Archivo por meses: septiembre 2022

¿Nos da miedo preguntarle? Comentario para Matrimonios: Lucas 9, 43b-45

EVANGELIO

 

El Hijo del hombre va a ser entregado. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 43b-45

En aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:
«Meteos bien en los oídos estas palabras: al Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».
Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro que no captaban el sentido.
Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

Palabra del Señor.

 

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¿Nos da miedo preguntarle?

A algunos les puede dar miedo preguntarle al Señor qué quiere de ellos. Parece como que nos va a pedir demasiado y es preferible nos saberlo. Hoy estábamos con una carmelita y nos contaba una frase que le dijeron una vez a ella: Ponte delante del Señor y pregúntale “Señor, cuando piensas en mí ¿qué piensas de mí?” Hoy planteamos este reto. Hacerle esta pregunta al Señor a ver qué te contesta.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marta: Alfredo, ¿tú estás contento conmigo?
Alfredo: Mucho, muchísimo. Estoy encantado contigo. ¿Por qué?
Marta: No sé. Me preguntaba si estoy haciendo lo que Dios había pensado para mí cuando me creó, y pensaba que una manera de saberlo es preguntarte si eres feliz conmigo.
Alfredo: Me parece un buen termómetro para saber la respuesta de Dios. Yo estoy encantadísimo, así que, creo que el Señor lo estará más todavía. Pero ¿por qué no se lo preguntas a Él? Pregúntale qué espera de ti, qué plan tenía para ti, y así sabrás si estás siendo fiel.
Marta: Vale. ¿Me acompañas? ¿Nos ponemos juntos en oración y le pregunto?

Madre,

Hemos nacido para dar gloria a Dios con nuestra vida. Te pedimos que seamos fieles a nuestra vocación y respondamos a todas Sus llamadas, como hizo Jesús. Alabado sea por siempre.

Algo de mí, queda en ti. Comentario para Matrimonios: Lucas 9, 18-22

EVANGELIO

 

Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 18-22

Una vez que Jesús estaba orando solo, lo acompañaban sus discípulos y les preguntó:
«¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron:
«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha resucitado uno de los antiguos profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Pedro respondió:
«El Mesías de Dios».
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. porque decía:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».

Palabra del Señor.

 

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Algo de mí, queda en ti.

El Señor nos muestra que la oración contemplativa se puede vivir también acompañado. Él estaba en contemplación con el Padre y de repente se dirige a los discípulos para hacerles partícipes de Su oración. El Señor quiere hacerles partícipes de Su intimidad, de quién es Él y de la misión que el Padre le ha encomendado y que le define. Jesús, en Su oración hace participar a Su Esposa la Iglesia representada por sus discípulos. Y le cuenta Sus secretos que no quiere que compartan en ese momento porque no ha llegado aún la hora de Su entrega total.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alberto: Nos estamos adentrando en la oración contemplativa. Y ¿Sabes cuál ha sido mi sorpresa?
Ana: No sé… ¿El salto que supone en tu vida espiritual?
Alberto: Sí, por supuesto, pero eso me lo podía esperar. Mi sorpresa ha sido que puedo compartirla contigo. Me encanta cómo nos adentramos juntos en el Corazón del Señor y luego lo compartimos, hablamos sobre ello, nos comunicamos lo que el Señor nos ha querido mostrar de Él, de nuestra misión o de quiénes somos.
Ana: A mí me encanta cuando compartimos nuestra experiencia de unión con el Señor, cuando nos mostramos también nuestro corazón. Cuando me adentro en ti, algo de ti me llevo para mí.
Alberto: Y algo de ti queda en mí. Esa es mi experiencia. Cada vez estamos más el uno en el otro y en el corazón de Dios.
Ana: Preciosa experiencia que nos entrega el Señor. ¡Alabado sea!

Madre,

Me encanta la intimidad de Dios, me encanta la intimidad de mi esposo. ¡Cuánto que ver tiene el amor con este compartir nuestras intimidades para estar presentes el uno en el otro! Bendito sea Dios que nos dio la capacidad de conocerle y de conocernos.

¿Verdad relativa? Comentario para Matrimonios: Lucas 9, 7-9

EVANGELIO

 

A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 7-9

En aquel tiempo, el tetrarca Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros en cambio, que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Herodes se decía:
«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?».
Y tenía ganas de verlo.

Palabra del Señor.

 

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¿Verdad relativa?

Cuando todo se considera relativo y depende de cómo cada uno quiera verlo, el desastre está garantizado porque no hay una misma verdad a la que aferrarnos, o que podamos tomar como referencia.
Amor, libertad, confianza, felicidad… Si no hay un modelo único verdadero, todo esto puede ser una sensación personal. Recuerdo que un matrimonio en crisis hablaba con nosotros y ella nos decía: A mí, que él se acueste con otras me da igual. Lo que no soporto es que me mire el móvil. Es de locos ¿no? Necesitamos conocer al que es la Verdad, y todo se ordenará con respecto a Él. Él ha venido al mundo a mostrarnos quién es Dios, porque lo necesitamos, porque necesitamos tener una referencia verdadera para ser coherentes con respecto a ella, porque necesitamos saber qué nos construye o nos hace bien a corto o medio plazo según como estamos hechos.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Claudia: Jaime, no me quieres porque te digo una y otra vez que dejes descorridas las cortinas de la ducha y no me haces caso. Te digo que no te dejes la toalla de baño hecha un gurruño y como si nada. No me tienes en cuenta para nada. No te importo en absoluto.
Jaime (Esposo de Claudia): Querida Claudia. Te pido perdón, de verdad. Sé que me lo has dicho muchas veces, pero en el momento estoy pensando en mil cosas y se me olvida. De verdad que no lo hago con mala intención. Quiero quererte mejor, pero para mí es importante que sepas que te quiero a pesar de mis despistes. Mira ¿Qué dice Jesús que es el mayor amor?
Claudia: Dice que no hay mayor amor que el que da la vida por sus amigos.
Jaime: Genial, Claudia. Pues yo te he entregado mi vida. Me he entregado a ti, existo para ti, aunque cometa torpezas. Pero estoy muy pendiente de ti en mil cosas al día, porque eres mi prioridad. ¿Te recuerdo alguna de hoy mismo?
Claudia: No hace falta. Tienes razón. Sé que me amas. Era una sensación, y ya nos han enseñado que las sensaciones y las emociones nos engañan muchas veces. Perdona.

