Archivo por meses: agosto 2025

Siempre en alerta. Comentario para Matrimonios: Mateo 24, 42-51

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 24, 42-51

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejarla abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si dijere aquel mal siervo para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»

Siempre en alerta.

Al leer este evangelio nos puede pasar que solo pensamos en la muerte, en el día en el que el Señor nos llamará a su presencia y que tenemos que estar siempre preparados, porque como Él nos dice no sabemos ni la hora ni el día. Y es así, no nos podemos confiar y dejarlo todo para el final. Estamos en una batalla constante contra el pecado, no descansa y nosotros tampoco tenemos descanso, pero la recompensa siempre es mayor: la Gracia. Y no te cuento el premio final: el cielo y la eternidad junto a Dios. Por eso siempre tenemos que ir un paso por delante y estar preparados, sobre todo en aquello que no nos gusta, que nos incomoda, que no nos viene bien y mucho más, siendo siempre nuestra respuesta la renuncia y la entrega incondicional.
Los matrimonios tenemos una gracia especial a través del sacramento que no podemos desperdiciar y nos ayuda a estar siempre atentos para acoger a nuestro esposo en su debilidad ocasionada por el pecado y sin olvidar que esa debilidad también es la mía. Estamos llamados para llegar juntos al cielo y cada vez que superamos alguna ocasión de pecado, es un paso más para nuestra meta. Para alcanzar esa recompensa tenemos una solución maravillosa: el AMOR sin medida, como decía san Agustín: “La medida del amor es amar sin medida”

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Mariajo: Ya estás en casa Agustín, no te esperaba tan pronto, ¿no tenías lío en la oficina?
Agustín: Si, están siendo unos días agotadores, pero me he dado cuenta de que tengo que poner medidas al trabajo, ya que si no me absorbe y me olvido de lo demás. Además, es mi santo y tenemos que celebrarlo como se merece.
Mariajo: Cómo me alegro de tu medida, es una pasada como has mejorado en este aspecto y que bueno es tenerte más en casa.
Agustín: Si, antes pensaba que el trabajo lo era todo y fundamental para poder tener una vida relajada más adelante, pero no hay nada que me relaje más que estar contigo, gracias a Dios trabajo hay mucho y para mucho tiempo.
Mariajo: ¿Te das cuenta cómo ha cambiado nuestra vida en los últimos años? Antes estábamos más pendientes de las cosas del mundo, de lo que nos apetecía y lo que no, dábamos mucha importancia al dinero y por eso le dedicábamos horas de más al trabajo, para ganar más y tener una vida más relajada. Ahora todo eso ha pasado a un segundo plano, hemos descubierto lo que Dios tiene preparado para nosotros y lo hemos antepuesto a todo.
Agustín: Si Mariajo, así ha sido y yo estoy encantado de haberlo descubierto. Siempre ha estado ahí y no lo hemos querido ver. Hemos mejorado juntos y nuestra relación ha crecido de una manera exponencial al descubrir la grandeza del matrimonio. Nos hemos antepuesto tú y yo junto a Dios a cualquier otra cosa y nuestra vida ha mejorado un montón. Y le doy las gracias al Señor continuamente por ello.
Mariajo: Antes actuábamos en función de nuestras propias necesidades y ahora estamos preparados para lo que venga, siempre en alerta para hacer la voluntad de Dios y aunque a veces no es fácil, no nos cansamos de intentarlo.
Agustín: Qué pasada cómo nos está cambiando el Señor. ¿Hacemos nuestra oración conyugal y luego te preparo una cena de chuparse los dedos?
Mariajo: ¡Genial! Eres maravilloso y le doy infinitas gracias a Dios en todo momento por ti. Vamos a ello y así celebramos tu santo como se merece.

Madre:

A la luz de Tu ejemplo y al amparo de Tu manto, ayúdanos a estar siempre alerta y preparados para recibir al Señor. Bendito sea el Señor que nos espera siempre.

La belleza escondida. Comentario para matrimonios: Mateo 23, 27-32

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 27-32

En aquel tiempo, Jesús dijo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: «Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas»! Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».

La belleza escondida.

