Archivo por días: 28 octubre, 2016

El amor se comunica. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 6, 12-19

EVANGELIO
Escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 12-19
En aquel tiempo, subió Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió a doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Bajó del monte con ellos y se paró en un llano, con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.

Palabra del Señor.

El amor se comunica.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Pasó la noche orando a Dios. ¡Una noche entera! Cuántas cosas tenéis que hablar y os gusta deciros. El amor se comunica, el Amor está vivo.
En contraposición, me viene a la cabeza esa escena tan triste en la que se ve en un restaurante unos esposos sentados uno frente al otro, sin decirse ni pío, durante toda la cena. Es un silencio que chilla: Indiferencia, heridas, miedos, distancia…

En cambio, en Vosotros, contemplamos nuestro modelo de Amor, Santísima Trinidad ¡toda la noche hablando!
Realmente el amor se comunica, y cuando el amor es infinito, esa comunicación no encuentra el fin, son tantas las cosas que deseas compartir, escuchar…

Cuando los esposos compartimos lo que el Espíritu Santo nos revela desde el mismo Corazón de Dios, nuestra conversación no tiene fin, es un reflejo de Su Corazón infinito.

Hay tanto de qué hablar… de la sencillez, la mansedumbre, la humildad, las bienaventuranzas, los mandamientos, el amor, la fe, la esperanza, la libertad, la voluntad de Dios, el sufrimiento, la alegría, la cruz, el Demonio, la creación, la salvación, el purgatorio, Cristo… y un larguísimo etcétera. Todo esto aplicado a mi vida y a nuestro matrimonio.
Probad a coger cualquiera de estos temas, y veréis cómo no os quedáis nunca callados en una cena. Porque todos son temas para un diálogo en profundidad.

Nosotros solíamos coger las catequesis de San Juan Pablo II sobre el amor humano, y nos daban las tantas… Aun lo hacemos. ¡Cuánto disfrutamos hablando de corazón a corazón!

Discernir todas nuestras dudas y decisiones a la luz del Evangelio, requiere también de mucho tiempo. Cristo, que es Dios, habló toda una noche con el Padre para elegir a sus apóstoles… ¿Cuánto más necesitaremos nosotros hablar entre nosotros y con Dios?

Madre:
En nuestro matrimonio queremos que reine Cristo, y no los espíritus inmundos. No necesitamos tocar Su manto, pues le tenemos en la Eucaristía. A lo mejor, nos falta fe y no percibimos Su fuerza. Aumenta nuestra fe, Madre. Alabado sea el Señor, que llena nuestras vidas y nos comunica Su amor, para que nos lo comuniquemos el uno al otro.