Proyecto Amor Conyugal en colaboración con la Delegación de Familia de Cuenca, os invita a participar en un retiro para Matrimonios, con el objetivo de adentrarnos juntos en la Verdad del Matrimonio (según San Juan Pablo II) y experimentar la Alegría del Amor (según el Papa Francisco).
¿A quién va dirigido este retiro? A todos los esposos unidos por el Sacramento del Matrimonio o aquellos que en el momento de la inscripción no tienen impedimento alguno para contraer el Sacramento del Matrimonio, y que quieran vivir una EXPERIENCIA de AMOR juntos, estén en crisis o no. A todos los que quieran fortalecer y reavivar su Sacramento del Matrimonio.
FECHAS: Será desde el viernes 28 de junio a las 18:00 h hasta el domingo 30 de junioa las 17:30 h.
LUGAR: Seminario Conciliar de Cuenca
PRECIO: 340 € por matrimonio. (Incluye alojamiento, pensión completa y gastos diversos)
Suplemento económico para ayuda a otros matrimonios: Podéis aportar una cantidad adicional, a voluntad, que es muy importante para ayudar a otros matrimonios con dificultades económicas que quieren hacer el retiro.
Subvenciones: Si algún matrimonio no puede asistir por problemas económicos que nos lo comente, por favor.
¿Cuándo? Lo antes posible. Se suele llenar en pocos minutos.
Nos pondremos en contacto con vosotros para confirmaros la reserva de plaza y daros las instrucciones para realizar el pago o indicaros si estáis en lista de espera. En caso de que no hubiese plazas disponibles.
Sobre Proyecto Amor Conyugal:https://proyectoamorconyugal.es/acerca-de está compuesto por matrimonios católicos que profundizamos en nuestra vocación conyugal y que ayudamos a otros a convertir su matrimonio en algo GRANDE.
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EVANGELIO
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 9-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.
Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.
No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca.
De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé.
Esto os mando: que os améis unos a otros».
Palabra del Señor.
Sacerdocio de esposos.
Cristo es el Sacerdote eterno, y nos pide que nos amemos como Él. Es el momento de ejercer el sacerdocio de los laicos. Es el momento de ofrecernos en sacrificio permaneciendo en Él, unidos a Su sacrificio. Eso es el matrimonio: Entregarnos el uno al otro como Él se entregó a nosotros. De ahí surgirán todos los frutos.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Teresa: Esto del cristianismo se resume en una cosa: ¿Amas a Cristo? Entrégate a Él.
Rafa: Y esto del matrimonio, se resume en una cosa: ¿Amas a tu esposo? Pues entrégate a él o ella.
Teresa: Está claro. Y es el amor el que nos mueve a entregarnos. Y si no, no es amor.
Rafa: Y ese amor lo da el Espíritu Santo. Lo tenemos claro ¿No? Que luego no nos sorprendan las consecuencias.
Teresa: Que el Señor nos ayude en nuestro camino.
Rafa: Que Él nos ayude, Sí. Hay que estar muy cerca de Él.
Madre,
El amor es la clave de todo. Es el que nos permite entregarnos. Queremos crecer en el amor. Ayúdanos Madre.
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EVANGELIO
Proclamad el Evangelio a toda la creación.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
Palabra del Señor.
Signos del creyente.
Hablemos hoy de esos signos que acompañan a los que creen. Para ello, proponemos algunas escenas conyugales.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Echar demonios (Autoridad frente al mal): Han ocurrido varias cosas que a él le han hecho perder la paciencia. Ella decide rescatarle en el nombre de Jesús. Aguanta el chaparrón, porque él le dice cosas duras, pero ella, que sabe que cuando le abraza le calma, en cuanto tiene oportunidad le abraza y le dice: “Anda, tontorrón, con lo que yo te quiero». Y le da un beso. Él, envuelto en el amor de ella se deshace y le pide perdón.
