Archivo por días: 8 octubre, 2016

Lo que me hace feliz. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 11, 27-28

EVANGELIO
Bienaventurado el vientre que te llevó. Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 27-28
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo:
-«Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».
Pero él dijo:
-«Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».

Palabra del Señor.

Nota: ProyectoAmorConyugal organiza un retiro para matrimonios y familias en Madrid, entre los días 21 y 23 de octubre. Pedimos vuestras oraciones.

Para más información pulsa aquí: http://wp.me/p6AdRz-wY

Lo que me hace feliz.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Es verdad que puedes llevar a Jesús en tu corazón, pero desde un sentimentalismo. Pero Dios es Dios y es el que es, no el que yo quiero que sea. La única manera de llevar verdaderamente a Jesús es escucharle y hacer lo que me dice. Podría seguir una fe llena de actividades que me hagan sentir bueno, y a lo mejor Dios quiere de mí otra cosa. No puedo vivir mi fe en las nubes, sino en mi vida concreta.

Así, podría repasar el Evangelio y plantearme si lo estoy siguiendo, porque si no soy feliz en mi matrimonio es porque algo me falla. Cuando doy ¿No sabe mi mano izquierda lo que hace mi derecha? ¿Me basta con las penas de cada día? Lo que deseo para mí ¿Lo hago para mi esposo? ¿Le juzgo? ¿Oro por él/ella en los momentos de enemistad? ¿Le presento la otra mejilla? ¿Cómo puedo amar a Dios a quien no veo si no amo a mi esposo a quien veo?, etc. Si no hago todo esto, ¿Cómo pretendo tener un matrimonio feliz?

Por eso María, no es tanto dichosa por haber llevado a Cristo en su seno, sino por haber sido fiel a Dios.

Madre:
En este Evangelio se cumple aquello que decías en el Magníficat “Desde ahora me llamarán Bienaventurada todas las generaciones”. A pesar de los elogios que te dedica Jesús, no te ahorró ni un ápice de sufrimiento y de dolor. Eso sí, por ello no dejaste de ser Bienaventurada, pues en esas circunstancias también escuchaste la Palabra de Dios y la pusiste en práctica. Por eso, no es más feliz el que menos sufre, sino el que más sigue al Señor con su cruz a cuestas. Bendita Madre, damos gracias por todos los dones que Dios nos entrega a través de ti.