Abierta la inscripción de la peregrinación a Fátima: haz click AQUÍ
Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 47-53
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Habéis entendido todo esto?».
Ellos le responden:
«Sí».
Él les dijo:
«Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.
La red del amor.
El Señor hoy nos recuerda que al final de los tiempos habrá una separación entre lo bueno y lo malo. Pero esta separación no dependerá simplemente de haber formado parte de la Iglesia o de haber conocido la fe, sino de haber vivido realmente como discípulo del Reino. Es decir, de haber acogido con el corazón el mensaje del Evangelio y haber vivido cada día según la ley del amor que Jesús nos enseñó.
La figura del escriba convertido en discípulo es para nosotros una llamada a la conversión, a pasar de ser escribas conocedores de la ley y los mandamientos a hacernos discípulo del reino, es decir pasar de la teoría a la vida.
San Juan de la Cruz decía que «al atardecer de la vida, seremos examinados en el amor» No bastará con estar en la red, no será cuestión de cuánto sabemos o cuanto hicimos, sino de cuánto hemos amado.
Cada día, podemos llenar la red de nuestra vida de “peces buenos”; actos de amor, perdón, gestos de cariño, oración… y descartar “peces malos”; amor propio, dureza de corazón, rencores, juicios, pecados… Así, al atardecer de nuestra vida tendremos la red llena de amor y seremos discípulos del Reino, encontrados dignos de vivir en él para siempre.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Nacho: Fíjate Amalia, en plena batalla contra el matrimonio y la familia surge Proyecto Amor Conyugal, ¿no te parece una genialidad de la Virgen? Desde luego a nosotros nos ha cambiado la vida… ¡no nos ha pasado nada extraordinario y a la vez nos ha pasado todo!
Amalia: Desde luego, menuda transformación ha ido haciendo el Señor en nuestros corazones. Todo es como novedoso, pero a la vez “anclado” a la doctrina de la Iglesia…no se si me explico…
Nacho: Claro que sí…antes teníamos una fe un poco como los escribas en tiempos de Jesús, conocíamos el catecismo, la doctrina, la tradición de la Iglesia…y tantas cosas que han edificado nuestra alma…pero es verdad que por nuestra dureza de corazón nos habíamos quedado ahí, en una fe “de argumentos” y siento que el Espíritu Santo ha renovado todo en nuestra vida espiritual.
Amalia: Es verdad, este Proyecto de la Virgen nos ha traído novedad, ilusión, esperanza, alegría y tantas cosas buenas, pero sobre todo el haber podido encarnar nuestra fe en nuestra vocación y vivir el evangelio en el día a día de nuestro matrimonio.
Nacho: ¡Sí! hemos pasado de una fe teórica a una fe aterrizada a la vida y esto está siendo un tesoro… creo que deberíamos hacer partícipes a nuestros hijos…¡me encantaría que conocieran este Proyecto y les ayudará tanto como a nosotros!
Madre,
¡En todo amar y servir! Gracias por mostrarnos los tesoros del Reino de los Cielos. Gracias por traer Proyecto Amor Conyugal a nuestras vidas. ¡Alabado seas por siempre, Señor!








