EVANGELIO
Dejadlos crecer juntos hasta la siega
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 24-30
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente:
«El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo:
«Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?»
Él les dijo:
«Un enemigo lo ha hecho.»
Los criados le preguntaron:
«¿Quieres que vayamos a arrancarla?”
Pero él les respondió:
«No, que al recoger la cizaña podéis arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y cuando llegue la siega diré a los segadores: arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero”».
Palabra del Señor.
Estamos sembrados…
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)
Cuatro ideas:
1. Hay un sembrador del mal. Sí, normalmente hablamos del Sembrador que del bien, que infunde la gracia en nuestros corazones. Pero no olvidemos que también hay uno que siembra el mal, y lo tenemos sembrado ya en nosotros, y pretende que no distingamos lo que ha sembrado él y lo que ha sembrado Dios. Esto me lleva a sospechar de mí mismo. Ya lo dijo San Juan Pablo II, que lo que creemos saber, está distorsionado por el pecado. Fiémonos mejor de la revelación que de nuestros criterios.
2. El sembrador del mal, siembra de noche cuando no hay nadie. Qué bueno es compartir nuestras debilidades con nuestro esposo. Airearlas, que entre la luz, que se vean con nitidez, para que se puedan purificar, limpiar.
3. La cizaña es una hierba muy parecida al trigo, pero que no produce grano. Si algo que nos parece muy bueno, no da frutos buenos de alegría y amor, ojo que nos la están colando…
4. Sólo Dios puede juzgar y separar a los buenos de los malos. No podemos descartar a nadie. El Señor nos pide que seamos semilla, no que nos comparemos o intentemos descubrir si los de alrededor son cizaña. Quién sabe? Sólo Dios.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Ponemos un breve ejemplo de cada caso:
1. Sembrador del mal:
Marta: Yo no me he casado con su familia. Son sus padres, que los aguante él. Él con los suyos y yo con los míos.
Teresa: Marta, el Demonio te está tentando. Los padres de él son también los tuyos. Ahora sois uno.
2. Siembra de noche:
Jaime: Padre, me confieso de que me he masturbado mirando pornografía. Mi mujer me hace poco caso en el terreno sexual, ya me entiende, y acabo cayendo. Sacerdote: Y ¿Lo has comentado con tu esposa? Jaime: No, me da vergüenza. Sacerdote: Y ¿No te da más vergüenza pecar? Anda, háblalo con ella y buscad juntos una relación sana, basada en el amor encarnado.
3. La cizaña no da buen fruto:
Andrés: A mí correr me sienta fenomenal. Me relaja muchísimo. Es el mejor momento del día. Pedro: Y tu esposa ¿Qué opina de eso? Andrés: Dice que soy un egoísta y que no tengo tiempo para ella. Pedro: Pues háztelo mirar, Andrés, háztelo mirar.
4. Sin descartar a nadie:
Marisa: Lo de nuestra hija Carla ya no tiene solución. Ayer se lo dije, “con lo que nos hemos sacrificado por ti…” Se ha juntado con esos tíos… para mí que se acuesta cada día con uno. Pablo: Pues es el momento de ser un matrimonio ejemplar, para que desee vivir lo que nosotros vivimos. Vamos a darle más cariño que nunca, estar más cerca de ella que nunca, y que viéndonos descubra el verdadero amor.
Madre,
Gracias por acercarnos a la Sabiduría de Dios. La necesitamos para no desviarnos del buen camino y evitar la mala semilla. Muchas gracias. Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.