Archivo por días: 16 julio, 2014

¿Os pesa vuestro amor? Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 11, 28-30

¿Os pesa vuestro amor?

La palabra “yugo” suena a opresión y a cárcel. En realidad el yugo permitía a los bueyes repartir el peso de manera equilibrada y armonizar sus movimientos. Esto llevado al matrimonio ya no suena tan mal, pero ¿Y si el yugo que se apoya sobre nuestros hombros es el mismo que se apoya sobre los de Cristo?. A lo mejor, de ese yugo, ya sí nos interesa participar.

Jesús, Tú nos invitas a poner sobre nuestros hombros un yugo que nos libera de la carga que nos deprime para fortalecernos. Tu yugo es uno solo: El amor.
Las cargas de la vida nos agobian, el yugo del amor es ligero porque Tú mismo lo llevas.

Aparentemente, el peso del amor es mucho, porque recae sobre nosotros el peso del esposo, porque nos compromete, nos responsabiliza, pero el amor es el peso menos pesado porque lo lleva Jesús. Él nos regala una energía inmensa, porque el amor es más fuerte que la muerte, porque cuando amas te sientes feliz (bienaventurado) y gratificado (recibirá 100 veces más), el que ama se trasciende. ¿Tu amor te pesa? Entonces es porque no amas. Quizás confundes el amor con el amor propio.

Cargar con mi yugo: El único que puede cargar con el yugo es el enamorado. ¿Cuánto pesa Señor Tu Corazón?: Fuerza, estímulo, alimento, mansedumbre, luz, misericordia… Cuando la vida y sus problemas nos abaten, las preocupaciones, las fatigas, las decepciones, las tentaciones… descansar en el Corazón de Jesús, en Tu Santo Corazón, Señor, lugar de intimidad, de descanso, respirar el aire de Tu gran Amor, escuchar Tu Palabra que libera… nada es igual, tienes un poder que va directo al corazón, de corazón a Corazón. Por eso dichoso el que reemplaza poco a poco el propio corazón por Su inmenso Corazón.

Venid a mí, es una invitación conmovedora, es sencilla nace del Amor para ir al Amor. Confiamos en Ti Señor, vencedor de la Cruz, con Tu mansedumbre y humildad.

Señor concédenos cargar con Tu amor hacia mi esposo, y mis hijos…, concédeme verte en los demás. Verte en los que me hieren en los que me desgastan o me desesperan. Si estás Tú en ellos y en todas esas situaciones ¿No será todo mucho más llevadero?. Por encima de mi dolor iré en auxilio del que está enfrente, es la labor redentora a la que nos impulsas. Mansedumbre, descentrarse.

Oramos con el salmo: Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario, desde el cielo se ha fijado en la tierra, para escuchar los gemidos de los cautivos y librar a los condenados a muerte.