EVANGELIO

Jesús, lleno de la alegría en el Espíritu Santo.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24
En aquella hora Jesús se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar».
Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:
«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».

Palabra del Señor.

ANUNCIOS EN

MÁLAGA: 2 Dic Parroquia San Fernando (el Cónsul) a las 19:30 h.  —- 3 Dic Parroquia San Gabriel, a las 20:30.

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Aún más pequeño.

Lo que nos da la Sabiduría de Dios, parece que no son los títulos, los masters ni los reconocimientos alcanzados tras una exitosa trayectoria cultural. Lo que nos da la Sabiduría de Dios es el Espíritu Santo, que sólo puede actuar si se lo permitimos desde una actitud humilde, haciéndonos pequeños. Jesús dice esto exultante. Es el triunfo de la ley de Dios sobre la lógica de los hombres, que por pretender ser más de lo que somos, no llegamos a serlo.
¿Quiero saber más? Tengo que hacerme aún más pequeño ante Dios y ante los hombres.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Carlos (Esposo Tutor): Elena, tenemos que ofrecer más sacrificios conyugales por Andrés. Su profundo conocimiento de la Biblia y su larga trayectoria en distintas responsabilidades de la Iglesia, le impiden acceder a la sabiduría de Dios sobre la verdad de su Matrimonio, y no está abierto a dejarse sorprender por el Espíritu Santo. Es muy doloroso cuando la sabiduría de los hombres se sienta en el trono que le corresponde a la Sabiduría de Dios.
Elena (Esposa de Carlos): El Señor tiene que tener algún plan para él con todo esto. Confiemos en Él y algún día descubriremos el “para qué” de esta circunstancia.
(Meses más tarde, el Señor aprovechó un incidente incómodo para tirar del caballo a Andrés, y se hizo pequeño ante Dios y ante los hombres. Y Andrés dio mucho fruto en otros que, como él, experimentaban la ceguera de la soberbia espiritual).

Madre,

Hazme más pequeño, que en cuanto me descuido, saco la cabeza por cualquier rendija y dejo de ver a Dios en todo y en todos. Quiero ser dócil al Espíritu, porque sé que en mí no está la verdad. Está en Cristo. Alabado sea por siempre.