Archivo por meses: agosto 2025

¿Por dentro, o por fuera? Comentario para matrimonios: Mateo 23,13-22

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 13-22

En aquel tiempo, Jesús dijo:
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos!
Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la “gehenna” el doble que vosotros!
¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: “Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga”! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro?
O también: “Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga” ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él».

¿Por dentro, o por fuera?

En este Evangelio vemos cómo Jesús sufre y suspira. La razón es sencilla, quiere la salvación de todos sus hijos. Por eso vemos cómo corrige a los fariseos que no viven la verdad de la Revelación que Dios ha manifestado a través de los profetas. Ellos se han quedado en lo externo, justificando así su fe en la apariencia y no en la verdad.
Nosotros también podemos quedarnos en los actos externos sin profundizar en la trascendencia que tiene cada uno de ellos y, aún mucho peor, enseñárselo así a nuestros hijos, esposo… con las consecuencias que ello tiene para sus almas.
Muy orgullosos elaboramos una lista mental de cosas buenas que hemos “hecho”, en las que, a veces, nos hemos mirado a nosotros mismos y no hemos cuidado en ellas el trato profundo y delicado con Aquel que nos ama y se ha entregado por nosotros. Por ejemplo, vamos a misa y asiste nuestro cuerpo, que hace todos los gestos y dice las respuestas mecánicamente… y nos quedamos muy “satisfechos” por asistir a misa. La verdad es que nuestra alma no estaba allí, nuestro corazón no estaba en el altar junto al de Jesús. En esa Eucaristía, así vivida, en nuestra libertad, se lo ponemos difícil al Señor para coger nuestro corazón y llevarlo junto al Suyo para transformarlo. Menos mal que Dios es misericordioso y nos sorprende supliendo nuestra debilidad, por eso siempre es mejor estar imperfectamente en misa que no estar.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Begoña: Pablo, ¿vamos a misa un poco antes para rezar un rato y prepararnos?
Pablo: ¡Claro! Termino esto en seguida y nos vamos.
Begoña: ¿Te acuerdas lo que te costaba ir a misa?…No te digo ya si te hubiera pedido ir un rato antes, como hacemos ahora… (risas).
Pablo: Es verdad, iba porque tú me lo pedías, pero no vivía lo que significaba cada momento. Ir a misa era estar allí y esperar a que pasara el tiempo y que el cura dijera “podéis ir en paz”, que para mí significaba “ya puedes ir a tomarte la cerveza”.
Begoña: ¡Ja,ja,ja,ja!
Pablo: El Señor ha tenido paciencia conmigo y tú también. Ahora siempre le pido a la Virgen que ponga mi corazón en el altar para estar muy cerquita de Jesús y que así Él lo transforme y sea mejor esposo para ti.
Begoña: ¡Pues funciona tesorillo mío! Como dijo aquel sacerdote en la homilía, hay que dejar de “hacer” cosas de cristianos para comenzar a ser cristianos.
Pablo: ¡Pero la cervecita la mantenemos!

Madre,

Ayúdanos a mantener atenta nuestra alma, para ver y gustar lo sobrenatural de nuestra vida. ¡Alabado sea el Señor!

¿Le conoces, te conoce? Comentario para matrimonios: Lucas 13, 22-30

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Evangelio del día.

Lectura del santo evangelio según san Lucas 13, 22-30

Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.
Uno le preguntó:
«Señor, ¿son pocos los que se salvan?».
Él les dijo:
«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: Señor, ábrenos; pero él os dirá: “No sé quiénes sois”. Entonces comenzaréis a decir: “Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”.
Pero él os dirá: “No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».

¿Le conoces, te conoce?

