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EVANGELIO
Si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 5-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: «¿Adónde vas?» Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».
Palabra del Señor.
Una rendijita.
El Espíritu Santo ha sido enviado a nosotros para convencernos de nuestra verdad, no para condenarnos. Jesús habla del pecado de no creer en Él, sin embargo, al hablar de condena sólo menciona al demonio. Para los demás sigue habiendo esperanza. El Espíritu va iluminando y suscitando nuevas iniciativas para que se conviertan todos. Si el Señor no da a ninguno por perdido, tampoco lo hagamos nosotros.
Gracias Señor por enviarnos al Paráclito para que nos ilumine y nos salve.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Maite: estoy muy preocupada con nuestros hijos. No caban de dar el salto de la fe. ¿Qué será de ellos en un mundo tan depravado como este en el que vivimos?
Fernando: Creo que nos debemos ocupar pero no nos debemos preocupar, Maite. Nosotros seamos testigos del Señor con nuestra vida de matrimonio y recemos por ellos. Pero no se nos ha dado más poder que ese. En realidad todo es labor del Espíritu Santo que tiene mucho más poder que nosotros.
Maite: Ya Fernando, pero entiéndeme. Es que, preferiría verlos muertos, antes que verlos sin fe. Para mí es mucho más importante la vida en Cristo.
Fernando: Bueno mujer, tampoco intentemos dominar sus vidas. Dejemos a Dios ser Dios y tengamos confianza en Él. ¿Te parece?
Maite: Me parece. Anda, reza conmigo: Espíritu Santo, a ti te los confiamos. Iluminales en la verdad. Por Jesucristo nuestro Señor.
Fermín: Amén
Madre,
Abre una rendijita en las almas de nuestros hijos y nuestros seres queridos para que pueda entrar por ella el Espíritu Santo e iluminar su entendimiento. Alabado sea el Espíritu Santo.