Archivo por meses: abril 2025

Se hizo pecado. Comentario para Matrimonios: Juan 8, 1-11

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 8, 1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo.
Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos.
Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
«Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Se hizo pecado.

Es muy probable que la mujer hubiese sido sorprendida en adulterio por su propio esposo, y sería él quien la denunciase para que fuera lapidada.
Estaba dispuesto a quedarse sin esposa antes de transigir con su pecado.
La pregunta hoy es ¿Qué es más fuerte, mi rechazo al pecado de mi esposo o mi amor a él o a ella?
Para Cristo no hay duda, porque ha demostrado que se hizo pecado por amor a Su Esposa.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Tomás: Señor, mi esposa me ha ofendido poniendo en duda mi amor por ella sin un motivo de peso. Permite que pague yo por su ofensa unido a Tu Sacrificio de salvación.
Inés: Señor, mi esposo me ha despreciado ridiculizando mi entrega. Permite que pague yo por su ofensa unida a Tu Sacrificio de salvación.
(Y así ambos fueron justificados por el amor de su cónyuge).

Madre,

Que nuestro pecado sea motivo para amarnos más. Alabado sea nuestro Salvador.

Me lanzo hacia la meta. Comentario para Matrimonios: Juan 8, 1-11

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Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Juan 8, 1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron:
«Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
«El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.
Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos, Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante.
Jesús se incorporó y le preguntó:
«Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó:
«Ninguno, Señor».
Jesús dijo:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Me lanzo hacia la meta.

La ley existe, y Jesús no la niega. ¿Qué pecado hay más doloroso y dañino que el adulterio en el entorno familiar? Pocas situaciones hay tan duras para un esposo.
Jesús no le quita importancia ni gravedad al hecho. De ahí ese contundente imperativo: «En adelante no peques más».
Pero el amor de Dios es siempre más grande y más fuerte que el pecado. Ese «tampoco yo te condeno» frente a una infidelidad tan grande contra la voluntad de Dios, lo manifiesta grandemente. ¿Merece la condena? Sí, pero por amor es liberada.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Ana: No me argumentes más, si sé que lo he hecho mal. Ya te he pedido perdón, porque estoy muy arrepentida. ¿Qué más puedo hacer?
Jaime: Es que siento que no es suficiente. Me has hecho mucho daño ¿Sabes?
Ana: Lo sé y sé que merezco un castigo impagable, pero por eso te pido perdón. ¿Tendrás misericordia de mí como Dios la tiene de ti?
Jaime: Tienes razón. Otras veces también la has tenido tú conmigo. Yo también soy pecador y no tengo derecho a aplicarte un castigo que yo tampoco he recibido. Te perdono sinceramente y te pido perdón por haber tardado en perdonarte.

Madre,

Como San Pablo, me propongo no mirar para atrás y correr hacia la meta a la que me llama Cristo. Alabado sea el Señor por Su misericordia.

Sin lógica. Comentario para Matrimonios: Juan 7, 40-53

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 40-53

En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían:
«Este es de verdad el profeta».
Otros decían:
«Este es el Mesías».
Pero otros decían:
«¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?».
Y así surgió entre la gente una discordia por su causa.
Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.
Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron:
«¿Por qué no lo habéis traído?».
Los guardias respondieron:
«Jamás ha hablado nadie como ese hombre».
Los fariseos les replicaron:
«También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos».
Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo:
«¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?».
Ellos le replicaron:
«¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas».
Y se volvieron cada uno a su casa.

Sin lógica.