Hablar en lenguas: Lucía viene dolida porque su cuñada le ha dicho cosas muy duras. Su esposo sabe que su misión es que ella se sienta escuchada, comprendida, y acompaña en su sufrimiento. Ella dice cosas duras de la hermana de su esposo, pero él no entra en juzgar a su esposa o defender a su hermana. Se limita a escuchar y profundizar en el dolor de su esposa. Le dice cuánto la comprende en su dolor. Al final, él no le da ninguna solución pero ella ha estado a gusto con él y se ha sentido querida. Pasado el mal trago él la anima a ofrecer su sufrimiento como Cristo. Esto es hablar el lenguaje de Dios.
Tomar serpientes en las manos (superar las tentaciones): Ella está muy cansada, quedan cosas por hacer y él parece que no está muy activo. Inmediatamente empiezan a entrarle pensamientos como “nunca tengo descanso”, “yo tengo que hacerlo todo”. Pero decide servir con amor, en el nombre del Señor, que también vino a servir y no a ser servido. Y además, hacerlo con alegría, por tener la oportunidad de unirse al Señor en esto. ¡Gloria a Dios! Grita en su corazón.
Beber veneno y no morir (Que no afecten las críticas): Unos esposos opinan diferente y acaban discutiendo. Él dice que todo la molesta y que no acepta que otros piensen diferente. En estas situaciones, ella se solía sentir despreciada y le costaba perdonar a su esposo. En esta ocasión, decide no darle importancia a aquellas palabras. Seguro que el Señor no se lo habría echado en cara. Así que, lo perdona y ambos continúan pasando un día agradable juntos. En otra ocasión serán capaces de compartir sus diferencias sin discutir.
Imponer las manos a los enfermos y que estos queden sanos: Un matrimonio sufre porque se creen incompatibles. Unos esposos que han descubierto el amor de Dios, van en su ayuda. Les hablan de la belleza del matrimonio, de que no han aprendido a amarse y eso se aprende, de que María les quiere ayudar, que Cristo está en medio y hará el milagro. Aquel matrimonio herido se llena de esperanza y deciden recomenzar y luchar por su matrimonio y su familia, ese gran tesoro.
Espíritu Santo,
Ven a nuestro matrimonio. Danos la fortaleza para amarnos a pesar de las circunstancias; danos el consejo para discernir ante las situaciones complicadas; danos la sabiduría de Dios para mirar nuestra relación desde Su Verdad; danos la inteligencia para comprender la Verdad del misterio de nuestro sacramento, Danos la ciencia de valorar a nuestro esposo como hijo de Dios; la piedad para abrirnos a la ternura del Padre y para con el esposo; y el temor de Dios, el miedo a ofenderle y desear permanecer en el amor. Espíritu Santo, transforma nuestro matrimonio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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EVANGELIO
Fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Conclusión del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:
«ld al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos».
Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
Palabra del Señor.
Que fluya.
A los esposos que creen, les acompañarán estos signos (Papa Francisco Amoris Laetitia 163):
“El amor que nos prometemos supera toda emoción, sentimiento o estado de ánimo, aunque pueda incluirlos. Es un querer más hondo, con una decisión del corazón que involucra toda la existencia. Así, en medio de un conflicto no resuelto, y aunque muchos sentimientos confusos den vueltas por el corazón, se mantiene viva cada día la decisión de amar, de pertenecerse, de compartir la vida entera y de permanecer amando y perdonando. Cada uno de los dos hace un camino de crecimiento y de cambio personal. En medio de ese camino, el amor celebra cada paso y cada nueva etapa.
…El vínculo encuentra nuevas modalidades y exige la decisión de volver a amasarlo una y otra vez. Pero no sólo para conservarlo, sino para desarrollarlo. Es el camino de construirse día a día. Pero nada de esto es posible si no se invoca al Espíritu Santo, si no se clama cada día pidiendo su gracia, si no se busca su fuerza sobrenatural, si no se le reclama con deseo que derrame su fuego sobre nuestro amor para fortalecerlo, orientarlo y transformarlo en cada nueva situación.”
