Archivo por meses: julio 2025

La red del amor. Comentario para matrimonios: Mateo 13, 47-53

Abierta la inscripción de la peregrinación a Fátima: haz click AQUÍ

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 47-53

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.
Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.
¿Habéis entendido todo esto?».
Ellos le responden:
«Sí».
Él les dijo:
«Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

La red del amor.

El Señor hoy nos recuerda que al final de los tiempos habrá una separación entre lo bueno y lo malo. Pero esta separación no dependerá simplemente de haber formado parte de la Iglesia o de haber conocido la fe, sino de haber vivido realmente como discípulo del Reino. Es decir, de haber acogido con el corazón el mensaje del Evangelio y haber vivido cada día según la ley del amor que Jesús nos enseñó.
La figura del escriba convertido en discípulo es para nosotros una llamada a la conversión, a pasar de ser escribas conocedores de la ley y los mandamientos a hacernos discípulo del reino, es decir pasar de la teoría a la vida.
San Juan de la Cruz decía que «al atardecer de la vida, seremos examinados en el amor» No bastará con estar en la red, no será cuestión de cuánto sabemos o cuanto hicimos, sino de cuánto hemos amado.
Cada día, podemos llenar la red de nuestra vida de “peces buenos”; actos de amor, perdón, gestos de cariño, oración… y descartar “peces malos”; amor propio, dureza de corazón, rencores, juicios, pecados… Así, al atardecer de nuestra vida tendremos la red llena de amor y seremos discípulos del Reino, encontrados dignos de vivir en él para siempre.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Nacho: Fíjate Amalia, en plena batalla contra el matrimonio y la familia surge Proyecto Amor Conyugal, ¿no te parece una genialidad de la Virgen? Desde luego a nosotros nos ha cambiado la vida… ¡no nos ha pasado nada extraordinario y a la vez nos ha pasado todo!
Amalia: Desde luego, menuda transformación ha ido haciendo el Señor en nuestros corazones. Todo es como novedoso, pero a la vez “anclado” a la doctrina de la Iglesia…no se si me explico…
Nacho: Claro que sí…antes teníamos una fe un poco como los escribas en tiempos de Jesús, conocíamos el catecismo, la doctrina, la tradición de la Iglesia…y tantas cosas que han edificado nuestra alma…pero es verdad que por nuestra dureza de corazón nos habíamos quedado ahí, en una fe “de argumentos” y siento que el Espíritu Santo ha renovado todo en nuestra vida espiritual.
Amalia: Es verdad, este Proyecto de la Virgen nos ha traído novedad, ilusión, esperanza, alegría y tantas cosas buenas, pero sobre todo el haber podido encarnar nuestra fe en nuestra vocación y vivir el evangelio en el día a día de nuestro matrimonio.
Nacho: ¡Sí! hemos pasado de una fe teórica a una fe aterrizada a la vida y esto está siendo un tesoro… creo que deberíamos hacer partícipes a nuestros hijos…¡me encantaría que conocieran este Proyecto y les ayudará tanto como a nosotros!

Madre,

¡En todo amar y servir! Gracias por mostrarnos los tesoros del Reino de los Cielos. Gracias por traer Proyecto Amor Conyugal a nuestras vidas. ¡Alabado seas por siempre, Señor!

 

En busca del Gran tesoro. Comentario para Matrimonios Mt 13,44-46

Abierta la inscripción de la peregrinación a Fátima: haz click AQUÍ

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según San Mateo,13,44-46

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío: «El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor se va a vender todo lo que tiene y la compra».

En busca del Gran tesoro.

Todos somos buscadores incansables de tesoros. El tema es, ¿qué buscamos? y ¿para qué? Siempre andamos buscando aquello en lo que creemos que vamos a encontrar lo que necesitamos para ser feliz y así dedico mi energía, mi tiempo y mi corazón al trabajo, pensando que cuando tenga todo el dinero que creo que necesito, viviré tranquilo, dedico mi energía a que se respeten mis criterios porque así creo que seré valorado, y me dedico a buscar, los placeres de la vida, las comidas, los viajes, el bienestar, porque creo que en eso encontraré la felicidad. Nosotros andábamos así, con tesoros falsos, pero encontramos el gran tesoro: las instrucciones para construir un matrimonio Santo en Cristo, y eso nos llevó a comenzar a edificar el reino de Dios en nuestro matrimonio y así, se nos dio todo lo demás por añadidura. ¡Busca ese tesoro que de una, te lo da todo!

