Archivo por meses: agosto 2025

Testigos de Su gloria. Comentario para Matrimonios: Lucas 9, 28b-36

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según S. Lucas 9, 28b-36

En aquel tiempo, tomó Jesús a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto del monte para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió y sus vestidos brillaban de resplandor.
De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su éxodo, que él iba a consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño, pero se espabilaron y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras estos se alejaban de él, dijo Pedro a Jesús:
«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
No sabía lo que decía.
Todavía estaba diciendo esto, cuando llegó una nube que los cubrió con su sombra. Se llenaron de temor al entrar la nube.
Y una voz desde la nube decía:
«Este es mi Hijo, el Elegido; escuchadlo».
Después de oírse la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por aquellos días, no contaron a nadie nada de los que habían visto.

Testigos de Su gloria.

En este pasaje del evangelio, vemos cómo nuevamente el Señor se aparta del mundo para orar; físicamente va en búsqueda del Padre en la montaña. Es muy significativo ver esa necesidad de estar en completa armonía con el Señor constantemente, así debería ser nuestra vida.
Hoy celebramos la Transfiguración del Señor y ¿qué significa? Según Santo Tomás de Aquino, la gloria divina de Cristo se traslució por un momento a través del cuerpo humano de Jesús. ¿Somos conscientes de lo que debió suceder en ese momento?
Jesús se dejó acompañar por estos tres discípulos, porque tendrían su corazón dispuesto a poder ver y comprender todo lo que iba a suceder; les quería iluminar el corazón para que, como si se tratara de una anticipación de la resurrección de Jesús, siempre pudieran saber dónde está la luz momentos de penumbras.
Para crecer en nuestro matrimonio necesitamos de la oración, necesitamos ir en búsqueda del Padre para ir acomodando nuestro corazón al del Señor, poco a poco ir comprendiendo a qué estamos llamados. De esta forma, podremos ayudar a nuestro cónyuge a llegar a la santidad, que es algo inalcanzable por nuestros medios pero, con la Gracia de Dios, podremos llegar al cielo juntos y ser testigos de Su gloria.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Sergio: Susana, ¡cómo me gusta verte ayudando a los matrimonios cuando lo necesitan!
Susana: ¿A qué te refieres?
Sergio: Pues que cuando vamos a ayudar a algún retiro de Proyecto Amor Conyugal o quedamos con algún matrimonio que está en apuros, el Señor me concede una Gracia muy especial por la que puedo verte a través de Sus ojos, te veo brillar, veo a lo que estás llamada, y esto hace que cada vez me sienta más unido a ti.
Susana: Sé a qué te refieres cariño, a mí me pasa lo mismo cuando te veo hablar de Dios a los esposos que aún no le conocen. ¿Sabes qué? Que cada día en la oración, le pido al Señor que me ayude a verte así siempre, cada minuto que pasamos juntos.
Sergio: ¿Te imaginabas que podríamos llegar a vernos de este modo el día que nos casamos?
Susana: Pues la verdad que no… pero ahora, viendo cómo el Señor ha ido transformando nuestros corazones, soy consciente que Su amor no tiene límites y así debe de ser mi amor por ti.

Madre,

Ayúdanos a dejarnos moldear por el Señor, como tú siempre haces, para ser capaces de vernos con Sus ojos .
Alabado sea el Señor, que nos permite ser testigos de Su Gloria.

Ánimo, soy yo. Comentario para Matrimonios: Mateo 14, 22‐36

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San san Mateo 14, 22‐36

Después que la gente se hubo saciado, enseguida Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo enseguida: «¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!». Pedro le contestó: «Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre el agua». Él le dijo: «Ven». Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: «Señor, sálvame». Enseguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?». En cuanto subieron a la barca amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: «Realmente eres Hijo de Dios». Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto. Y cuantos la tocaban quedaban curados.

Ánimo, soy yo.

