EVANGELIO
Mi cáliz lo beberéis.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 20, 20-28
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
¿«Qué deseas?».
Ella contestó:
«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
«Podemos».
Él les dijo:
«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:
«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».
Palabra del Señor.
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A-pasión-a-dos.
Celebramos hoy la solemnidad de Santiago Apóstol. Él pasó de querer ser el primero, a perder su vida por amor a Cristo y a aquellas gentes difíciles de Hispania a las que Evangelizó con la ayuda de Ntra. Sra. del Pilar.
Gracias a ese cambio en su vida de pasar de querer ser servido a servir, hoy tú y yo, somos cristianos. Eso lo hizo mucho más grande que si hubiera conseguido un puesto para presumir.
Hoy, Señor, nos dices a nosotros, los esposos: ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber? Es el Viacrucis del matrimonio, donde a veces me sentiré juzgado injustamente, a veces no se me valora según la dignidad que me has dado, otras cargo con la cruz del pecado de mi esposo, otras tengo sed… pero esta es nuestra misión: La de hacernos uno como esposos a-pasión-a-dos. Tú nos haces grandes si servimos en la misión que nos has encomendado. Quién sabe cuántos agradecerán lo que Tú harás en mi familia, amigos… a través de mi servicio como esposo. De momento, lo que veo es ¡Impresionante!
Aterrizado a la vida matrimonial:
Cada uno intentaba imponer sus costumbres, sus gustos y sus normas. Cada uno pensaba que las suyas eran las buenas. Pero el Señor les da un toque de atención. Los que tiranizan y oprimen, esos no son grandes a los ojos de Dios. Así que iniciaron una especie de juego de amor. Sus esfuerzos se basaban ahora en ser creativos en su servicio al otro. El primer día, él le escribió una bonita nota de amor, y se la dejó a ella en la mesita para cuando se levantara. Ella por su parte, fue al trabajo de él a la hora de comer, para comer juntos, que sabía que a él le gustaba. El resto del día, transcurrió con normalidad, pero se habían esforzado el uno por el otro, y eso lo hacía diferente. El segundo día, él renunció a ver el partido y dedicó ese rato a preguntarle a ella cómo estaba y qué necesitaba de él. Ella por su parte, le regaló unas entradas para ver a su equipo de fútbol juntos el fin de semana. Incluso apareció con la cara pintada con los colores de su equipo, lo que a él y a los niños les hizo mucha gracia. Se hicieron fotos y todo…
Ambos estaban dispuestos a beber el cáliz que significa el sacrificio personal, pero la recompensa será grande, para ellos, para sus hijos, para los hijos de sus hijos… de generación en generación.
Madre,
Con qué poquito esfuerzo al día, podemos ser esposos apasionados del amor de Dios. Esto es lo que nos hace agradables a Sus ojos, que nos sirvamos mutuamente. Sabemos que no estaremos cerca de Él si no bebemos su cáliz. Es un trago duro, pero estaremos con Él si lo bebemos. Merece la pena esforzarse. Gracias Señor por dar Tu vida en rescate por mí, ayúdame a darla yo con la alegría de saberme salvado. Amén.