Archivo por días: 5 octubre, 2016

Entender el Origen cambia nuestro destino. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 11, 1-4

EVANGELIO
Señor, enséñanos a orar
Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 1-4
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:
-«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»
Él les dijo:
-«Cuando oréis decid: «Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación.» »

Palabra del Señor.

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Entender el Origen cambia nuestro destino.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Cuando un matrimonio llega a una cierta madurez cristiana, se reconocen ante todo hijos de un mismo Padre. Este vínculo, se suma y refuerza el vínculo conyugal.

La lección del Señor, es por tanto muy útil para los esposos. No hay mejor manera de iniciar la oración que llamando a Dios “Padre” y tomando conciencia de ello. Él nos ama como hijos, y si lo experimentamos así, no tenemos nada que temer. Como decía Santa Teresa, solamente esa idea de un Dios que es Padre, es suficiente para caer en contemplación. Entender quién es Él y quién soy yo a su lado, y que Él quiera ser mi Padre, con todo lo que conlleva: amor, entrega, sufrimiento, hacernos herederos suyos, cuidarnos, enseñarnos, perdonarnos, acogernos…

Si los esposos tenemos tal Padre y nos hacemos realmente conscientes de ello, debería cambiar nuestro modelo de relación en su totalidad. Entender nuestro Origen, cambia nuestro destino. Tobías en su oración con Sara, lo tenía muy presente: ‘Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara: «Levántate, hermana, y oremos para pedir al Señor que nos manifieste su misericordia y su salvación»… ¡Bendito seas, Dios de nuestros padres… Tú creaste a Adán e hiciste a Eva, su mujer, para que le sirviera de ayuda y de apoyo… Yo ahora tomo por esposa a esta hermana mía, …para constituir un verdadero matrimonio.’ Y esto cambió su destino con Sara que le llevó a la vida y no a la muerte.

El Señor nos enseña a orar y con ello nos muestra cuáles son nuestras prioridades. Reconocer que Dios es Padre y lo es de todos. Así, santificamos juntos su nombre, y le alabamos por tanto como nos da, y especialmente por este don mutuo del matrimonio. Le pedimos que venga su reino a nuestro hogar, es decir, que su plan, su sueño para nuestra unión conyugal y para nuestra familia, venga a nosotros y se haga realidad según su voluntad. Para ello necesitamos la Eucaristía (el Pan) que nos alimenta y el perdón (la confesión) y el perdón mutuo, porque somos pecadores y sin el perdón no es posible la comunión.

San Juan Pablo II comenta en la Carta a las Familias, que la familia debe rezar unida y cada miembro debe rezar por los demás, uno por uno, en la medida de la importancia que tiene esa persona para ti. En nuestro caso, evidentemente, la mayor medida la reservamos para el esposo.

Esposos!, oremos hoy con más conciencia al Padre nuestro…