Madre,

Nosotros sabemos que el Señor es el Hijo de Dios, y que sólo Él tiene palabras de Vida eterna. Envíanos Su Espíritu Santo, para conocerle mejor, para seguirle y amarle en mi esposo/a y en mis hijos, como Tú Amas.

Pecador, pero… Comentario para Matrimonios: Mateo 9, 9-13

EVANGELIO

 

Sígueme. Él se levantó y lo siguió.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13

En aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme».
Él se levantó y lo siguió.
Y estando en la casa, sentado en la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos.
Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:
«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y dijo:
«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa «Misericordia quiero y no sacrificio»: que no he venido a llamar a justos, sino a los pecadores».

Palabra del Señor.

 

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Pecador, pero…

¿Qué gano por no querer reconocer mis debilidades y pecados? ¿Soy más grande por ello? Contemplo hoy la actitud de los Fariseos que se creían perfectos porque observaban la ley, y la de Mateo, que se reconoce pecador y sigue a Jesús. Sea más o menos pecador, lo que importa es si sigo a Jesús o no. Y qué bendición que haya venido Él a llamarme para seguirle.

Aterrizado a la vida matrimonial:

María: Pedro, creo que estás tomando las decisiones equivocadas. Además, estás irascible y a los niños no les estás educando con cariño, sino de malas formas.
Pedro: Pero bueno, tú quién te crees que eres ¿Doña perfecta? ¿Te crees que tú estás haciendo las cosas con mucha paciencia? Estás demasiado pendiente de mí. Anda, haz examen de conciencia y mírate tú, en lugar de tanto observarme a mí. En lugar de eso, ya podías estar más cariñosa conmigo, que estoy pasando un momento difícil.
María: Eres un soberbio. No se te puede decir nada…
(Después de una buena confesión)
Pedro: María, Tenías razón. Con esa actitud no estaba siguiendo al Señor, pero ya me he confesado y te pido perdón a ti también. No tengo derecho a trataros así. ¿Me perdonas?
María: ¡Este es mi Pedro! Perdóname tú a mí también. Puede que tuviera razón, pero no he tenido caridad contigo y no he actuado tal como nos enseña el Señor en el Evangelio. Dime por favor qué necesitas para que te ayude en estos momentos de dificultad ¿Vale? Intentaré ser tu ayuda la próxima vez.

Madre,

Alabado sea el Señor que nos da la posibilidad de estar entre nosotros cuando le acogemos con humildad. ¡Gloria! No a mí, sino ¡a Dios!

Para reventar de alegría. Comentario para Matrimonios: Lucas 8, 19-21

EVANGELIO

 

Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 8, 19-21

En aquel tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él.
Entonces lo avisaron:
«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte».
Él respondió diciéndoles:
«Mi madre y mis hermanos son estos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».

Palabra del Señor.

 

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Para reventar de alegría.

El Señor me abre las puertas de Su Familia porque me quiere como hermano. ¡Menudo Hermano tengo! Formar parte de la Familia de Dios, me parece una pasada. La familia me identifica, me dignifica, me acoge tal como soy, me quiere por mí mismo y no por lo que hago. Pertenecer a una familia es una maravilla, pero pertenecer a la Familia de Dios es para reventar de alegría. ¡Gloria a Dios!

Aterrizado a la vida matrimonial:

Laura: Hoy me daba cuenta de que un mal comportamiento de nuestro hijo, afecta a la imagen de nuestra familia. Entonces, he comprendido cómo cada vez que no me comporto como hija de Dios, no siendo misericordiosa contigo, no acogiendo mis cruces, no siendo humilde, no poniendo al Señor en primer lugar y no poniéndote como mi prioridad en la tierra… Cada vez que no me comporto como hija de Dios en todas esas situaciones que son obras de la carne, estoy manchando el nombre de mi familia, de la familia cristiana y de mi Familia del Cielo.
Carlos: Me gusta mucho tu reflexión. Tenemos una responsabilidad entre nosotros, con nuestra familia, con la Iglesia y con Dios. Ver la envergadura del mal que podemos causar cuando no actuamos según la voluntad de Dios, me ayuda a estar más atento para ser fiel y no dejarme llevar por mis desórdenes.
Laura: Sí, Dios nos concede el inmenso honor de hacernos miembros de Su Familia, pero eso requiere de una responsabilidad grande por nuestra parte y de un agradecimiento inmenso.

Madre,

Bendita intimidad de Dios que está siempre abierta a acogerme sin excusas, sin peros, tal como soy. Alabado sea el Corazón de Jesús. Amén.