En este Evangelio, Jesús nos deja claro que vivamos en paz y que, si por algo estoy turbado, es el momento de preguntarnos, ¿estoy viviéndolo desde la Fe confiando en que si Él quiere puedo andar sobre el mar en tempestad, o estoy mirando al viento hundiéndome por mis razones, mis pensamientos, mis dudas? Pedro pudo andar sobre las aguas, cuando confió en Jesús. Si no nos alimentamos de Cristo NO podemos hacer nada.
Hoy con estas palabras, recibimos una invitación del mismo Jesús a confiar en Él aunque creamos que nos puede estar pidiendo que «andemos sobre las aguas». Si nos lo está pidiendo, es porque si tenemos Fe en Él nos va a sostener, no nos va a dejar sólos. Debemos tener siempre esa certeza de que Él está detrás de todo lo bueno o de todo lo que objetivamente no lo es. Aceptemos esta invitación de Jesús y no nos miremos a nosotros mismos ( a nuestros criterios, nuestras razones, nuestro yo)
Rectifiquemos nuestra pureza de intención diciéndole : Señor sálvame, sin Ti me hundo

Aterrizado a la vida Matrimonial.

José Ignacio: he hablado con nuestro tutelado y me dice que, después de lo que le ha hecho su esposa, se quiere separar. No ha parado de decirme que esto no cambia ni va a cambiar.
Mayra: Pobrecito. Cómo le entiendo. Lleva mucho tiempo luchando y es muy humano que piense que no tiene solución. Pero lo que el hombre no puede, Dios lo puede. A lo que nosotros no llegamos, con la Gracia de Dios, sí se puede. Míranos a nosotros: Hoy hacemos 20 años de casados y hemos pasado también por muchas dudas del uno hacia el otro. Antes de tener una vida de Fe encarnada en nuestra vocación matrimonial, me dejaba tentar muy fácilmente por el maligno y tenía mucha facilidad en ver la mota de tu ojo en lugar de la viga que tengo que cambiar yo en mi corazón. Ahora, cuando entro en tribulación y veo como el “viento” me azota con sospechas hacia ti, Le digo al Señor: Sálvame de mi miseria y ayúdame a confiar en Tu plan en mi matrimonio. Y te aseguro que en estos últimos años, desde que empezamos el itinerario de Proyecto, nuestro matrimonio ha dado un giro total.
José Ignacio: Tienes razón, Mayra, me has dado mucha luz. Es verdad que a este esposo le falta alimentarse del Señor y abandonarse en Él. Está más pendiente de sus sensaciones y sus razones, viendo sólo el viento que le azota. Tengo que decirle que aumente su oración para que mire a su esposa con los ojos que el Señor le mira. Gracias cariño porque siempre me recuerdas estas verdades
Mayra: Y tenemos que dar muchas gracias a Dios por este aniversario de boda y por la luz que el Señor nos ha permitido ver en estos últimos años.

Madre,

Enséñame, a semejanza tuya, a mirar solo a Dios, para que pueda caminar sobre cualquier mar en tempestad. ¡Alabado sea el Señor!

Vacaciones a coste cero. Comentario para Matrimonios: Mateo 14, 13-21

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 14,13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados. Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:
«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer».

Jesús les replicó:
«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».

Ellos le replicaron:
«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».

Les dijo:
«Traédmelos».

Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

Vacaciones a coste cero.

Una multitud que sale al encuentro de Jesús dejando sus poblados sin pensar dónde dormirán o qué comerán. Y en el encuentro acaban recostados en la hierba, saciados y curados.

¿Os imagináis?

En el caluroso agosto, recostados en la hierba fresca, sanados de vuestras dolencias y saciados (no hartos) de vuestros apetitos … y a coste cero. ¡Eso sí que son vacaciones!

Pero atención a la letra pequeña:

Destino incierto: no lo eliges tú. Lo marca tu esposo. Donde él esté, allí estarás tú (y tu descanso).
Pensión completa de lo que necesitas, no de lo que te apetece. Si prefieres carne y tu esposo pescado… adivina qué habrá en el menú.
Opción “Entrega Total” incluida: serás el último en todo al ceder todo privilegio a tu esposo.
Y entonces, en septiembre, volverás renovado. Como si esas tres semanas se hubieran multiplicado. Con ganas de seguir descansando… no solo los fines de semana, sino cada día, en el amor de Cristo que te alimenta y te sana … y te invita a dar de comer a tu esposo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

(Mer y David en el salón de casa. David está con una libreta y Mer con el móvil en la mano)

David: Entonces, ¿confirmamos las fechas? tres semanas, del 5 al 26. Ahora falta decidir adónde vamos. Me gustaría algo más organizado este año.