Qué terrible sería escuchar en labios de Jesús: «No sé quién eres» el día que nos encontremos con Él. ConocerLe significa establecer una relación de intimidad cada vez más profunda, hasta alcanzar una comunión que será perfecta en el cielo, pero que ya la experimentamos aquí. Qué paz se encuentra en el alma cuando se vive unida al Corazón de Jesús. Pero el test para saber que no me estoy dejando llevar por mi egoísmo, comodidad, pasiones, etc. está en las obras.
San Juan Pablo II nos enseña que es en la relación donde se expresa el amor, especialmente con mi esposo y con los más próximos. Porque puedo estar haciendo novenas, apostolado, adoraciones, pero dejar a mi esposo abandonado, y por tanto, también dejar al Esposo, con mayúsculas, al Señor, abandonado también. Escuchemos en la oración cómo nos dice que Le amemos en lo concreto, en las mediaciones que Él nos pone, que en el caso de los matrimonios son los respectivos esposos.
El matrimonio es un camino maravilloso para conocerLe y para conocernos y de ese modo conocer a Jesús en mi esposo. Hay matrimonios que viven sin conocerse porque no han construido una relación de intimidad y llega un momento en el que no se conocen y terminan separándose. Conocer el Corazón del Señor me lleva a conocerme y a conocer a mi esposo, y poco a poco ser los dos uno en el Señor.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Teresa: Cuánto agradezco al Señor que nos haya llevado a este camino de conversión, descubriendo la maravilla que es el Sacramento del matrimonio
Ángel: ¿De conversión María? Pero si nosotros ya estábamos en la Iglesia…
Teresa: ¡Ay Ángel, pero cómo estábamos! Con una fe mediocre, de conformismo. Íbamos a misa o al grupo de matrimonios como cuando vamos a la compra, cuando toca, como un plan más. Y ahora es diferente, ¿no crees?
Ángel: Tienes razón María, ahora hemos aprendido a buscar una intimidad con el Señor en la oración, a tener presente al Señor en todas las cosas que hacemos. Antes no era así.
Teresa: Hemos descubierto que Cristo está en medio de nosotros y con la oración conyugal hemos creado una intimidad entre nosotros y con Él inimaginable.
Ángel: Sí ¡Qué increíble! También hemos descubierto a ver Su voluntad en todo lo que nos pasa, sea bueno o malo, a confiar.
Teresa: Creo que tenemos mucho que agradecer por nuestra conversión, ¿no crees?
Ángel: Tienes mucha razón, vamos a hacer hoy nuestra oración dando gracias a Dios por esta verdadera conversión de nuestro corazón, qué privilegio ser tan amados por Él.

Madre,

Hoy te damos infinitas gracias por tu Sí, por el don de Tu hijo en nuestras vidas. Enséñanos a construir una intimidad entre nosotros y con Él. ¡Bendito y alabado sea por siempre el Señor!

Mi humildad conquista tu corazón. Comentario para matrimonios: Mateo 23, 1-12

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según San Mateo 23, 1-12

En aquel tiempo, habló Jesús a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen. Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame «rabbi». Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar «rabbi», porque uno sólo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del Cielo. No os dejéis llamar maestros, porque uno solo es vuestro maestro, el Mesías. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Mi humildad conquista tu corazón.

Jesús nos propone un camino que se contradice con los criterios del mundo: el camino de la humildad, del servicio en silencio, del corazón que se abaja por amor. En el matrimonio, esta es una de las claves para una unión verdadera, no buscar tener razón, sino dar la vida. No imponer criterios, sino entregar el corazón. En muchas ocasiones, entre los esposos nos queremos dominar, tener la última palabra, demostrar que sabemos más, que hacemos más, que merecemos más. Pero Jesús nos dice en el Evangelio que el que se pone por encima, será humillado. Y no porque Dios quiera humillar, sino porque el orgullo siempre nos deja solos, mientras que la humildad une y engrandece el amor. Humillarse en el matrimonio no es que uno pierda, sino que es ganar el corazón del esposo. Por eso vemos que el orgullo cierra puertas, pero la humildad las abre. La soberbia endurece el trato, la humildad la suaviza. Cristo nos enseña que la verdadera grandeza está en ser el primero en amar, en servir, en perdonar.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Roberto: Hola cariño. He comprado una TV nueva. La que tenemos no me gusta como se ve ya.
Julia: Pero ¿por qué no me lo has consultado Roberto? Es mucho dinero…
Roberto: Yo sé cómo manejar el dinero. Para eso lo gano. O ¿consideras que te va mal?
Julia: Esto no es sólo tuyo. Necesito sentirme parte de las decisiones de nuestro hogar.
Roberto: Ya estás haciéndote la víctima…
Se produce un silencio triste en la casa y a Roberto le resuena las Palabras de Jesús en la Eucaristía, «El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido»
Roberto: Julia perdona. Pensaba que me ibas a poner alguna disculpa para no comprarlo y me he justificado en que yo lo gano, y lo he comprado. Perdóname por no valorarte y anteponerte a mis criterios. Toma mi tarjeta para que todo lo que vaya a comprar en adelante te lo tenga que consultar.
Julia: Claro que te perdono. Y doy gracias a Dios porque está haciendo un esposo nuevo.
Roberto: Cariño, te voy a preparar una cena especial, y luego rezamos juntos el rosario.

Madre,

Gracias por ser el gran ejemplo de humildad, de sencillez, de acogida. Ayúdanos a responder como Tú, siendo siempre los más pequeños, sin buscar reconocimiento. ¡Bendito y alabado sea el Señor!.

¿Me estoy engañando? Comentario para matrimonios: Mateo 22,34-40

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 22,34-40

En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».
Él le dijo:
«”Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”.
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:
“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».

¿Me estoy engañando?

