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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 16-21
Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
Lo que me había perdido.
Cuando producen rechazo las cosas de Dios, es porque las obras no son coherentes con el Evangelio. Dime con quien andas y te diré quién eres, dice el refrán. La pregunta es, si no es con Dios ¿Con quién andas? Y entonces ¿quién eres?
Nos contaban que un matrimonio amigo hicieron el retiro y él, que estaba viviendo una relación de adulterio, lo rechazó frontalmente. En algún momento parecía que se dejaba seducir por la llamada de Dios, pero finalmente terminó por cerrar del todo su corazón.
En cambio el que obra la verdad se acerca a la luz para que se vea que sus obras están hechas según Dios.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Juan: Recuerdo que, cuando me alejé de Dios, me producían rechazo las personas de Iglesia. Las veía como ñoñas, o prejuzgaba que se creerían mejores que yo. Luego me convertí y mi mirada cambió absolutamente. Después, me hablaron de cómo vivir la sexualidad castamente contigo. Y lo mismo, me produjo un rechazo enorme, porque yo estaba acostumbrado a vivirla a mi manera y quería seguir disfrutando tal como la vivíamos, y me parecía que la doctrina de la Iglesia nos quería quitar ese disfrute que a mí me parecía lícito. Después, cuando hice caso, descubrí que mi relación contigo pegaba un salto cualitativo enorme. Entonces me di cuenta de lo que me había perdido antes de vivirla como Dios quiere.
Luisa: Total, que según te has ido convirtiendo, ha ido cambiando tu percepción de la vida.
Juan: Totalmente. Ahora estimo basura todo lo que viene del mundo y cada vez me maravillo más con lo que viene de Dios.
Madre,
Dale las gracias a Dios por Su inmenso Amor y por habernos mostrado la belleza de la verdad. Alabado sea el Señor.







