Archivo por meses: octubre 2022

Por tu liberación. Comentario para Matrimonios: Lucas 13, 10-17

EVANGELIO

 

A esta, que es hija de Abrahán, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 10-17

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga.
Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo:
«Mujer, quedas libre de tu enfermedad».
Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.
Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente:
«Hay seis días tenéis para trabajar; venid, pues, a que os curen en esos días, y no en sábado».
Pero el Señor le respondió y dijo:
«Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre, y lo lleva a abrevar?
Y a esta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?»
A decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía.

Palabra del Señor.

 

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Por tu liberación.

El Señor le da mucha importancia a ayudarle a desatar las ligaduras con las que satanás nos ata. Si tengo alguna ley o criterio que me distrae de esta labor ¿No estaré actuando con hipocresía? Debería sentirme abochornado. En cambio, si mi prioridad está puesta en la compasión, la gente se alegrará de las maravillas que el Señor hará a través de nosotros. Misericordia quiero y no tus argumentos o criterios que te impiden entregarte, nos dice hoy el Señor.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Juanjo: Marisa, ya lo he entendido. Tus malos hábitos o vicios son ataduras del demonio y el Señor quiere que yo, por encima de todo, te ayude a soltarte de ellas. Se acabaron mis quejas, se acabaron mis comparaciones, se acabaron mis exigencias. Te amo a ti y no hay nada más importante para mí que ayudarte a liberarte de todo eso.
Marisa: Doy gracias a Dios porque te haya dado esta luz. No quiero ocultarte los desórdenes que tengo instalados en mi corazón. Esa sensibilidad que hace que me sienta dolida en seguida que no me dices las cosas con la delicadeza que me gustaría, esa necesidad de venganza que me lleva a hacerte el mismo daño que creo que tú me has hecho a mí para que te enteres de lo que sufro, esa venganza que me lleva a guardarte rencor, esa acedia de no reconocer los dones de Dios en ti… No quiero ofender más a Dios y no quiero herirte más a ti. Necesito ayuda para liberarme de esas ataduras.
Juanjo: Doy gracias a Dios por tu humildad. Entiendo el sufrimiento que te provocan tus ataduras y quiero colaborar con el Señor en tu liberación. Y, por cierto, ¿Me ayudas tú a mí también de las mías?

Madre,

Es tan bonito trabajar para Ti… es tan grande lo que Tú haces a través de nosotros… ¿Cómo le podré pagar al Señor que te haya dado a nosotros como Madre? Alabado sea Dios.

¿Y la absolución? Comentario para Matrimonios: Lucas 18, 9-14

EVANGELIO

 

El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola a algunos que se confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo:
“¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».

Palabra del Señor.

 

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¿Y la absolución?

La labor que realiza el diablo es desordenar. Muchas veces la tentación no consiste en contradecir la verdad, sino en desviarla. A lo mejor cuando actuamos “como Dios manda” y por ello nos creemos mejores que otros que se encuentran muy perdidos, estamos más lejos de Dios que cuando somos miserables y lo reconocemos. La clave está en que no nos salvamos nosotros con nuestros méritos, nos salva Cristo por Su gracia y Su misericordia.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Ana (confesándose): Padre, estoy sufriendo muchísimo, porque mi esposo no acaba de dar el paso en la fe. No quiere rezar laudes conmigo por las mañanas, le pido que haga las novenas conmigo y tampoco quiere. Le pido que nos sentemos a hablar y siempre pone como excusa que está cansado y que no es el momento. Le pido que venga conmigo a dar catequesis de Comunión y tampoco quiere implicarse, porque dice que tiene mucho trabajo. No sé qué hacer, Padre, estoy desesperada con él.
El Sacerdote: Ánimo hija, vete en paz.
Ana: ¿Y la absolución?
El Sacerdote: ¿Y tus pecados?
Luis (Esposo de Ana) (Confesándose): Padre, pido perdón a Dios porque muchas veces me da pereza rezar. No acabo de encontrarme con el Señor en la oración, y me cuesta ser fiel. También pido perdón por mi falta de servicio, tanto en casa como en la comunidad parroquial. Mi esposa colabora y yo no soy capaz de comprometerme como ella. También pido perdón porque no estoy acogiendo los dones que Dios me quiere dar a través de mi esposa. No soy digno de ella.
El sacerdote: Ánimo hijo, Dios te ama y te perdona todos tus pecados. En penitencia reza tres Avemarías. Yo te absuelvo…
Ana (En al día siguiente en confesión de nuevo): Padre, vengo a confesarme de mi soberbia, de mi vanidad, de no saber valorar el don de mi esposo, de jugar a ser Dios y no confiar en sus tiempos y en sus planes para mi esposo…
El sacerdote: Ahora sí Ana. El otro día no había pecados, luego te quedaste sin la gracia de Dios. Hoy sí puedes recibirla. En penitencia, reza 3 Avemarías. Yo te absuelvo de todos tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Vete en paz, hija mía.

Madre,

No somos mejores por mostrarnos mejores ante nuestro esposo. Al contrario. Somos mejores cuando reconocemos nuestra debilidad y pedimos ayuda. Que el Señor nos ayude y tenga misericordia de nosotros. Alabado sea el Señor. Amén.

Siempre puede más. Comentario para Matrimonios: Lucas 13, 1-9

EVANGELIO

 

Si no os convertís, todos pereceréis lo mismo.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 1-9

En aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús respondió:
«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre de Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».
Y les dijo esta parábola:
«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.
Dijo entonces al viñador:
“Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?”.
Pero el viñador respondió:
“Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar”».