Mer: ¿Y si lo dejamos más abierto? Un sitio tranquilo, sin horarios. Solo tú y yo.

David: Mer, tú sabes que a mí me da paz tener las cosas claras. Y además… si no planeamos, acabamos en cualquier lugar, sin sitio para dormir o comiendo lo primero que haya.

Mer (sonríe): Bueno… ¿y si no pasa nada? ¿Y si, al final, lo importante no es el sitio, ni lo que comemos… sino cómo estamos tú y yo?

David (en tono medio en broma): Estás muy profunda hoy… ¿te ha dado el aire?

Mer (riendo): Puede ser. O quizás me está entrando hambre… de otra cosa.

David: ¿De qué?

Mer: de estar contigo de verdad. Sin reloj. Sin expectativas. Solo tú y yo, juntos. Descansando, no de la rutina, sino de nosotros mismos… de nuestras manías, nuestras exigencias.

David (baja la libreta lentamente): vale… Eso no estaba en mi lista. Pero suena… distinto.

Mer: y si llegamos a un sitio donde solo hay pan con tomate… lo compartimos.

David: y si tú prefieres playa y yo montaña… ¿qué hacemos?

Mer: nos buscamos un río.

(Pausa. Se miran. Sonríen.)

David (cerrando la libreta): ¿y si estas son las vacaciones que necesitábamos desde hace años?

Mer: sin fotos. Sin agenda. Solo tú, yo… y Dios que es quien verdaderamente sabe lo que necesitamos.

David: ¿rezamos y vemos dónde nos lleva?

Madre,

Tú que descansabas en tú hijo, ayúdame a descansar en Él entregándome a mi esposo. ¡Alabado sea el Señor!

Atesorar TEEC. Comentario para Matrimonios: Lc 12, 13-21

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:
«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».
Él le dijo:
«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».
Y les dijo:
«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».
Y les propuso una parábola:
«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose: “¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”.
Y se dijo: “Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.
Pero Dios le dijo:
“Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”.
Así es el que atesora para SÍ y no es rico ante Dios».

Atesorar TEEC.

Jesús, en este Evangelio, nos deja claro que cuando nos llame y nos juzgue, de nada nos valdrán los tesoros de este mundo que hayamos almacenado. El Señor nos invita a elevar la mirada porque, al final, las únicas riquezas que nos servirán serán los Tesoros En El Cielo (TEEC), esos que sólo conseguimos saliendo de nosotros mismos para entregarnos a los demás, empezando por mi esposo. Somos instrumentos para comunicar a los otros los bienes que recibimos de Dios, pero si dejamos de dar, dejamos de recibir, y hasta lo que creemos tener lo perdemos.
¿Y yo? ¿Estoy dando a mi esposa todo lo que recibo de Dios, todo Su Amor? ¿Me entrego por ella, como Cristo por Su Iglesia? Porque si lleno a mi esposa del Amor de Dios, mi alma se mantendrá llena del Amor de Cristo Esposo. Es el milagro de amor que produce el Espíritu Santo en nosotros, que cuanto más damos, más recibimos.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Susi: Hola Emilio, ¿sabes qué? Me han ofrecido un nuevo trabajo en el que voy a ganar más. Me hace mucha ilusión y he pensado que así podremos ahorrar algo más y hacernos con un colchoncito para imprevistos y… algún caprichito. ¿Qué te parece? Lo único es que, de vez en cuando, tendré que viajar fuera, pero ya sabes que me gusta y en mi puesto actual no tengo la oportunidad.
Emilio: ¿Y qué te va a suponer en tiempo, en dedicación?
Susi: Bueno, al principio algún esfuerzo para formarme y tiempo para adaptarme… y la tarde de los viernes tendré que estar en la oficina.
Emilio: Eso suena a que nos va a limitar el tiempo para ir a misa juntos, y también para poder darnos a otros. Y creo que, además, nos puede dificultar el hacer la oración conyugal algunos días. Susi, desde que hicimos el retiro de Proyecto Amor Conyugal ¡somos más felices de lo que hemos sido nunca! Pasamos más tiempo juntos, estamos más centrados y, aunque nos ha costado poner en práctica eso que nos dijeron, que el don no se acoge hasta que no se entrega, vamos avanzando. Ahora que empezamos a hacer la oración conyugal todos los días, vamos cada mes a la reunión del grupo y a la Adoración para matrimonios en nuestra parroquia, y hemos empezado a colaborar en retiros… ¡No me gustaría perderlo!
Susi: Tienes razón, no había pensado en esas posibles consecuencias. Si te parece, ponemos esta noche en oración los pros y los contras, y discernimos si realmente este cambio es lo que quiere Dios para nosotros.
(Y esa noche, pusieron todo en manos de Dios, vieron que tenían ya lo suficiente para vivir, y que ese poco más material podía suponer un paso atrás en su camino de santidad juntos hacia el cielo.)

