Archivo por meses: octubre 2014

¿Sabemos pedir? Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 7, 7-11

EVANGELIO

Quien pide recibe
Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 7-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!»

Palabra del Señor.

¿Sabemos pedir?

Pedir, buscar y llamar, son las tres acciones que menciona Cristo.

Pedir es rezar, buscar es interesarse por entender, y llamar es realizar la acción, actuar.
El camino del matrimonio hacia la santidad, requiere de la humildad de saberse necesitados de la ayuda de Dios, lo que nos lleva a la oración. También requiere de saber que es un don recibido, lo que nos lleva a la contemplación y por tanto, a la formación. Y requiere de una entrega en totalidad, lo que nos lleva al compromiso.

Si nos falta alguna de estas actitudes, las consecuencias serán desastrosas para nuestra misión: O no pediremos, o no descubriremos el tesoro que hay en el matrimonio, o nos perderemos llamando a las puertas equivocadas.

Padre, te pedimos porque sabemos que nos amas, porque confiamos en Ti. Nuestra petición es que nos hagas uno, como Tú eres uno, y te damos gracias porque nos lo concederás. Así nos lo enseñó Cristo: “Todo lo que pedís en la oración, creed que ya lo habéis recibido” (Mc 11, 24) (del Catecismo: CEC 2610)

Para llegar a esa unión, es necesario ponernos metas más cortas. Por ejemplo, aprender a participar de la mirada del Creador hacia mi esposo/a. Purificar la mirada para verle según el valor que realmente tiene. Su grandeza, la belleza que ha puesto Dios en él/ella. La intensidad con que Dios le ama. Aprender a amarle por el amor que Dios le tiene. Descubrir el tesoro escondido por el que merece la pena que lo deje todo, mi orgullo, mi comodidad, mi “justicia” humana. Descubrirte Señor en él/ella. Esto te pedimos, que tu Espíritu nos ilumine.

Tú quieres mostrarte a quien está dispuesto a dejarse sorprender… a los pequeños y sencillos. Qué gran suerte tener un Padre bueno, que nos da lo que le pedimos.

Oramos con el Papa por el Sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

Los frutos de la recolecta de hoy. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 21, 33-43

EVANGELIO
Arrendará la viña a otros labradores

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 33-43
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
-«Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje.
Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: «Tendrán respeto a mi hijo.»
Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: «Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia.»
Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron.
Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?»
Le contestaron:
-«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.»
Y Jesús les dice:
-«¿No habéis leído nunca en la Escritura: «La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente»?
Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.»

Palabra del Señor.

Los frutos de la recolecta de hoy.

Según el Catecismo, en el número 755, la viña se refiere a la Iglesia. “El labrador de cielo la plantó como viña selecta”. Nosotros centramos nuestro comentario para matrimonios en la “Iglesia Doméstica” que es la familia.

¿Qué estoy haciendo yo con la Viña del Señor? Mi esposo/a, mis hijos… ¿La trabajo para darle frutos? ¿Cultivo el amor en ellos y por ellos? O en muchos momentos de mi día rechazo Su Evangelio y rechazo Su Sacrificio por mí, o lo desprecio… no trabajando para Él, sino para mí mismo. Cada noche, Jesús espera recoger los frutos para llevárselos al dueño de la Viña. ¿Qué frutos tengo hoy para darle? ¿Qué merecería que hiciese conmigo? ¿He sido el homicida que ha apaleado al esposo (genérico) que me ha enviado el dueño de la viña?.
Ten piedad de mí Señor, que en Tus manos he puesto Tu Viña, pues yo soy un/a pobre e inútil labrador/a. No me quites Tu Reino y aumenta los frutos, no para mi disfrute, sino para comunicar la gloria del Padre.

Aunque el «Hijo» correrá la misma suerte, que los profetas, el «Amo» no abandonará la Viña. Tú Dios mío no nos abandonarás. Gracias Jesús por dar Tu Vida por nosotros. Nuestra vida está en Tus manos, confiamos en Ti.

Tú Señor, eres la «piedra angular» que, con Tu muerte y resurrección, traes un nuevo comienzo.

Oramos con el Papa por el sínodo de la familia:
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Una alegría mayor que la que da vencer al mal. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 10, 17-24

Una alegría mayor que la que da vencer al mal.

