyuges y se mantienen fieles (a pesar de los consejos de la gente que no lo entiende e incluso se lo recrimina), son un gran ejemplo para nosotros. Conocemos a alguno que, a pesar de todas las dificultades y sufrimientos que le ha provocado su esposo, sigue rezando por él aunque lleve viviendo muchos años con otra pareja. En ese esposo que se mantiene fiel, vemos a Cristo crucificado. Después de conocer su vida y su sufrimiento en soledad, no tenemos derecho a quejarnos de nada los que seguimos juntos. Damos muchas gracias a Dios por su testimonio.
¿Y yo? ¿Hasta dónde estoy dispuesto a llegar por ser testigo de Cristo?

Aterrizado a la vida matrimonial:

Mantenían una relación fría y distante, víctimas de la rutina, después de muchos años de no haberse preocupado de su matrimonio. Un hombre empezó a cortejar a su esposa, y ella acabó cayendo en sus brazos. Meses después, él lo descubre todo, y el mundo se le viene encima, queda destrozado. Pero tras un tremendo duelo, decide perdonarla y dedicarse más a ella. Le lleva flores, le invita a cenar… Ella vuelve con él, pero no por él, sino por sus hijos que también se acaban enterando. Ella tiene dudas de si le ha querido alguna vez.
Él vive una dura travesía, un largo desierto. Muchos le aconsejaron en su día que la abandonase, pero él, sigue fiel a su promesa. Fue un compromiso entre tres, en el que Cristo se comprometió también, y él no quiere abandonar. De vez en cuando necesita un hombro donde llorar, donde desahogar su amargura. Quizás él no lo sabe, pero está dando testimonio del amor de Dios, que ama a los que le tratan con tibieza. Damos gracias a Dios por este esposo. Que el Señor le dé el consuelo que necesita. Amén.

Madre,

A veces pensamos que los testimonios tienen que ser bonitos, y muchas veces, los más duros, son los que nos muestran la verdad de nuestra fe y de nuestra vocación. Amar en las dificultades, en el sufrimiento, es una verdadera demostración de amor. Tenemos que estar dispuestos a pasar por lo que sea, con tal de dar testimonio de nuestro Señor. Sólo así seguiremos Sus pasos. Alabado sea el Señor, que nos hace partícipes de Su Cruz. Después, nos promete la resurrección y la Vida.

Para mi sorpresa. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 10, 7-15

EVANGELIO

Gratis habéis recibido, dad gratis
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«ld y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios.
Gratis habéis recibido, dad gratis.
No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.
Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies.
En verdad os digo que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquella ciudad».

Palabra del Señor.

Nota: El 19 de julio a las 20:00, primer encuentro de Proyecto Amor Conyugal en Barcelona. Para más info:

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Para mi sorpresa.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Él: ¡Bienaventurado seas!
Yo (O tú) : ¿Es a mí?
Él: Sí, a ti.
Yo: ¡Ah! Perdona, me extrañó tu saludo. Pues dime, ¿En qué puedo ayudarte?.
Él: Vengo a decirte que el Señor te envía a proclamar que ha llegado el reino de los cielos para el matrimonio, y a sanar a los esposos de tu entorno.
Yo: Que me envía ¿A mí?
Él: Sí, ¡A ti!.
Yo: Pero si yo soy un desastre… mi esposo no me aguanta…
Él: Pues no sé, pero te envía.
Yo: Y además, no tengo ni idea…
Él: ¿Y a mí qué me dices?. Él me ha dicho que te lo transmita, y yo me limito a obedecer. Tendrás que ponerte las pilas, digo yo ¿No?. De todas formas, los discípulos no eran ningunos lumbreras. Pedro era pescador, ya sabes. No me dirás que estaría mejor preparado que tú.
Yo: Hombre, más que un pescador, quizás sí.
Él: Tú no te preocupes, si Él te envía a una misión, ya pondrá los medios para intervenir a través de ti.
Yo: ¡Ah! Bueno. Si Él me acompaña…
Él: Pues claro que sí. Ten en cuenta que Dios no va a confiar en tus capacidades, ni tú deberías confiar en ellas ¿No crees?. Recuerda que eres un desastre, o al menos, eso me dijiste antes.
Yo: Pues en eso tienes razón. No debo confiar en mis capacidades. Y ¿Cómo empiezo?
Él: Pues mira, todo lo que tienes y todo lo que Dios ha puesto en ti, debe estar destinado a esa misión. Así que ve pensando cómo utilizarlo con tu esposo, con tus hijos, y con todas las personas de tu alrededor. Trabaja en ello, habla de ello, invita a ello, colabora en ello…
Yo: Entendido.
Él: Entonces, qué le digo al Señor.
Yo: Dile que aquí está el esclavo de la Esclava del Señor.
Él: ¡Gloria a Dios!
(Y me abandona el que hace de intermediario del Señor).

