Archivo por meses: agosto 2025

Dejarse bendecir por Jesús. Comentario para Matrimonios: Mt 19,13-15

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19,13-15

En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase, pero los discípulos los regañaban.
Jesús dijo:
«Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos».
Les impuso las manos y se marchó de allí.

Dejarse bendecir por Jesús.

En este Evangelio vemos como, probablemente unos padres o unos abuelos, llevan a unos niños hasta Jesús para que los bendiga y, pese a las reticencias de los discípulos, Jesús les impone Sus manos y los bendice. ¡Qué importante es acercarse y presentarse ante Jesús para pedirle Su bendición!
Pero ¿cómo me acerco al Señor? ¿con mi autosuficiencia, con mi lógica humana? ¿o con la confianza de un niño, de un hijo pequeñito que se sabe necesitado de Su Padre? ¿Y presento cada día a mi esposo a Jesús para que le bendiga? ¿o como los discípulos le regaño y se lo impido porque le veo “sucio” con sus pecadillos, o indigno porque me ha ofendido? Jesús nos deja bien claro que Su lógica es distinta de la nuestra. Él mira en lo profundo y ve la disposición del corazón; bendice a los niños que, sencillos, dóciles y confiados, se le acercan. Y ¡qué sorpresa!, el Señor les dice a sus discípulos que precisamente de los que son como niños es el Reino de los Cielos. Así, si me hago como un niño, si me reconozco necesitado, si deposito toda mi confianza en mi Padre Dios y me fío de que, lo que Él me manda, es realmente el mejor plan que puedo tener, ¡puedo vivir ya el Reino de los Cielos!.
No nos olvidemos de dar gracias a Dios por aquellos que nos han acercado al Señor, y no dejemos de presentar a Jesús a quienes no lo conocen, en especial a los que tenemos más cerca.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Rafa: Hola, María, ya estoy en casa.
María: Hola, Rafa. ¿Qué tal ha sido el vuelo?
Rafa: ¡Uff! Pues esta vez he pasado miedo, ha habido unas turbulencias tremendas, tanto que incluso he rezado. Y ya sabes lo poco que creo yo en eso de rezar… Pero ¿sabes qué es lo que más me ha sorprendido?
María: Pues no… ¿Qué?
Rafa: Pues que un niño estaba tan pancho mientras los demás temblábamos. Y al preguntarle si no tenía miedo, nos ha dicho que no, porque su padre era quien pilotaba el avión. ¡Vaya confianza tenía en su padre!
María: No es para menos. ¡Era su padre! Si un niño se fía de su padre terrenal porque cree que es el mejor y que todo lo puede, y que como le quiere le va a dar lo mejor para él, hacerse como un niño es eso mismo respecto de Dios, nuestro Padre, y además como nos quiere a cada uno, y todo lo sabe, y todo lo puede, ¿nos va a dar algo malo? Pues tener esa fe en Él, en sus designios, en que siempre nos da lo mejor para nosotros, aunque no lo entendamos, eso es hacerse como un niño ante Dios.
Rafa: Qué reflexión tan bonita. María, ¿podrías acercarme más al Señor? Ya sabes que no tengo tu fe, pero me gustaría tenerla.
María. Claro, Rafa. ¡Qué alegría! ¿Te parece que hagamos ese retiro para matrimonios de Proyecto Amor Conyugal del que tan bien nos han hablado nuestros amigos? Creo que sería un buen comienzo…
Rafa: ¿Y por qué no? Me fío de ti, y de ellos. Mal no nos va a hacer. Y si encima nos ayuda y nos acerca al Señor…
María: Eres el mejor. Te quiero.

Madre,

llévanos de tu mano y, al igual que Tú presentaste en el templo a tu Hijo, preséntanos cada día a Jesús para que Él nos bendiga. ¡Benditas seas Madre! ¡Alabado sea el Señor!

La grandeza del Señor. Comentario para matrimonios Lucas 1, 39-56

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Lucas 1, 39-56

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y levantando la voz, exclamó: «¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá». María dijo: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mi: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” – como lo había prometido a “nuestros padres” – en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.

La grandeza del Señor.

“Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir” (Apocalipsis 4, 8) Es impresionante que el mismo Dios Todopoderoso fuera el fruto bendito del vientre de María, su humilde esclava. Hay que descalzarse ante este enorme misterio que nos supera completamente. Y que todo lo hiciera, lo haga, por Amor, un Amor infinito que escapa a nuestra comprensión. Por Amor a ti, por Amor a mí, por Amor a todos, por Amor a cada uno… y este pequeñín, este Dios que me Ama hasta hacerse Niño, hasta morir por mí, por ti, nos espera cada día en la Eucaristía, en el Sagrario ¿vamos a seguir haciéndolo esperar? ¡Vamos, esposos! Caminemos aprisa hacia su encuentro, Él nos hará uno. Y allí, siempre a Su lado, está Nuestra Madre proclamando la grandeza de Su Hijo.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Raúl: Laura, hoy es un día precioso de Nuestra Madre. Mi alma se estremece al pensar cómo La recibirían en el Cielo en el momento de Su Asunción. ¡Qué gran fiesta! ¿Te imaginas Su sonrisa al ver a Su Hijo?
Laura: Pues no me había parado nunca a pensarlo, tuvo que ser una auténtica pasada… qué abrazo se darían. ¡Qué bonito! Muchas gracias por compartirlo conmigo, me cuesta tener tu sensibilidad ante los misterios de María. Cómo agradezco al Señor que te escogiera desde la eternidad para ser mi Ayuda Adecuada. ¡Te quiero mucho, Raúl!
Raúl: Yo también te quiero muchísimo, Laura. ¿Te parece que organicemos en nuestro grupo de catequesis un Rosario hoy? Ya sé que estamos en vacaciones y cada uno en un sitio, pero podemos hacerlo online y que se unan los que puedan. Es una forma de que los hagamos partícipes de la importancia de este día, que igual se pierde un poco entre las vacaciones de verano.
Laura: Me parece una idea preciosa, y me encantará verlos y preguntarles cómo están llevando estos días. Y animarlos a que continúen con la oración y acercándose a los sacramentos. ¡Me pongo a convocarlos ahora mismo!