Es habitual, que haya entre cristianos conversaciones derrotistas sobre lo mal que está todo. El divorcio se considera normal, el aborto está más que asumido y aceptado, etc. Podría dar miedo traer niños a este mundo o el futuro de los que ya tenemos. ¿Y si…?.

Pero hoy el Señor nos recuerda que Satanás está vencido. Si vamos en su nombre no tenemos que tener miedo. Y por el contrario, deberíamos tener muchísimo miedo si dejamos de vivir en Su nombre: Si no nos sacrificamos en Su nombre, si no educamos en Su nombre, si no nos unimos los esposos en Su nombre, si no nos obedecemos mutuamente en Su nombre, si no trabajamos en Su nombre…

Caer es normal. Nos confesamos, pedimos perdón y nos levantamos para seguir luchando. El problema es no vivir en Su nombre.

Solo los pequeños, los humildes, descubren que no pueden nada sin Él y por eso recurren a Él para todo. A ellos se revela la verdad, porque están dispuestos a acoger la revelación.

Incorporamos aquí una referencia de San Juan Pablo II a la unión conyugal de Tobías y Sara, como ejemplo de unos esposos que viven su matrimonio en nombre de Dios. Ante la muerte que simboliza el pecado, responden sin miedo aclamando a Dios:

“Sara, hija de Raguel, con anterioridad había «sido dada a siete maridos» (Tob 6, 13), pero todos murieron antes de unirse a ella. Esto había acaecido por obra del espíritu maligno y también el joven Tobías tenía razones para temer una muerte análoga.

De este modo, el amor de Tobías debía afrontar desde el primer momento la prueba de la vida y de la muerte. Las palabras sobre el amor «fuerte como la muerte», que pronuncian los esposos del Cantar de los Cantares en el trasporte del corazón, asumen aquí el carácter de una prueba real. Si el amor se muestra fuerte como la muerte, esto sucede sobre todo en el sentido de que Tobías y, juntamente con él, Sara van sin titubear hacia esta prueba. Pero en esta prueba de la vida y de la muerte vence la vida, porque, durante la prueba de la primera noche de bodas, el amor, sostenido por la oración, se manifiesta más fuerte que la muerte.” (Catequesis 27/06/84)

Tobías y Sara van sin titubear a la prueba de la vida y la muerte, porque durante la prueba, el amor sostenido por la oración se manifiesta más fuerte que la muerte.

Cuando un matrimonio inicia su camino de santidad hacia el Padre, rezando juntos, con los sacramentos… Nota cómo las fuerzas demoníacas quedan debilitadas en su hogar: los demonios se someten al poder del nombre de Jesús. Pero este convencimiento no puede ser el fundamento de nuestra alegría y del entusiasmo misionero; la alegría tiene sus raíces profundas en el hecho de ser conocidos y amados por Dios.

Oramos por el sínodo de la familia:
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No hay mayor milagro que el amor que nos ha traído. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 10, 13-16

No hay mayor milagro que el amor que nos ha traído.

San Juan Pablo II (Catequesis 13/04/83)


Queridísimos hermanos y hermanas: ¡El hombre necesita de reconciliación! Con el pecado quebrantó la amistad con Dios, y se encontró solo y desesperado, porque su destino no puede cumplirse fuera de esta amistad. …

Por esto aspira a la reconciliación, aún siendo incapaz de realizarla por sí. … El «alegre anuncio» que la fe nos trae es precisamente éste: Dios, en su bondad, ha salido al encuentro del hombre. Ha obrado, de una vez para siempre, la reconciliación de la humanidad consigo mismo, perdonando las culpas y creando en Cristo un hombre nuevo, puro y santo.

En Getsemaní Él acepta la voluntad del Padre… «El cáliz que me dio mi Padre, ¿no he de beberlo?» (Jn 18,11). … ¿Por qué el Padre eligió el sacrificio como medio de liberación de la humanidad?… La respuesta de la revelación es precisa: lejos de ser un acto de crueldad o de severidad rigurosa, el gesto del Padre, que ofrece al Hijo en sacrificio, es la cumbre del amor: «Tanto amó Dios al mundo que le dio su unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga la vida eterna»… «En esto está el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y envió a su Hijo, como propiciación por nuestros pecados» (1Jn 4,10).