Madre,

No entiendo por qué me has llamado a este Proyecto. ¿Por qué a mí? Hay otros mucho mejores, y mucho mejor preparados. Pero confío en ti, y me pongo a Tu servicio. No confío en mí, confío en Ti. Alabado sea el Señor, que se ha fijado en mi pequeñez. Señor, cuando Tú quieras, donde Tú quieras, como Tú quieras.

Que nadie se pierda esta maravilla. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 10, 1-7

EVANGELIO

Id a las ovejas descarriadas de Israel
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 1-7

En aquel tiempo, Jesús, llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.
Estos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
«No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel.
Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos».

Palabra del Señor.

Nota: El 19 de julio a las 20:00, primer encuentro de Proyecto Amor Conyugal en Barcelona. Para más info:

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Que nadie se pierda esta maravilla.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Ha llegado el reino de los cielos y no nos hemos enterado. Seguimos pensando que las cosas están fatal y el mundo está cada vez más corrompido. Y nos da miedo qué será de nuestros hijos.
Pero el reino de los cielos ha llegado, y la Virgen nos envía a comunicarlo al pueblo de Dios, a los cristianos. Cristo nos dice que es posible vivir nuestro matrimonio como al principio. Es posible. Sólo tengo que luchar contra mí mismo en lugar de luchar contra mi esposo. Hay que apostar, ser dóciles para que entre el Espíritu, purificar nuestros corazones con sacrificios para librarnos de las ataduras: Egoísmo, orgullo, rencillas, oposiciones, competitividad… Estamos llamados a librarnos de todo esto, vencerme a mí mismo y aprender a morderme la lengua, a hacer feliz a mi esposo aunque no me apetezca, a que triunfe la alegría en cualquier circunstancia. Estamos llamados a que entre el reino de Dios en nuestro corazón apoyándonos en la gracia del Espíritu Santo y anunciar a todos la buena noticia del matrimonio.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Julia: No me lo creía. Pensé que nuestro matrimonio no tenía solución. Pero una amiga me dijo: Confía en el Señor y lucha por tu matrimonio con todas tus fuerzas, y verás. El reino de los cielos ya está aquí. Así que empecé con fe y con esperanza. La caridad llegó, acabó llegando. Sí, fue un tiempo duro, pero mereció la pena.
Ramón: Yo pensaba como Julia, que nuestro amor se había acabado. Julia ya no era la misma que cuando nos conocimos. Demasiado rencor, una lista de reproches demasiado larga. Tiré la toalla. Me conformé con lo que había, lo reconozco. Pero Julia me enseñó a luchar, demostrándome que no se iba a rendir. Estaba dispuesta a alcanzar, no un matrimonio mediocre, sino por un matrimonio excelente, como Dios lo quiere. Es impresionante lo que Dios ha acabado haciendo entre nosotros. Hemos estudiado y aprendido a amarnos. Nos hemos hecho propósitos firmes. Nos hemos sacrificado mucho el uno por el otro. Cuando uno perdía los nervios, el otro luchaba más fuertemente por templar la situación, a veces callando, otras con cariño…
Julia: Sí, ha sido difícil, pero ¿Merece la pena vivir una vida fácil? Es lo mejor que hemos hecho. Lo más importante. Lo más grande, y nos llena de alegría ver los frutos. Ver a nuestros hijos, que han aprendido de ver luchar a sus padres.
Ramón: Ahora sólo podemos dar gloria a Dios, y anunciar que es verdad, que el reino de los cielos está ya aquí, a nuestro alcance. Que nadie se deje llevar por la mentira de que no es posible. Sí lo es. Somos testigos. Por favor, que nadie se pierda esta maravilla que Dios es capaz de hacer en el matrimonio. No hay nada más bello, os lo aseguro.