Madre,

Con tu prima Santa Isabel hoy también te decimos ¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quiénes somos para que nos hayas elegido para esta misión? Humildes siervos de la Sierva, es lo que aspiramos a ser. ¡Alabado sea el Santísimo Sacramento del altar!

RETIRO MATRIMONIOS POIO(PONTEVEDRA) 3 – 5 OCTUBRE 2025

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Perdonar sin condiciones. Comentario para Matrimonios: Mateo 18, 21-19, 1

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 18, 21-19, 1

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: «Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo». Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: «Págame lo que me debes». El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: «Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré». Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: «¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?». Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».
Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

Perdonar sin condiciones.

Qué importante y necesario es el perdón, es más, cuánto nos ayuda a ser mejores y sobre todo a amarnos mucho más. Podríamos decir que el perdón es uno de los dones más grandes que Jesús nos ha dado. Él nos lo perdona todo, sea lo que sea y sobre todo, olvida. Deberíamos asociar el perdón al olvido, ya que cuando perdonamos y no olvidamos estamos condicionando el don recibido por el Señor y Él nunca pone condiciones para perdonarnos, nos ama y nos perdona. Pero cuánto nos cuesta perdonar por pensar más en nosotros que en el que nos ofende, y sobre todo, cuánto nos cuesta a veces perdonar al que tenemos más próximo e incluso al que más queremos, a nuestro esposo, y tenemos que perdonar siempre de corazón. Para aclararlo mejor dividamos la palabra perdón: PER-DON. Uno de los significados que tiene el sufijo PER es intensidad o duración y también expresa totalidad; y DON es un regalo, una gracia especial o habilidad para hacer algo, un bien sobrenatural que recibimos de Dios. Por lo que al unir el PER al DON, lo que estamos es intensificando la gracia que hemos recibido y no hay mayor regalo que el amor, por lo que al perdonar de corazón demostramos mayor amor al que perdonamos y le queremos por encima del mal que nos puede haber causado. Además, tenemos el sacramento de la confesión donde siempre podemos acudir para pedir perdón, recibir la gracia y darnos cuenta de la importancia de perdonar de corazón.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Lourdes: Juan ya te has vuelto a dejar sin recoger tus herramientas dejándolas como siempre por medio, ¡no puede ser!
Juan: Espera un momento, ahora voy a recogerlo.
Lourdes: Ya estamos con lo de siempre: “espera que ahora voy”; y te lo tendré que decir varias veces. No me ayudas nada con el orden en casa.
Juan: Siempre estas con lo mismo, pero no es para ponerse así por dos cosillas que dejo de vez en cuando por medio. Perdóname, intentaré que no vuelva a pasar.
Lourdes: ¡Con eso piensas qué ya está! Hace falta algo más que un simple “perdóname”, siento que no ayudas en lo que necesito.
Juan: ¡No me pasas ni una! Mira como a nuestros hijos les consientes que tengan sus cosas siempre por medio y no se las tienes tanto en cuenta, pero conmigo a la mínima me estás llamando la atención.
Lourdes: Eso, eso, defiéndete que encima será culpa mía.
Juan: Ya lo dejo todo para que la señora esté a gusto, hay veces que no te entiendo.
(Unas horas después, durante la oración conyugal)
Lourdes: Gracias Señor por mi esposo, por todo lo que hace por mí y por lo pendiente que está conmigo. Perdóname por mi falta de paciencia y dar la impresión que no le paso ni una, a veces le doy más importancia a lo que deja de hacer que a él mismo. Ayúdame a quererle con sus defectillos y a perdonarle siempre.
Juan: Gracias Señor por el don de mi esposa, lo hace todo para que sea cada día mejor. Perdóname por no tener en cuenta esas pequeñas cosillas que sé que no le gustan y que dejo para última hora sin darle importancia. También por poner siempre excusas y defenderme cuando mi esposa me llama la atención por algo que no me apetece hacer. Ayúdame a estar más pendiente de ella, amándola primero en aquello que más me cuesta.
Lourdes: Gracias Juan. ¿Qué te parece que nos vayamos juntos a confesarnos y así purificar nuestro corazón? De esta manera dejaremos de llevarnos por nuestros impulsos y será más fácil ver lo que quiere el Señor de nosotros.
Juan: Me parece la mejor de las opciones, esta vez no puedo poner ninguna excusa, vámonos ya.

Madre,

Madre nos llamas a convertir nuestro corazón para amar como Tu Hijo nos ama, enseñarnos y ayudarnos a perdonar de corazón para estar cada vez más cerca de Él. Bendito sea el Señor.

RETIRO MATRIMONIOS ALICANTE  17 – 19 OCTUBRE 2025

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