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Lo normal no es lo mejor. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 21, 12-19

EVANGELIO
Todos os odiarán por causa mía, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 12-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores, por causa mía. Así tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.
Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa mía.
Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.»

Palabra del Señor.

Lo normal no es lo mejor.

El Señor nos avisa. Todo el que le sigue será perseguido. Personas próximas a los que le siguen les criticarán tildándoles de exagerados o incluso les acusarán de pertenecer una especie de secta.

Todo esto no debe preocupar a aquellos que siguen al Señor.

Un día un hijo muestro nos dijo: «Yo no quiero rezar a diario, por qué no podemos ser normales». Gracias a Dios hoy día ha descubierto los efectos de la oración en su vida y ya no quiere ser «normal». Desea llegar algún día a ser santo. Un santo de andar por casa.

Jesús dice que por la perseverancia salvaremos nuestras almas. Así que, no hagamos caso de las críticas. Que hablen bien de nosotros no es lo que nos va a salvar. Nos salvará perseverar en nuestro camino del amor conyugal que es al que nos ha llamado el Señor.

Estamos en Sus manos. Tranquilos. No ocurrirá nada que Dios no permita. Ni un cabello de nuestra cabeza perecerá.

Oramos por los frutos del sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/

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La felicidad oculta. Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 20-25

EVANGELIO
El reino de Dios está dentro de vosotros

Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 20-25
En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios Jesús les contestó:
-«El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.»
Dijo a sus discípulos:
-«Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del hombre, y no podréis.
Si os dicen que está aquí o está allí no os vayáis detrás.
Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del hombre en su día.
Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.»

Palabra del Señor.

La felicidad oculta.

El hombre siempre busca lo espectacular y las cosas del Señor son sencillas.
Tendemos a pensar que nuestra felicidad depende de que se resuelva alguna circunstancia externa: Que mi esposo/a cambie, de una situación de sufrimiento, de las dificultades que nos ponen los demás, de determinados dones que me faltan…
Cristo nos lo dice muy claro. El reino de Dios, es decir, la felicidad o la posibilidad de comunión o la santidad (los tres términos van parejos), está dentro de nuestro corazón. Cuando le abrimos al Señor las puertas de nuestro corazón y dejamos que Él reine, entonces en nuestros hogares reina la paz y la caridad.

El Señor vino a derrotar el pecado y no, como esperaban los fariseos, a derrotar a sus “enemigos”. Si Jesús no derrota el pecado, estaríamos hundidos bajo nuestras propias “victorias”, por nuestros “triunfos” terrenales.

El Señor nos aparta de esa manera de entender el reino de Dios. Si tú en tu corazón acoges Sus enseñanzas y tienes fe en Él, tienes una paz y una alegría inmensas. Ese es el comienzo del reino de Dios. Para que Su reino llegue a plenitud, hay que pasar por las pruebas de la fe, una purificación. Parecerá que Jesús se ha ido (“desearéis vivir con el Hijo del hombre y no podréis”), parecerá que el mal triunfa (CIC 675): “La Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes… que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad”.

Ante las dificultades del matrimonio, siempre aparece una solución mundana aparentemente compasiva, que es contraria a lo que Dios ha creado y lo que nos enseña sobre nuestra vocación. Ante esto, “Si os dicen que está aquí o está allí, no vayáis detrás”. Miremos las soluciones que nos ofrece la sociedad, los amigos… a ver si son coherentes con el Evangelio. El mundo le dice constantemente a la Iglesia: Haz lo que te digo y entonces te querrán. La Iglesia debe mantenerse en la verdad. Para ello, el Señor sufrió mucho, para revelarnos la Verdad.

El catecismo (CIC 677) nos dice que la solución vendrá del cielo. No desfallezcamos. Veremos la victoria de Dios.

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Lo teníamos que hacer. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 17, 7-10

EVANGELIO
Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer

Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 7-10
En aquel tiempo, dijo el Señor:
-«Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice:
«En seguida, ven y ponte a la mesa»?
¿No le diréis:
«Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú»?
¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros:
Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid:
«Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer. » »

Palabra del Señor.

Lo teníamos que hacer.