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Maria: Miró atrás y hay que ver cuánto hemos cambiado en estos años.
Álvaro: Pues sí gordi…me parece increíble.
María: Sufrimos mucho hasta encontrar este camino y seguimos tantas instrucciones falsas, pensando que por ahí encontraríamos la felicidad. Hoy cuántas gracias damos a Dios por ayudarnos a vender todo lo que nos impedía construir nuestro amor: la defensa de nuestros criterios, la búsqueda de nuestra propia felicidad, la exigencia al otro, la acusación,….¡pero con qué alegría vendo todo eso por tener lo que tenemos ahora!
Álvaro: Yo también Maria, y aunque es verdad que a veces todavía nos cuesta por nuestro amor propio, ya tenemos clarísimo por donde seguir el camino y ¡yo no vuelvo atrás ni de broma!
Maria: Yo tampoco Álvaro. Gracias mi amor por acogerlo.
Álvaro: Gracias a ti gordi, por no conformarte y creer. Te quiero.
Maria: ¡Y yo a ti!

Madre,

Ayúdanos a no dejarnos engañar con tesoros falsos que nos empobrecen en lugar de enriquecernos. A ti nos encomendamos y consagramos nuestro matrimonio. ¡Alabados sean por siempre Jesús y María!

RETIRO MATRIMONIOS MÁLAGA (CON NIÑOS)  19 – 21 SEPTIEMBRE  2025

RETIRO MATRIMONIOS MÁLAGA (CON NIÑOS)  19 – 21 SEPTIEMBRE  2025

¿Crees esto? Comentario para matrimonios: Juan 11, 19-27

Abierta la inscripción de la peregrinación a Fátima: haz click AQUÍ

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día.

Lectura del santo evangelio según san Juan 11, 19-27

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para darles el pésame por su hermano.
Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedó en casa. Y dijo Marta a Jesús:
«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá».
Jesús le dijo:
«Tu hermano resucitará».
Marta respondió:
«Sé que resucitará en la resurrección en el último día».
Jesús le dijo:
«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?».
Ella le contestó:
«Sí, Señor: yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».

¿Crees esto?

Marta, María, dos hermanas y ¡Qué diferentes! Marta sale corriendo al saber que llega Jesus, con tristeza, con desesperanza, incluso recrimina al Señor: “si hubieras estado aquí…”. María, en cambio, se queda en casa, posiblemente sabiendo que Jesus iba a hacer lo más conveniente, creyendo y acogiendo la voluntad de Dios como lo mejor para ella, para su hermana, para su hermano, aunque fallecido. Ella sabía que no tenía que decirle nada a Su maestro, Él sabía lo que más les convenía, lo mejor para ellos, lo que más Gloria daría a Dios, y espera pacientemente.
Cuántas veces somos como Marta, quejándonos de que las cosas podían ser de otra manera si Él actuase, si hiciera esto o aquello, las cosas como a nosotros nos gustan, con nuestros criterios, con nuestros tiempos: Si cambiaras a mi esposo/a seguro que nos iría mejor; si pudieras hacer que mi esposo/a tuviera fe… No aceptamos sus planes, queremos y esperamos los nuestros. Pero lo cierto es que Dios tiene un plan precioso para nosotros, para nuestro matrimonio y para nuestra familia, pero en su tiempo, con sus formas, siempre queriendo lo mejor para nosotros, aunque sea doloroso, pero es su plan ¿Crees esto?

Aterrizado a la vida matrimonial:

Sonia: (Hablando con el esposo tutor) Jaime, estoy cansada de seguir luchando, tengo la sensación de que estoy perdiendo el tiempo y os estamos haciendo perder el tiempo a vosotros. Yo voy haciendo todo lo que nos decís: sacramentos, oración, luchar contra mi pecado y amor propio, pero veo que Santiago nada, no hace oración, en estos 4 meses se ha confesado un par de veces y no es capaz de renunciar a nada, a su tiempo, al gimnasio, amigos, nada… Estoy muy cansada.
Jaime (tutor): Sonia, no puedes decir que pierdes el tiempo ahora que has vuelto a la fe, a los sacramentos, que quieres salvar tu matrimonio… no puede ser una pérdida de tiempo. Llevamos poco tiempo con las tutorías, y es verdad que puede que tú hayas comprendido que Dios necesita de nosotros para salvarnos, para ayudarnos, y has ido haciendo todo lo que se te ha dicho. Pero puede que ahora llegue el momento de darte cuenta de que tú sola no puedes, que solo con las tareas bien hechas y con todo tu esfuerzo no es como se va a salvar tu matrimonio, es el momento de dejar a Dios ser Dios y que entre de verdad en tu vida.
Sonia: Pero de verdad que no veo ningún cambio en Santiago, no hay forma. Cuando le invito a hacer la oración conyugal, con mucha paciencia, que me cuesta mucho…, se busca mil excusas y no la hacemos y así con ir a confesar o ir a misa, aunque sea los domingos por los niños, pero nada.
Jaime: Este camino de salvación no es si yo hago y el otro no hace, sino lo que yo estoy dispuesto a hacer por Cristo; si mi esposa no responde en este momento, yo unido a Cristo puedo sacarle de su pozo, con mi oración, mi entrega, mi renuncia a mi amor propio; y esa es la cruz que el Señor te pide en este momento. Pero vívela con Él y en Él; aprende a amar a tu esposo de verdad, en la dificultad, en el dolor, eso es un amor de verdad. Y ese es el camino a la verdadera felicidad, no la felicidad vacía que ofrece el mundo.
Sonia: La verdad que me da mucha paz hablar con vosotros de Dios, de cómo Él lo puede hacer y me da esperanza, aunque sea difícil. Gracias por tanta ayuda.
Jaime: Gracias a Dios y a su providencia que ha querido unirnos a los 4 en este camino de santidad, Él irá cambiando los corazones de quienes le dejan entrar ¿Crees esto?
Sonia: Sí, creo.
Jaime: Pues que se haga según tu fe.

Madre,

Ayúdanos a ver la Gracia que Dios nos ofrece en todos los momentos de nuestra vida. ¡Bendito y Alabado sea Dios!

Siéntete lo más pequeño. Comentario para Matrimonios: MT 13, 31-35

Abierta la inscripción de la peregrinación a Fátima: haz click AQUÍ

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 13, 44-46

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola al gentío:
«El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno toma y siembra en su campo; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un árbol hasta el punto de que vienen los pájaros a anidar en sus ramas».
Les dijo otra parábola:
«El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, hasta para que todo fermenta».
Jesús dijo todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta:
«Abriré mi boca diciendo parábolas, anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo».

Siéntete lo más pequeño.

El Señor enseña la Verdad a su pueblo a través de parábolas, porque así le entendían mejor. En este Evangelio tenemos dos parábolas. En la primera, nos enseña el Señor lo que puede hacer con nuestro casi nada, sintiéndonos pequeños, insignificantes como el grano de mostaza, si nos dejamos ser regados, alimentados por Él. Con los sacramentos, la oración, y la entrega mutua en nuestro matrimonio, el Señor puede convertirlo en un árbol firme, donde todo en nuestra vida lo vivamos con él, por Él y en Él, porque su sabia corre por nuestro tronco, y de esta forma nuestras ramas y frutos serán imagen del Señor. E incluso se acercarán a nosotros otros matrimonios y familias, porque el Señor se servirá de nosotros para acogerles, como los pájaros anidan en las ramas, El Señor hace más grande cuanto más pequeño y humilde es la semilla.
En la segunda parábola, la de la levadura, porque la levadura es discreta, no se ve pero transforma. Como los pequeños actos de amor, servicio, perdón, y renuncia, que van fermentando nuestro hogar. Lo transforman y lo convierten en presencia de Cristo.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Mariqui: Gonzalo, no te comas la cena de tu padre, que se la he preparado porque vendrá hambriento.
Nacho: Mariqui, ya he llegado, vengo muy cansado y no me apetece cenar. Me voy a la habitación.
Mariqui: Tenía ganas de cenar contigo. Es increíble. Cuanto más ilusión pongo en agradarle, más desprecio recibo de él…
(No me voy a dejar llevar por mi criterio, porque seguro que ha tenido un duro día de trabajo. Iré donde Nacho aunque me cuesta). Nacho, sé que has tenido un mal día y estás cansado. Estoy aquí contigo por si necesitas hablar. Te quiero.
Nacho: Pero qué bonita eres. No sabes lo mal que venía pero tus palabras delicadas me han roto. Gracias por acercarte a mí. Me gustaría cenar contigo y rezar el rosario también con nuestros hijos.
Gonzalo: papás qué paz tenemos en casa desde que rezamos en familia.
Mariqui: Bendito sea Dios por los frutos que el Señor nos concede por la entrega en nuestro matrimonio.

Madre,

Gracias porque nos enseñas que hay que sentirse pequeño y humilde para entregarse al esposo por amor. ¡Alabado sea el Señor!