La gente, los guardias y los fariseos, sabios y entendidos, siguen su lógica y sus razonamientos sobre el Señor, pero la mano de Dios estaba con Él: ¿Cómo que los guardias no le prendieron por cómo hablaba? Eso no tiene lógica alguna y la única explicación puede ser la intervención sobrenatural del Padre protegiendo a Su Hijo porque aún no había llegado Su hora.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Juana: Tenemos la mala costumbre de defendernos porque no confiamos en la acción de Dios.
Javier: ¿A qué te refieres?
Juana: Me refiero a que, cuando vivimos lo que nos parece una injusticia, inmediatamente reaccionamos intentando implantar nuestra justicia. Y así nos va, claro.
Javier: Entiendo. Te refieres a que el verdadero camino es el de la mansedumbre, que consiste en confiar en que sea Dios quien nos proteja e imparta Su justicia.
Juana: Eso es confiar en Dios.

Madre,

Abogada Nuestra. En ti confiamos.

Volcanes de Fuego. Comentario para Matrimonios: Juan 7, 1-2. 10. 25-30

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 1-2. 10. 25-30

En aquel tiempo, recorría Jesús Galilea, pues no quería andar por Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas.
Una vez que sus hermanos se hubieron marchado a la fiesta, entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas.
Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron:
«¿No es este el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que este es el Mesías? Pero este sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue, nadie sabrá de dónde viene».
Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó:
«A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino que el Verdadero es el que me envía; a ese vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él y él me ha enviado».
Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora.

Volcanes de Fuego.

Conocer, un acto complejo que va más allá de una información recibida. Requiere de un trato íntimo y de un afecto que surge como fruto de esa relación. El conocimiento brota y se desenvuelve en el amor.
Para conocer a Dios hay que participar de la comunión Trinitaria que nos revela Cristo y a la que tenemos acceso por obra del Espíritu Santo.
Este es el camino que nos abre Cristo con Su venida.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Alicia: La vida eterna es que conozcan a Dios. Pero ¡Cuánta gente hay a nuestro alrededor que no le conoce. ¿Cómo sería nuestra vida sin Dios?
Juan Carlos: Sería como si la Tierra perdiera el Sol. Vagariamos descolgados, sin rumbo, sin sentido, en un frío helador, sería para volvernos locos.
Alicia: Pues así están todos esos matrimonios. Tú y yo tenemos que ser volcanes que esparcen el fuego del Espíritu Santo.
Juan Carlos: Pero para eso hay que ser santos.
Alicia: Si Dios lo quiere Él lo hará.

Madre,

Qué maravilla increíble es tener acceso a conocer a Dios. Qué don tan inmenso que Él abra Su intimidad a nuestros corazones. Eternamente alabado sea Nuestro Padre Celestial.

La única Gloria. Comentario para Matrimonios: Juan 5, 31-47

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Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 5, 31-47

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
«Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es verdadero. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es verdadero el testimonio que da de mí.
Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio en favor de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido llevar a cabo, esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado.
Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su rostro, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no lo creéis.
Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el amor de Dios no está en vosotros.
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ese sí lo recibiréis.
¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de mí escribió él. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».

La única Gloria.

Hoy nos pregunta el Señor: ¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene del único Dios?
Podemos decir que creemos y se nos puede llenar la boca de decir que somos cristianos, pero si busco la gloria que puede darme mi esposo, entonces no estoy buscando la gloria de Dios, o sea, que no creo en Él, porque si realmente creyese en Él, sabría que merece todo el honor y toda la gloria y toda alabanza.
Señor, que no pretenda apropiarme de Tu gloria.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Marta: No me quieres, porque si me quisieras me admirarías.
Ramón: No es verdad. Sí te quiero, y te admiro mucho, pero más que por lo que haces o por tus dones, te admiro por la dignidad que Dios te ha querido dar.
Marta: Es verdad. Todo lo que es digno en mí realmente viene de Dios. Perdóname, Señor, que he caído en la tentación de exigir que mi esposo me glorifique a mí. Perdóname, esposo.
Ramón: ¿Ves? Sabía que acabarías dando gloria a Dios. Que le reconozcas a Él es lo que te hace grande a Sus ojos, y eso es lo que me muestra a mí de ti. Te amo.

Madre,

A Él todo el honor y toda la Gloria por los siglos. Amén.