El Padre ha querido un sacrificio de reparación por las culpas de la humanidad, pero Él mismo ha pagado el precio de este sacrificio, entregando a su Hijo. Con este don ha mostrado en qué medida Él era Salvador y hasta qué punto amaba a los hombres. Su gesto es el gesto definitivo del amor.

Nunca debemos olvidar que nuestra reconciliación ha costado al Padre un precio tan alto. ¿Y cómo no darle gracias por este amor que nos ha traído, con la salvación, la paz y la alegría?


Este es el alto precio que Dios ha pagado para que nuestro matrimonio sea posible, para que sea además un camino de santidad y para que caminemos hacia una unión eterna.

Si nos olvidamos de esto, mereceríamos peor destino que Corazaín, Betsaida o Cafarnaúm. Al fin y al cabo, ellos aún no habían visto el milagro de la redención. Tampoco nos exime de responsabilidad no conocerle, porque estamos en esta vida para buscarle y encontrar la perla escondida.

Damos gracias a Dios, como propone el Papa, “por este amor que nos ha traído, con la salvación, la paz y la alegría.”

Rezamos la oración del Papa Francisco por el Sínodo de la Familia.
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Guiados por nuestros ángeles. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 10, 1-12

Guiados por nuestros ángeles.

Hoy es el día de los Ángeles Custodios.
Dice el catecismo (CEC 336) Desde su comienzo (Cf. Mt 18, 10) a la muerte (Cf. Lc 16, 22), la vida humana está rodeada de su custodia (Cf. Sal 34, 8; 91, 1013) y de su intercesión (Cf. Jb 33, 23-24; Za 1,12; Tb 12, 12). «Cada fiel tiene a su lado un ángel como protector y pastor para conducirlo a la vida» (S. Basilio, Eun. 3, 1).

Qué maravilla de Dios, tener un ser mucho más inteligente que yo, a mi lado, custodiándome, guiándome e intercediendo por mí ante Él. Cuántos medios pone el Padre para que lleguemos a Él. No escatima en esfuerzos y en mediaciones.

Nosotros le hemos puesto nombre a nuestros ángeles custodios. Es una buena práctica, para llamarle e invocarle todos los días pidiendo su ayuda.

También nos podemos hacer idea de la relación tan estrecha que deben tener los ángeles de la guarda de los esposos. Es una hermosa costumbre invocar a nuestro ángel para que interceda a través del ángel de nuestro/a esposo/a y le ayude. A veces, cuando no está abierto a escuchar, quizás su ángel le guíe.

Tú Señor, nos mandas de dos en dos, para ser luz y con el anuncio, demos testimonio de comunión. Uno solo no puede. En aquel tiempo la gente al ver a tus discípulos exclamaban: mirad cómo se Aman. Así tiene que suceder hoy con nuestro matrimonio, llamar la atención por cómo nos amamos. Es una hermosa manera de evangelizar, una evangelización misionera, como pide el Papa en la Evangelii Gaudium.

¡Hay tantas personas perdidas, que equivocan la ruta, otras sufriendo y otras paralizadas por el hielo de la frialdad, que no se mueven ya por nada y se han hecho insensibles al amor, al verdadero amor! ¡Hay tantas necesidades!

Nos mandas donde piensas ir Tú, Señor. No nos cabe duda, de que no es casualidad que pongas personas en nuestro camino porque quieres llegar a todas ellas.
Te pedimos Padre que envíes obreros a Tu Proyecto de Amor Conyugal. Matrimonios que quieran construir sobre roca y luego anunciar la verdad del amor conyugal, sobre la que se puede construir una vida de santidad. Curamos en Tu nombre y eso significa que Tu reino está cerca para los que lo necesitan.

De dos en dos, los matrimonios nos ponemos en camino, en el camino de la construcción. Un camino hacia el origen, donde Tú nos haces nuevos, purificas nuestra mirada mutua y transformas nuestra unión conyugal. No nos podemos detener en distracciones pues andamos en un mundo lleno de seducciones, tentaciones… No podemos llevar sandalias para recorrerlo, pues sólo descalzos, con la humildad, avanzamos. Y no tenemos miedo, pues Tú siempre triunfas y Tu paz nunca se muda.

Te pedimos Padre que seamos uno en Tu Espíritu Santo, pues de la Unión nace la fuerza (como decía Monseñor Reig Pla).

Oración del Papa a la Santa Familia por el Sínodo:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/