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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 28, 8-15
En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; llenas de miedo y de alegría corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús salió al encuentro y les dijo:
«Alegraos».
Ellas se acercaron, le abrazaron los pies y se postraron ante él.
Jesús les dijo:
«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán».
Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles:
«Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernados, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros».
Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.
Ligereza de ánimo.
¡Alegraos! Es el gran mandamiento del Señor hoy. Es la consecuencia de todos los demás, porque uno no puede estar profundamente alegre si no es porque se siente profundamente amado por el Señor y porque ama profundamente a los demás.
Estar alegre es el testimonio de que el Señor está vivo y hace a Sus santos.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Almudena: Esta Semana Santa he vivido un gran cambio de ánimo.
Luis: Te lo he notado. Un gran cambio para bien.
Almudena: Sí, le verdad que sí. He pasado de tener un ánimo afligido, fruto de estar constantemente mirándome a vivir una ligereza de ánimo.
Luis: Ligereza de ánimo. Eso ¿Qué es?
Almudena: Básicamente ha sido dejar de mirarme a mí misma y a mis expectativas y pasar a mirar al Señor Resucitado y Sus designios para mí y para mí familia.
Luis: Entiendo que la ligereza de ánimo entonces consiste en pasar de un ánimo apesadumbrado, que pesa, que cuesta sobrellevarlo, a un ánimo vivo y llevadero.
Almudena: Así es. Lo has descrito perfectamente. Menos mal que te tengo para poner palabras a lo que experimento. Gracias mi vida.
Madre,
El Señor ha resucitado y estamos alegres. Bendito y alabado sea por siempre.