Archivo por días: 21 julio, 2017

Más allá de la tolerancia. Comentario del evangelio para Matrimonios: Mateo 12, 1-8

EVANGELIO

El Hijo del hombre es señor del sábado
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 1-8

En aquel tiempo, atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.
Los fariseos, al verlo, le dijeron:
«Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado».
Les replicó:
«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes.
¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?
Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo.
Si comprendierais lo que significa «quiero misericordia y no sacrificio», no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».

Palabra del Señor.

Más allá de la tolerancia.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Esto es lo que ocurre cuando ponemos la ley por encima del amor. Nuestra ley es el Señor. Claramente, utilizamos nuestra justicia como arma arrojadiza contra el amor, y como dice el Señor, si nuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraremos en el reino de los cielos.

Hoy se habla de respeto y tolerancia, pero la misericordia empieza donde acaba lo que parece razonable para la comprensión terrenal.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Ramón: Llego tarde a todos lados por culpa de mi esposa, y claro, salimos de casa cabreados ¿Qué puedo hacer para que cambie de una vez?
Álex: Creo que el problema aquí no es la puntualidad realmente, porque si lo analizas, en realidad no te importan los demás, sino tú. Es tu ley de la puntualidad, que te hace sentirte incómodo, pero que nunca se puede prevalecer por encima de la ley del amor. Te “molesta” llegar tarde. Se supone que la puntualidad sana consiste en querer llegar a la hora por amor a los demás, es decir, por no fastidiar a otros. Pero ¿Tiene sentido entonces enfadarte con tu esposa? Por no fastidiar a otros ¿Fastidias a tu esposa?
Ramón: Hombre, visto así, es verdad. No estoy actuando con amor ni por amor, sino porque a mí me molesta. Quizás por no quedar mal…
Álex: Pues esta noche, cuando reces con tu esposa, hazte estas preguntas y respóndete a ti mismo. ¿Querrá Dios que me enfade con mi esposa en esas situaciones? ¿Llevo a mi esposa más hacia Dios cuando actúo de esa manera? ¿Qué es más importante, mi ley de puntualidad o mi comunión con mi esposa?. Después, con un corazón contrito y humillado, le pides perdón a Dios y a ella.
Ramón: Esta vocación nuestra es exigente ¿Eh?.
Álex: Pero es hermosa, porque es un camino de santidad. Nos lleva a Dios, ni más ni menos.

Madre,

Qué terrenal sigue siendo nuestra justicia. “Misericordia quiero y no sacrificios” nos dice el Señor. Cuántas oportunidades hay en el matrimonio para ser misericordiosos, es la oportunidad de actuar como el Padre, con la dignidad de hijos. Él lo es con nosotros. No tenemos derecho a ser más exigentes entre nosotros. Alabado sea el Señor que nos enseña a amar, día a día.