Palabra del Señor.

 

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Siempre puede más.

Hoy celebramos el día de San Juan Pablo II. ¡Qué luz tan grande hemos recibido de él! Y cuánto nos está ayudando. ¿Lo nombrarán algún día doctor de la Iglesia?
El Evangelio de hoy nos habla de la paciencia que Dios tiene con nosotros. ¿Tenemos nosotros esa paciencia o tendemos a “descartar” en seguida a las personas que no acaban de dar fruto? Tengamos esperanza en la obra que Dios quiere hacer a través los esposos que no acaban de responder, con los hijos…

Aterrizado a la vida matrimonial:

Gerardo: Cariño, estamos acompañando a este matrimonio y no acaban de dar fruto. Es un poco aburrido repetirles siempre las mismas cosas, y siguen sin rezar juntos, siguen sin hacer las tareas que les encomendamos.
Adriana: Ten paciencia, Gerardo, Dios los ama y quiere hacer una obra en ellos. Merecen todo nuestro esfuerzo, nuestras oraciones, nuestra insistencia…
Gerardo: Tienes razón, Adriana. Perdona mi falta de paciencia con ellos. Ya me lo hiciste ver con nuestros hijos, que parecía que nunca se convertirían por su rebeldía y míralos ahora. Me siento orgulloso de lo que Dios está haciendo en ellos.
Adriana: Como dijo San Juan Pablo II «El amor vence siempre. ¡El amor vence siempre, como Cristo ha vencido! El amor vence siempre aunque, en ocasiones, ante sucesos y situaciones concretas, pueda parecernos impotente. Cristo parecía impotente en la Cruz. ¡Dios siempre puede más!».

Madre,

Que no tengamos miedo y abramos nuestros corazones a Cristo de par en par. Alabado sea por siempre.

Guardémonos. Comentario para Matrimonios: Lucas 12, 54-59

EVANGELIO

 

Sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 54-59

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente:
«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: “Va a caer un aguacero”, y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: “Va a hacer bochorno”, y sucede.
Hipócritas: sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo?
Por ello, mientras vas con tu adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel.
Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues la última monedilla».

Palabra del Señor.

 

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Guardémonos.

En el matrimonio, vivimos situaciones de tentación que indican ya lo que va a venir después. ¿Por qué no cortar a tiempo antes de provocar la desunión? Una verdad dicha sin caridad, no puede venir del Espíritu Santo, y si no viene del Espíritu del Amor ¿De qué espíritu viene? Guardémonos de ser mediación del espíritu del mal y reservemos todas nuestras fuerzas para actuar con amor y en el nombre del Amor.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Teresa: Carlos, me gustaría hablar contigo del tema de nuestra relación con nuestras familias de origen. Es un tema escabroso que no conseguimos terminar de hablar sin discutir.
Carlos: Me parece bien. ¿Te parece si reservamos un día y una hora y tenemos un buen rato de oración antes para que nuestros corazones estén bien dispuestos?
Teresa: Me parece bien. Además, debemos estar en gracia y comprometernos a buscar los dos la voluntad de Dios. ¿Estás de acuerdo?
Carlos: Completamente. Y si cuando empecemos a hablar notamos en nuestro corazón cierto rechazo o dolor por causa de la conversación, paramos y rezamos un misterio antes de seguir.
Teresa: Me encanta. Ntra. Madre nos va a ayudar, seguro.

Madre,

Ayúdanos a medir las consecuencias antes de dejarnos llevar por nuestras pasiones desordenadas. Gracias por permanecer junto a nosotros. Alabado sea el Señor.

Un cambio drástico. Comentario para Matrimonios: Lucas 12, 49-53

EVANGELIO

 

No he venido a traer paz, sino división.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 12, 49-53

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!
¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división.
Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra».

Palabra del Señor.

 

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Un cambio drástico.

La buena noticia del Evangelio conlleva un cambio drástico en nuestra manera de vivir. Si no han cambiado mis prioridades, mis deseos, mi manera de pensar, mi manera de actuar… si no han cambiado es porque aún no me he convertido.
Este cambio drástico en mi vida puede traer como consecuencia roces con mi esposo y con los de mi alrededor que no se hayan convertido, porque no lo van a entender y puede que vayan contra mí.
Por eso me avisa el Señor, para que no me pille desprevenido. Sufriré embates, pero no importa, porque el cambio después de conocer a Cristo es brutal si respondo a Su llamada a través de mi vocación, Él hace que arda mi corazón.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Luis: Teresa, quería agradecerte todo el tiempo que estuviste esperando mi conversión. Entiendo que te hice daño criticando tus devociones y oraciones, ridiculizándote una y otra vez.
Teresa: No te preocupes, Luis, lo viví con gusto por amor a ti y al Señor. Además, eso lo permitió Dios para dar testimonio de Su poder, porque yo no habría sido capaz de responder con tanta paciencia y comprensión.
Luis: Eso fue lo que me convirtió, tu serenidad, tu respuesta cariñosa, tu alegría. Eso fue lo que despertó mi curiosidad e hizo que estuviera dispuesto a ponerme a tiro.
Teresa: El Señor no da puntada sin hilo. Aprovecha incluso los desprecios y las humillaciones para construir su obra redentora. Gloria a Dios.

Madre,

El Señor hace que ardan nuestros corazones. Él nos da la vida, nos da el amor, nos da la alegría. ¡Gloria a Dios!