Cuántas veces quisieron tender una trampa a Jesús, y sin embargo Él no entraba en su juego sino que iluminaba con la Verdad, que es eterna.
De este modo también nos lo está diciendo hoy, en nuestro tiempo. Y nosotros, en nuestra vocación de esposos, para cumplir el primer mandamiento tenemos que pasar necesariamente por el segundo, y viceversa.
No podemos amar a nuestro esposo si no amamos primero a Dios, que es la fuente del Amor, y no podemos decir que amamos a Dios si no amamos a nuestro esposo. El modo en que amo a mi esposo es el modo en que yo reflejo el Amor de Dios. Porque el que dice que ama a Dios y no ama a su esposo (su prójimo más próximo) se está engañando.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Paco: ¡Buenos días cariño! Voy a aprovechar que es domingo para ir a misa y después he quedado con Óscar para echar un partidito de pádel, ¿Te parece?
Clara: ¿Y eso? Paco, el otro día quedamos en que hoy después de misa haríamos planes juntos, que para un día que podemos estar tranquilos…
Paco: Ya Clara, pero es que me ha dicho Óscar que tiene un problema y que quería quedar para hablar. Así que no sé a qué hora llegaré.
Clara: pues no me parece bien, pero si tú crees que es necesario…
(Más tarde, al volver a casa después de acudir a la Eucaristía)
Paco: Cariño, perdóname, estaba rezando en misa y el Señor me ha hecho ver que esta mañana no te estaba amando, y que si quiero amarLe, tengo que hacerlo a través tuyo. ¿Sabes qué? Voy a decirle a Óscar que ya teníamos planes, y que si quiere, podemos quedar otro día a comer o algo así, ¿Vale?
Clara: ¡Ay, gracias Paco! Por fin vamos a poder tomar algo tú y yo tranquilos, que últimamente tenemos mucho lío. Te quiero.
Paco: gracias a tí Clara, que haces que me acerque al Señor a través tuyo.

Madre,

Tú que has cumplido perfectamente estos mandamientos, ayúdanos a nosotros a tenerlos siempre presentes y a cumplirlos. ¡Alabado sea el Señor por siempre!

Una vida digna y pura. Comentario para matrimonios: Mateo 22, 1-14

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 1-14

En aquel tiempo, Jesús volvió hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo,diciendo:«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados,encargándose que dijeran a los convidados:“Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda”.Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios; los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.Luego dijo a sus criados:“La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda.”Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo: “Amigo,¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?”El otro no abrió la boca.Entonces el rey dijo a los servidores:“Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar dedientes”.Porque muchos son los llamados,pero pocos los elegidos».

Una vida digna y pura.

Al preparar este comentario nos viene al corazón otro pasaje del evangelio (Jn 14, 2-3) en el que Jesús les dice a los discípulos, y a nosotros, que se va para prepararnos un lugar y que volverá y nos llevará con Él para que donde esté Él estemos nosotros.El Señor nos muestra de manera insistente sus deseos de que estemos con Él junto al Padre, nos busca sin descanso. Nos muestra su corazón lleno de fuego de Amor, y nos suplica por medio de santa Margarita María de Alacoque “al menos tú ámame”.A propósito de la frase: “Muchosson los llamados pero pocos los elegidos”. San Juan Crisóstomo decía: “Conestas palabras el Señor no quiere desanimarnos, sino advertirnos: no basta haber sido llamados y haber entrado, es necesario también permanecer con la vestidura nupcial, es decir, con una vida digna y pura.” (Homilías sobre Mateo,hom. 69,2)

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Ignacio: Esta nueva vida que nos han descubierto las catequesis de san Juan Pablo II interpretadas en clave conyugal no dejan de sorprenderme. Cuando las leo y rezo llenan mi corazón de deseos de una vida mejor. Me ayudan a ver la vida de otra manera, y te veo con otra mirada.
Pepa: Si, es una maravilla. ¡Cómo nos ha cambiado y ha cambiado nuestro matrimonio! Ahora cuando nos entra la sospecha el uno del otro ya sabemos lo que está pasando y lo que tenemos que hacer.
Ignacio: Sí, ponernos el vestido de boda.
Pepa (con cara de extrañeza): ¿Elvestido de boda? No te entiendo.
Ignacio: Si, recuperar nuestra dignidad y pureza de corazón. Renovar nuestros deseos de entregarnos el uno al otro y apoyarnos en la gracia.
Pepa: ¡Que susto! Pensé que tenía que ponerme el vestido de nuestra boda. A saber cómo me quedará, si es que me entra jajaja
Ignacio: Pues fíjate a mí jajaja

Madre,

Tú que eres la Inmaculada Concepción, la criatura más digna que Dios ha creado, ayúdanos a desear una vida digna y pura y a entregarnos del todo el uno al otro para mayor gloria del Padre. Bendito sea tu Hijo Jesús que no cesa de buscarnos.