Hoy Cristo nos habla del siervo vanidoso y el siervo humilde.

El vanidoso se atribuye éxitos a sí mismo, que le corresponden a Dios. Todo lo hemos recibido del Padre, el dador de todo. Sin Dios no podemos hacer nada. Por tanto, la gloria es de Dios, y nosotros nos limitamos a comunicarla.

El esposo orgulloso, vive creyendo no necesitar a Dios Todopoderoso, y desprecia lo que le diferencia de su esposo/a o lo que le pueda sugerir. Es una especie de desprecio a Dios y a quien Dios ha puesto a mi lado para mi purificación y crecimiento. Considerado como una autosuficiencia por la que se prescinde de Dios y de su ayuda, es un pecado mortal. Mediante él la criatura se niega a permanecer dentro de su órbita esencial; le da la espalda a Dios, no por debilidad o ignorancia, sino únicamente porque en su auto-exaltación no está dispuesto a someterse.

Al apreciarse demasiado uno mismo indebidamente y sin justificación suficiente, carece de ninguna disposición para despojarse ante el Creador para ser trasformado, para desnudar su corazón ante el esposo: estaban desnudos y no sentían vergüenza. Para someterse por amor a su esposo.

Ya sea porque se considera como la fuente de las ventajas que puede percibir en sí mismo, o porque, si bien reconoce que Dios se les ha otorgado, considera que esto ha sido en respuesta a sus propios méritos, o porque se atribuye dones que no tiene; o por último, porque aun cuando estos son reales él cree irracionalmente estar por encima de su esposo/a y no le necesita para nada. Todo lo que hace busca el reconocimiento y la exaltación

El orgullo impide que aceptemos a Cristo como Salvador personal en nuestro matrimonio.

Mí esposo es la persona que Dios ha elegido para llegar a Él, para hacerme Santo/a, mi esposo es ministro de la gracia de Dios. Si no me lo creo impido a Cristo realizar su obra en nosotros, en hacernos uno con Él.

En cambio el siervo humilde está agradecido por todo, sabe bien quien es su amo, le conoce bien y se fía de El, se deja trasformar por Él.

No actúa por paga, sino porque ha descubierto a quien sirve y que merece todo cuidado y todo es poco y al final de su trabajo sabe que ha hecho lo que debía: entregarse por su amado porque ama sin mirar si el otro ama o no, pues confía en Dios y su obra de salvación, y no se resiste.

En todo ve a Dios y se alegra su espíritu en Dios, su salvador, proclama las grandezas que Dios hace, por eso quiere agradarle sin importarle el peso de la Cruz, necesaria para la salvación.

El siervo fiel, sabe reconocer a ese Padre que es todo amor, de quién viene la gloria y poder.

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La familia, es la solución para el mundo. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 17, 1-6

EVANGELIO
Si siete veces en un día vuelve a decirte: «Lo siento», lo perdonarás

Lectura del santo evangelio según san Lucas 17, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
-«Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca!
Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar.
Tened cuidado. Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: «Lo siento», lo perdonarás.»
Los apóstoles le pidieron al Señor:
-«Auméntanos la fe.»
El Señor contestó:
-«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: «Arráncate de raíz y plántate en el mar.» Y os obedecería.»

Palabra del Señor.

La familia, es la solución para el mundo.

Nuestro hogar es una escuela de amor y Tú Señor, nos has encomendado la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos, no con palabras sino con obras: “mirad cómo se aman”.

Es inevitable que sucedan escándalos, Pero ¡ay de aquel que los provoca!
Escandalizar a los pequeños, significa desde nuestra vocación conyugal: No ser fieles a nuestra llamada al Amor, no amar y no dejarnos amar, no enseñar a nuestros hijos a amar como Cristo. Que no vean en nosotros el espíritu de servicio, de sacrificio, la entrega, el perdón, la reconciliación… Un amor gratuito que no busca otro interés que el de agradar a Dios construyendo una comunión. Escandalizarles por ser con nuestro ejemplo, motivo para que nuestros hijos pierdan la fe en Dios y no conozcan al verdadero Amor, pues amar a alguien es decirle: tu no morirás.