El Espíritu Santo es quien nos une, pero el Espíritu Santo es muy “sensible” a nuestra libertad. Si ponemos alguna frontera entre nosotros, no puede fluir entre los dos. Quitemos de en medio los placeres que dificultan nuestra unión, quitemos de en medio las pasiones que nos alejan, que tampoco se haga mi voluntad ni nos fiemos de mis criterios. Si lo hacemos, entonces, el Espíritu que está en lo más profundo de nosotros, fluirá entre los dos y podrá hacer su gran obra. Su inmensa obra de Amor.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Jorge: Ya no busco lo que me gusta, ni mi comodidad. Ya no te rechazo cuando mis sentimientos me impulsan a hacerlo. Ya no me ofusco en mi voluntad y soy dócil. Ya desconfío de mis criterios, porque Dios es muy grande y yo puedo estar equivocado ahora como lo estuve en el pasado. Y es ahora cuando experimento lo que el Espíritu Santo puede hacer en nuestra unión.
Marisa: Ahora sí que experimentamos lo que es la contemplación juntos, ahora vivimos la alegría plena. Las experiencias que estamos viviendo son indescriptibles, esposo.
Jorge: Te miro y me pregunto ¿quién eres? Aún no he descubierto toda la grandeza que Dios ha querido darte.
Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestro matrimonio. Danos la fortaleza y el coraje de decidir amarnos a pesar de las circunstancias; danos el consejo para discernir ante las situaciones complicadas; danos la sabiduría de Dios para mirar nuestra relación desde Su Verdad; danos la inteligencia para comprender la Verdad del misterio de nuestro sacramento, Danos la ciencia de valorar a nuestro esposo como hijo de Dios; la piedad para abrirnos a la ternura del Padre y para con el esposo; y el temor de Dios, el miedo a ofenderle y desear permanecer en el amor. Espíritu Santo, transforma nuestro matrimonio. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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EVANGELIO
El Padre os quiere, porque vosotros me queréis y creéis.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 23b-28
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En verdad, en verdad os digo: si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará.
Hasta ahora no habéis pedido nada en mi nombre; pedid, y recibiréis, para que vuestra alegría sea completa. Os he hablado de esto en comparaciones; viene la hora en que ya no hablaré en comparaciones, sino que os hablaré del Padre claramente.
Aquel día pediréis en mi nombre, y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque vosotros me queréis y creéis que yo salí de Dios.
Salí del Padre y he venido al mundo, otra vez dejo el mundo y me voy al Padre».
Palabra del Señor.
Como al Señor.
Los grandes santos coinciden en que, cuando uno se entrega completamente al Señor, Él se entrega completamente a uno.
El que lo ama es amado por el Padre y pide en el nombre del Señor, porque pide lo que el Señor quiere, y el Padre se lo entrega todo. ¡Todo!
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Jaime: Me cuesta tanto ser fiel a la consagración que hicimos al Sagrado Corazón de Jesús… Especialmente frente e todo lo que tiene que ver con perder la honra.
Mercedes: Es que no es nada fácil, pero en cambio, luego sí que nos gustan las consecuencias de habernos consagrado. Luego pedimos y pedimos porque necesitamos paz interior, necesitamos alegría y sobre todo necesitamos amor.
Jaime: A veces pienso que es una cuestión de paciencia. Si ahora entrego todo lo que el Señor me pide y espero, el Señor acabará dándoseme, y no hay nada mejor ni más deseable.
Mercedes: Así es. Entreguémonos el uno al otro como al Señor y esperemos pacientemente a que el Señor responda a Su promesa. ¿Te parece?
Jaime: Me parece fenomenal. Animémonos el uno al otro. ¿Vale?
Madre,
Tú sí que su supiste consagrarte al Señor y el Señor se te entregó ¡Y de qué manera! Tú eres nuestro modelo. Gracias Bendita Madre.