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EVANGELIO
Quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 10, 13-16
En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban.
Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:
«Dejad. que los niños se acerquen a mi: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él».
Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.
Palabra del Señor.
Espíritu infantil.
¿Por qué los niños? Porque para acoger el reino de Dios hay que nacer de nuevo, hay que nacer del Espíritu. Ser espiritualmente como niños es lo que nos da la pequeñez necesaria para acoger el plan de Dios, la docilidad para seguirle sin preguntarnos por qué esto o por qué aquello, la mansedumbre de no andar echándole pulsos a Dios o enrocarnos en nuestros criterios.
Es la infancia espiritual que hemos aprendido de la mano de Sta. Teresita de Lisieux.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Rocío: ¿Tú cómo crees que sería la infancia espiritual entre esposos?
Ramón: A ver, déjame pensar… Se me ocurre que dos almas pequeñas no se intentan imponer la una a la otra, sino que se necesitan para jugar. También que se dejan llevar en cada momento y que viven con una tremenda capacidad de admiración y muy abiertos a aprender.
Rocío: Qué triste es hacerse mayores, competitivos, soberbios… Así nos cargamos el plan de Dios.
Ramón: Sí. Hagámonos como niños en nuestro matrimonio y viviremos el reino de Dios entre nosotros.
Madre,
Somos Tus hijos y queremos seguir siéndolo. Alabado sea el Señor que nos muestra nuestra pequeñez.