Archivo por días: 21 noviembre, 2016

Hasta que duela. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 21, 1-4

EVANGELIO
Vio una viuda pobre que echaba dos monedillas

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 1-4
En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas, y dijo:
«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos esos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor.

Hasta que duela.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Cualquiera de nosotros, que hubiéramos estado allí, le habríamos aconsejado a la anciana que era una locura echar aquellas monedillas, entre otras cosas, porque seguramente los sacerdotes del templo no harían una administración demasiado justa de aquellas riquezas.

Sin embargo, Jesús alaba a la anciana pobre. Es sorprende que Dios se deje admirar por determinados actos de generosidad humana. “Dar hasta que duela”, como decía Santa Teresa de Calcuta.

En el matrimonio también es así. Darme hasta que duela. Está claro que el dolor me lo produce mi egoísmo, mi vanidad, mi orgullo… Cuando mi generosidad en la entrega a mi esposo supere lo lógico desde el punto de vista de la justicia humana, entonces mi entrega estará siendo agradable a Dios. Cuando soy yo el que se entrega a pesar de estar más cansado o haber trabajado más ese día, cuando soy yo el que recoge por los dos, cuando hoy vuelvo a hacer lo que te gusta igual que ayer y anteayer… haciendo parecer que es lo que también prefiero yo, cuando no me excuso ante las acusaciones injustas, cuando te miro con cariño después de que me has hecho daño… Y todo ello por amor a ti, entonces estaré agradando a Dios.

Madre,
Cuánto me gustaría que me viese Jesús entregar todo lo que tengo, mis monedillas, a mi esposo en mi matrimonio. Para Él no importa la cantidad. Nosotros solemos estar obsesionados con si es mucho o es poco. ¿Qué más da? Lo importante es dar lo que tenemos, darlo todo. Cuánto me gustaría que me vieses darlo todo, Señor. Alabado seas. Amén.