Archivo por días: 10 febrero, 2016

Un Cuerpo que quiere entregarse. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 9, 22-25

EVANGELIO
El que pierda su vida por mi causa la salvará
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 22-25
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día». Entonces decía a todos: -«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».

Palabra del Señor.

Un Cuerpo que quiere entregarse.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

La verdad es que, el planteamiento del cristiano es un tanto incomprensible para los que no tienen fe. Si le cuentas a un profano en la materia que para morir es vivir, ganar el mundo es perderlo, amar la propia vida es odiarse… Seguro que nos miraría intentando descubrir si le estamos tomando el pelo o nos hemos vuelto locos de remate.

Pero lo cierto es que este es un mundo de muertos. La muerte llega para todos, y de nada sirve hacer acopio de bienes, fama y demás. Te vas de vacío igualmente. Es absurdo. Nosotros por el Bautismo, morimos a este mundo y pasamos a formar parte del Cuerpo de Cristo, que es eterno. Ahora que, nos pregunta el Papa Francisco, si somos conscientes de que todos pertenecemos a un solo Cuerpo, que quiere entregarse.

Y es que, para ser una sola carne, los esposos tenemos que renunciar a la propia carne. Si no, es imposible, y “el camino de los impíos acaba mal” como reza el Salmo: “serán paja que arrebata el viento”. Sin embargo, el que renuncia a la propia carne, experimenta después una solidez, una alegría y una vida que tiene que ser necesariamente un anticipo del cielo.

Pero ahora nos toca unirnos al Señor en esta cuaresma, siendo parte del Cuerpo sufriente de Cristo, preparándonos para vivir con Él Su Pasión. Saboreemos la satisfacción de una entrega sincera, generosa y descentrada de nosotros mismos. Seguro que en nuestro matrimonio tendremos muchas oportunidades para ello.

Oración:
Señor, eres Tú quien va delante, quien sufre más, quien ya sufrió antes. Déjame seguirte: Negarme a mí mismo y aceptar mi cruz, haciendo lo que Tú hiciste, lo que dirías, lo que pensarías… Déjame vivir aunque sea las migajas de tu Pasión, por colaborar contigo en la salvación de mi esposo.

Sentirnos “ValoraDios”. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 6, 1-6.16-18

EVANGELIO
Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6.16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: – «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará. Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».

Palabra del Señor.

Sentirnos “ValoraDios”.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Solemos valorarnos más por lo que hacemos que por lo que somos, y ese es el error. Dios nos valora por lo que somos. Lo que hacemos puede alejarnos o acercarnos a Él, pero Él nos ama por nosotros mismos, tal como somos. Él dejaría las 99 ovejas justas por ir a buscar la perdida, por lo tanto, la oveja perdida no tiene menos valor para Él que las demás.

Pues bien, con esa manía de valorar y sentirnos valorados por lo que hacemos, nos convertimos en auténticos “gorrilleros”, palabra inventada por nosotros que como se puede deducir fácilmente, se refiere a aquél que siempre que hace algo pasa la gorrilla para recibir una felicitación, un agradecimiento o arrancarte un gesto de cariño.

Hay diferentes tipos de gorrilleros:

  • Los cuentacuentos: Son esos que constantemente están diciendo lo mucho que han hecho. ¡Todo el día sin parar!.
  • Los titiriteros: Esos que dedican mucho tiempo ensayando o trabajando en algo para impresionar al personal.
  • Los teatreros: Que no hacen nada, pero basta que les mires para que parezca que hacen mucho.
  • Los justicieros: Esos que, basta que hagan algo para restregártelo por la cara y exigirte que lo hagas tú.
  • Los alma en pena: Que se lamentan una y otra vez de sus desgracias para que se compadezcan de ellos.
  • Los caza recompensas: Los que te cuentan lo que han hecho por ti esperando una sustanciosa compensación.
  • Etc.

Al final, todos buscamos ser valorados. Cuántos esposos hay que no se sienten valorados por sus cónyuges. Es como un mal endémico que afecta a todos (o casi). Y el origen del problema viene de pretender ser valorado o valorar por lo que hacemos. Nuestros actos los juzga Dios, ni siquiera yo, sólo Él. A mí me toca comprender quién soy y quién eres, algo que sabemos por revelación. Así podré presentarme y actuar como lo que soy y tratarte también a ti según esa enorme dignidad que Dios nos ha dado. Si hiciéramos esto, otro gallo cantaría.

Hoy comenzamos la cuaresma. Aprovechemos para trabajar esto y, en lugar de buscar sentirnos valorados, persigamos sentirnos “ValoraDios” 🙂 .

Madre:
Tú nos lo enseñas en el Magníficat: Tu alma proclama la grandeza del Señor, y no la tuya. Es Él quien mira tu humillación, y no te importa la opinión de la gente. Las felicitaciones te vienen por lo que Dios hace, y se alegra Tu espíritu en Dios, porque es en Él donde encuentras tu plenitud.
Toda nuestra enorme dignidad, nos viene de Dios. Alabado sea por siempre, por su generosidad infinita.