Archivo por días: 25 febrero, 2016

Los frutos de hoy. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 21, 33-43. 45-46

EVANGELIO
Éste es el heredero: venid, lo matamos

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21, 33-43. 45-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: – «Escuchad otra parábola: “Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: «Tendrán respeto a mi hijo.» Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: «Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia.» Y, agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”» Le contestan: – «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempo». Y Jesús les dice: – «¿No habéis leído nunca en la Escritura: «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente»? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.» Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.

Palabra del Señor.

Los frutos de hoy.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Según el Catecismo, en el número 755, la viña se refiere a la Iglesia. “El labrador del cielo la plantó como viña selecta”. Nosotros centramos nuestro comentario para matrimonios en la “Iglesia Doméstica” que es la familia.

El Señor me ha entregado un trozo de Su tierra y ha plantado en ella para que yo la trabaje y dé fruto. Me ha entregado mi matrimonio, mi familia y otros dones que tengo que hacer fructificar para Él.

Los frutos que espera de mi matrimonio son los frutos del amor: Comprensión, servicio, paciencia, que mi esposo se sienta valorado, agradarle… Mi esposo es el enviado de Dios que espera recibir todos estos frutos que le corresponden a Dios, porque lo que a él/ella le hagamos, a Cristo se lo hacemos.

Esta noche, como cada noche, tengo que pensar si mi esposo ha recibido de mí cosas desagradables que le hacen daño, es decir, si ha salido apaleado o por el contrario ha recibido frutos de amor en mi relación conmigo. Frutos de amor que son para el Dueño de la viña.

Madre:
Muchas veces espero recibir los frutos en lugar de trabajar para producirlos. Me creo el dueño de la viña. Hoy quiero entender que es mucho más hermoso trabajar para Dios que trabajar para mí. El Señor me ha dado mucho para que dé fruto abundante. Alabado sea. Quiero ser su servidor y que mi esposo recoja los frutos de mi amor. Por Jesucristo nuestro Señor, amén.

Esposo rico, esposo pobre. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 16,19-31

EVANGELIO
Recibiste bienes, y Lázaro males: ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 16,19-31
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: – «Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día. Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico. Y hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo: – «Padre Abrahán, ten piedad de mi y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas. » Pero Abrahán le dijo: – «Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros.» Él dijo: – «Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento». Abrahán le dice: – «Tienen a Moisés y a los profetas; que los escuchen». Pero él le dijo: – «No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán.» Abrahán le dijo: – «Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto.»»

Palabra del Señor.

Esposo rico, esposo pobre.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

La justicia de Dios es la misericordia, por tanto la mayor injusticia que podemos cometer es la falta de ella.

En una conversación que hemos mantenido hoy entre esposos, recordábamos una situación en la que uno de los dos sufrió mucho y el otro no fue muy consciente de aquel padecimiento. Estas cosas marcan, desde luego. En el Evangelio Jesús nos muestra cómo se cambian las tornas después de la muerte: Ahora es el rico quien se encuentra en el lugar más miserable en que puede caer un hombre, en el abismo del infierno, y es él quien espera recibir las migajas del cielo. El esposo que ha recibido más dones no debe despreciar la carencia o pobreza del otro, sino poner todos sus dones a su servicio. Así por ejemplo, el que es más ordenado, debe poner en común su capacidad para ordenar y no mofarse o despreciar al otro. Lázaro era tan pobre que hasta los perros le lamían las heridas. En la carencia del esposo, pueden surgir también heridas. El buen esposo es el que se sabe realmente un don de Dios para su cónyuge.

Tenemos que estar muy atentos al sufrimiento de nuestro esposo, porque a veces estamos tan pendientes del nuestro que no alcanzamos a ver más allá. El amor entre esposos es un amor a imagen del de Cristo, misericordioso: Es ante todo atender al que sufre. Aquí no se distingue si el que sufre es responsable o culpable de su situación, quizás sufra por un pecado que él mismo ha cometido. No importa, Dios quiere estar con mi esposo cuando sufre, a través de mí.

¿Sé reconocer los dones que he recibido y en qué somos pobres o ricos cada uno en nuestro matrimonio?

Madre:
En las bodas de Caná no permitiste que aquellos esposos sufriesen por falta de vino. Como en aquella ocasión, pide a Tu Hijo que nos muestre qué hacer para que nuestro esposo no sufra. Somos pobres, pero somos administradores de la riqueza y la grandeza de Dios. Alabado sea por siempre.