Algunos matrimonios dejan de Amarse como Cristo porque viven una cruz. A veces se considera la cruz motivo de escándalo para los hijos, cuando la cruz es el camino hacia el verdadero amor redentor de Cristo, el perdón, la Vida y el poder de Dios.

Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdria que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojarme al mar. Hay que ser muy exigente en el combate contra el escándalo: el pecado, que nos aleja del amor de Dios.

¡No Señor!, no queremos ser tus verdugos despreciando o juzgando… a nuestro esposo/a, lo que hago con él/ella, a Ti te lo hago. Queremos como Tú, pedirte perdón por él/ella, porque no sabe lo que hace, pedirte el don perfecto para él/ella. Queremos como María a los pies de la Cruz, permanecer para acoger Tu gracia para el/ella.

Pero somos pecadores y es inevitable que pequemos. Gracias por un esposo que puede acoger mi pecado y expiar por él, gracias por el perdón y la corrección fraterna, algo a lo que Dios nos invita pero que exige mucho amor. San Ambrosio da una clave al respecto: “El que teme se reprime, pero no se enmienda.” Hay muchos tipos de miedo, y muchas veces nos provocamos miedo entre los esposos. ¿Cómo le digo esto ahora? O este tema mejor no tocarlo!! O llego media hora tarde, verás cuando llegue… Hay muchas situaciones en las que, tristemente nos provocamos pequeños miedos mutuamente. ¿Cuál es el factor común en todos los casos?, que la corrección fraterna no es tal. En todos los casos corregimos en nuestro nombre, y no en nombre de Dios, corregimos por nuestros propios intereses y no buscando el bien y salvación del otro.

Valoremos a nuestro esposo en lo que realmente vale, y estaremos preparados para la corrección fraterna. Hijo/a de Dios, templo del Espíritu, creado/a por Dios “para” mí. Creado/a para vivir junto a Dios y ser heredero/a del Reino de Dios, para toda la eternidad. Antes de corregirle, ¿no debería besarle los pies y desde ahí corregirle?

Todas estas actitudes se viven en el matrimonio como semilla de la familia. La fe va unida al amor (la caridad), saber que estás Señor y que lo puedes todo, es la esperanza de nuestro matrimonio y nuestra familia. Aumenta nuestra fe, porque sólo desde la familia, podremos recuperar tu gloria en el mundo.

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Un templo sagrado en casa. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 2, 13-22

EVANGELIO
Hablaba del templo de su cuerpo

Lectura del santo evangelio según san Juan 2, 13-22
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
-«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
-«¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó:
-«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron:
-«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.

Palabra del Señor.

Un templo sagrado en casa.

¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?

Sí, lo sabemos. Sabemos que nuestro esposo es templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en él/ella.
Todo un Dios, para amarme a través de un cuerpo que me expresa y se entrega con su manos, su mirada… y espera ser amado por mí.

Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros. Si destruyo a mi esposo, a mí me destruyo.

Señor, coge un látigo y echa de mi corazón todo orgullo, todo lo que hace que no trate a mi esposo como lo que es, SAGRADO, templo en el que resides. Haz conmigo lo que tengas que hacer para que lo comprenda. Que el celo de tu casa, me devore. Que defienda el respeto al templo que es mi esposo/a con la misma severidad que lo hiciste Tú.

Quiero quitar de mi corazón todo lo que convierte a mi esposo/a en un mercado: Un amor que pide una paga a cambio, no es amor, es mercadeo.

Sé que Tú puedes levantar un templo en tres días. Lo hiciste con Tu cuerpo después de morir en la Cruz. Sigue ayudándonos a levantar el nuestro, que muchas veces no le damos el valor y el respeto que merece. No participamos de Tu mirada de Salvador. Sigue trabajándonos, Señor, ya construimos sobre roca, pero ayúdanos a ser dóciles y perseverar hasta el final.

Alabado seas por morir en la Cruz por nosotros, por redimir nuestro matrimonio y por nuestra familia, por enviarnos el Espíritu Santo que nos une en uno sólo.

En Ti confiamos.

Oramos por los frutos del sínodo de la familia:
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