“La belleza salvará el mundo”. Esta frase que nos recordaba San Juan Pablo parece que tiene mucho que ver con el evangelio de hoy. Todos tenemos en lo más profundo de nuestro corazón un anhelo de belleza, porque Dios mismo es la Belleza y por eso nos atrae lo bello. El problema es que a veces este deseo lo buscamos desordenadamente y mezclado con nuestro amor propio, orgullo y vanagloria nos empujan a cuidar más la apariencia que el corazón.
Por eso Jesús nos alerta hoy con este evangelio y nos llama una vez más a mirar a nuestro corazón, a la conversión interior y a purificar nuestra intención.
Decía también San Juan Pablo que lo invisible determina más al hombre que lo visible. ¿Qué pasaría si en vez de ver el cuerpo de una persona viéramos su alma? Quizá nos llevaríamos sorpresas porque vivimos en esta cultura de la apariencia, nos encanta quedar bien, buscamos el aplauso del mundo, cuidamos nuestra imagen más que nunca, nos importa mucho el “qué dirán” pero… ¿qué pasa con nuestra alma? ¿La cuidamos tanto como el cuerpo? ¿Me preocupo de estar en gracia de Dios? ¿Cuido “la imagen” de mi alma alimentándola con la oración y la Eucaristía y limpiándola en la confesión?
La verdadera belleza no está en lo que mostramos, sino en lo que somos por dentro. Lo que embellece de verdad el cuerpo es el alma que se deja transformar por la gracia de Dios. Por eso, cuidar nuestra alma es el camino para reflejar la verdadera Belleza que salva.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Carmen: estoy convencida que este retiro que hemos vivido este fin de semana es algo de Dios… me ha parecido de una belleza que sólo puede provenir de Dios… ¡Yo quiero un amor así entre nosotros!
Jaime: ¿Por dónde empezamos?
Carmen: creo que esta llamada comienza por buscar la pureza de nuestro corazón y esto se reflejará luego en todo lo demás, en nuestra forma de actuar, de hablar, de vestir, nuestras vacaciones, el ocio… pero todo comienza en el corazón.
Jaime: claro…El Señor no quiere un amor maquillado, por eso nos invita a mirar dentro. Podemos empezar por ahí ¿qué busca nuestro corazón? ¿qué desea? ¿qué ama? ¿buscamos de verdad el bien de nuestras almas o sólo una aparente felicidad?
Carmen: Si, tenemos que replantearnos muchas cosas. Cuidamos mucho lo que los demás ven de nosotros, ser un matrimonio “ideal” en redes, en la parroquia…y estamos descuidando nuestras almas y nuestro amor “escondido” en casa, allí donde nadie nos ve.
Jaime: Si, la belleza del matrimonio no está en viajes y fotos bonitas, sino en la entrega real. Vamos a pedirle esta gracia al Señor, que nos cambie el corazón y nos de uno semejante al suyo.

Madre,

¡Bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan grandiosa Belleza!

La mejor recompensa. Comentario para Matrimonios: Mateo 23, 23-26

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 23, 23-26.

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo: «¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad!
Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera.»

La mejor recompensa.

¡Cuántas veces nos ha pasado como a los escribas y fariseos! Nos preocupamos de cientos de cosas y olvidamos lo importante: nuestro sacramento. Nos ocupamos de lo de fuera: de tener las tareas de casa hechas y cumplir mi parte, el trabajo, nuestro ratito de descanso, con suerte el ratito de oración, y no paramos un segundo para ver el estado de nuestro corazón y nuestra comunión. Nos pide el Señor que pongamos atención a la justicia, para entregarnos a nuestro esposo tal y como nos comprometimos, que pongamos misericordia, para compadecernos de los sufrimientos y miserias de nuestro esposo/a cuando está pasando por un mal momento; que evitemos el juicio, evitando pensamientos, miradas o actos que no son propias de nuestro sacramento. Que cuando el Señor nos mire no tenga que decirnos ¡Ay de vosotros…! Limpiemos nuestro corazón. Os adelanto que dolerá, pero la recompensa es grande: el cielo.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Ana hablando con un sacerdote:
Ana: Padre voy fatal. He estado 3 días sin rezar el rosario, y el ratito de oración no lo estoy cumpliendo fielmente la verdad…,también olvidé hacer algún acto de mortificación y creo que me excedí mucho en la comida el otro día que teníamos una cena. En fin… un desastre.
Sacerdote: Hija, es muy importante cuidar la oración, el rosario y todo lo que has dicho, es cierto, y debes hacerlo. Pero nunca olvides, que como decía San Juan de la Cruz, al final de la vida, nos examinarán del amor. No mira Dios lo que hacemos, sino el amor con el que lo hacemos. Mira el amor, con el que rezas a María el rosario, mira tu amor en la oración a Dios, mira cuánto amas a tu esposo en cada acto pequeño de entrega, si te mortificas, piensa bien por qué y para qué. No se trata de lo que haces, sino de lo que amas.
Ana: La verdad Padre es que ando muchas veces agobiada con lo que tengo que hacer y que no llego y algo me decía que no lo estaba enfocando bien.
Sacerdote: Ama hija, enamórate ardientemente de Jesús, ámalo con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente y ama a tu esposo como Cristo te ama a ti. Lo demás vendrá solo.
Ana: Gracias Padre por su ayuda

Madre,

Tu Inmaculado Corazón es donde quiero mirarme, tu Inmaculado Corazón es alegría de Dios. Ayúdame a amar como Tú, en tí y contigo. ¡Alabados sean los Corazón de Jesús y de María!

RETIRO PARA NOVIOS EN CUENCA 28 – 30 NOVIEMBRE 2025

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RETIRO MATRIMONIOS CUENCA 21 – 23 NOVIEMBRE 2025

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