Madre,

Dios nos quiere infinitamente, y ha creado para nosotros una vocación hermosa, que nos ayuda a salir de nosotros mismos, que permite que nos enriquezcamos el uno con el otro. Que nos permite vivir acompañados, compartir nuestras cosas, apoyarnos en los momentos más difíciles. Es una preciosidad de vocación. Queremos ponernos a tu disposición para anunciar la buena noticia del matrimonio. Alabado sea el Señor, que nos ha hecho merecedores de este don de la Caridad Conyugal. Gloria a ti por siempre Señor.

Haciendo hueco. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 19, 27-29

EVANGELIO

Vosotros, los que me habéis seguido, recibiréis cien veces más
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 27-29

En aquel tiempo, dijo Pedro a Jesús:
«En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna».

Palabra del Señor.

 

Nota: El 19 de julio a las 20:00, primer encuentro de Proyecto Amor Conyugal en Barcelona. Para más info:

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Haciendo hueco.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Dejar cosas por Cristo. En eso consiste seguirle. Cuanto más dejemos por Él, más recibiremos, pero no solamente en la vida eterna (que ya es suficiente razón), sino en esta también. Por eso la santidad tiene tanto que ver con el matrimonio, y por eso se puede ser santo siendo un buen esposo, porque es la renuncia de uno mismo para entregarse por entero al otro en nombre del Señor, y eso es a lo más que podemos aspirar, la obra mayor que puede hacer una persona es entregarse a sí misma por Dios. ¿Quieres llegar a lo máximo que puedes aspirar? Entrégate a tu esposo y recibirás cien veces más de lo más valioso que tienes, que eres tú mismo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Pepito: Mamá, ¿Cuánto vale una persona?
María: Una persona tiene un valor incalculable, hijo. Ni con todo el oro del mundo se puede comprar la vida de una persona.
Pepito: y entonces ¿Cuánto pagó Papá por ti?
María: Papá no me compró, porque es imposible comprar a una persona. Fue él quien decidió entregarse a mí y yo entregarme a él, libremente, o sea, porque quisimos. Eso significa que yo renuncio a estar pendiente de mí y me dedico a estar pendiente de él. Yo cuido de él y él cuida de mí. Eso es lo que Dios quiere que hagamos.
Pepito: Y a mí ¿Quién me cuida?
María: Entre los dos, te cuidamos, porque cuando los papás se aman, desean tener hijos y renunciar a su tiempo y sus diversiones por quererlos y cuidarlos. Eso es el amor. Cuanto más se aman los papás, más aman a sus hijos. Es como la fuente del parque. ¿Te acuerdas? Hay un chorro grande arriba del todo, que sube muy alto y cae sobre la primera concha. Cuando ésta se llena, rebosa y cae sobre la segunda concha, y cuando se llena ésta, cae sobre la tercera. Pues así es el amor. Dios es el chorro alto de donde sale toda el agua. Renuncia a sí mismo y nos da su agua. Papá y yo, renunciamos a nosotros mismos, y nos entregamos el uno al otro, y así hacemos hueco para recoger el agua de Dios. Porque lo más importante de la fuente es el agua ¿Verdad?
Pepito: Sííí. Cuando no tiene agua, no me gusta la fuente.
María: Muy bien. Pues cuando se ha llenado nuestra concha del agua de Dios, ese agua desborda y llena vuestra concha. Si renunciáis a vuestros caprichos, si no sois egoístas y pensáis en los demás, dejaréis hueco en vosotros para llenaros de nuestra agua, que viene de Dios.
Pepito: Y ¿Cuándo puedo dar yo agua a otros niños? ¿Cuándo me case?
María: Sí. Primero te estás llenando de nuestra agua, de nuestro cariño. Así estarás listo para darte a otra persona cuando seas mayor. De momento puedes ir practicando cuidando de tus hermanos, dejando tus juguetes a otros niños, y así, poco a poco aprendes a hacer hueco e tu corazoncito renunciando a tus cosas por otros. Eso es el amor, el agua que te llena y con la que llenarás a otros.
Pepito: Mami ¿Os vais a querer siempre Papi y tú?
María: Siempre, hijo. Porque el chorro de Dios no para de salir, y nosotros dejamos todo el hueco que podemos, para coger muuucha agua, y llenarnos. Así no nos falta nunca el agua, del amor de Dios.
Pepito: Biennnn!!! Somos una fuenteeee!!! Glu, glu, glu…

Madre,

La fuente del amor de Dios es inagotable. Qué pena derrochar tanto amor como derrama sobre nosotros. Permítenos, Madre, renunciar a todo, para acoger todo el amor que Dios nos quiere dar. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.