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EVANGELIO
Sígueme. Él se levantó y lo siguió.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13
En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él se levantó y lo siguió.
Y estando en la casa, sentado en la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y dijo:
«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa «Misericordia quiero y no sacrificio»: que no he venido a llamar a justos, sino a los pecadores».
Palabra del Señor.
Fuerza creadora.
Tú Señor, eres capaz de ver en mí más allá de lo que ven lo demás. Donde los demás ven motivos de juicio y de condena, Tú rebuscas hasta encontrar algo valioso en mí.
Así quiero mirar yo a mi esposo. Enséñame Señor a mirarle así. A mí me parece muy difícil, porque me falta mucha pureza de corazón, pero seguro que Tú, rebuscando en mi interior sacas de mí la mejor mirada.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Jaime: Dice San Juan Pablo en sus catequesis es que «El esposo se fija con atención en su esposa como con la creadora, amorosa inquietud de encontrar todo lo que de bueno y de bello hay en ella y desea para ella». He sentido esperanza al leerlo.
Marta: ¿Y eso?
Jaime: porque me he creído que en mí, el Señor ha puesto una fuerza creadora capaz de construir con mi amor lo que te falta para ser la perfecta esposa.
Marta: Qué bonito. Gracias.
Madre,
Damos esa fuerza creadora de belleza.