Madre,

Ayúdanos y guíanos para que no nos despistemos de nuestro camino hacia la santidad, que nuestra ilusión sea atesorar Tesoros En El Cielo. ¡Bendita seas Madre! ¡Alabado sea por siempre Nuestro Señor!

Vivir en pecado. Comentario para matrimonios Mateo 14, 1-12

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 14,1-12

En aquel tiempo, oyó el tetrarca Herodes lo que se contaba de Jesús y dijo a sus cortesanos: «Ese es Juan Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él». Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, por motivo de Herodías, mujer de su hermano Filipo; porque Juan le decía que no le era lícito vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta. El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: «Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista». El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre. Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron, y fueron a contárselo a Jesús.

Vivir en pecado

Nos fijamos hoy en Herodes y Herodías, viviendo una unión ilícita, en pecado. Vemos como esta situación, lejos de acercarlos entre sí y a Dios, los va enfangando cada vez más. Herodes vive con miedo y pendiente de lo que los demás opinen, no se olvida de la terrible injusticia que ha cometido, pues al oír hablar de Jesús piensa que Juan el Bautista ha resucitado. Herodías llega a manipular a su hija, arrastrándola consigo a participar en el asesinato de Juan. ¡Qué importante vivir en Gracia! Hacer oración y acercarnos a los sacramentos, especialmente los matrimonios: el sacramento del Matrimonio, la Eucaristía (el centro) y la Confesión frecuente. Así el Señor nos irá ayudando a purificar nuestro corazón y nos irá dando la fortaleza para ayudar a otros a acercarse también a Él.

Aterrizado a la vida Matrimonial

Ángela: (gritando) ¿Quién ha vuelto a dejar destapada la pasta de dientes? De verdad… es agotador. Soy una recogiendo y cuatro poniendo la casa patas arriba, Ramón tú eres peor que los niños. ¡No puedo más! Señor, dame paciencia, porque como me des fuerza…
(Más tarde en la oración personal) Señor, otra vez me he vuelto a dejar llevar por el cansancio y me he mirado solo a mí. Caigo una y otra vez, no sé que voy a hacer… qué dolor la forma en que le he hablado a mi esposo delante de nuestros hijos. ¿Qué puedo hacer? ¡Ah! Claro, mi mirada está sucia ¡voy a confesarme! Gracias Señor
(Esa noche en la oración familiar)
Ángela: Quiero pediros perdón por la forma en que os he hablado esta mañana, sobre todo a papá. Lo he estado rezando y también he hablado con nuestro párroco don Antonio después de la confesión. Tengo que seguir trabajando en la forma de entregarme en nuestra familia. Os pido que me ayudéis cuando me veáis más cansada, es cuando más trabajo me cuesta. Gracias Señor por darme una familia tan preciosa, haz que todos alcancemos la santidad.
Ramón: Así sea, Ángela. Gracias por tu entrega constante a nuestra familia y por enseñarnos a pedir perdón, eres un ejemplo de humildad y perseverancia. Señor, te doy gracias por una esposa tan maravillosa. A partir de ahora estaremos más pendientes de recoger cada uno nuestras cosas, es importante que todos colaboremos.

Madre,

Tú eres nuestro modelo, hoy te veo entregándote en la labor silenciosa y callada de hacer de vuestra casa un hogar. Con cuánta dulzura harías cada pequeño acto de entrega al cocinar, recoger, hacer las camas… haz que pongamos amor en todo lo que hagamos, especialmente con nuestra familia. ¡Gloria y alabanza a nuestro Señor por siempre!