EVANGELIO
Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a los pequeños.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-27
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».
Palabra del Señor.
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Gustar las Sabiduría.
La ciencia nos enseña las leyes de la naturaleza, lo relativo a lo material, pero lo que determina más al hombre, lo espiritual, tiene que ser necesariamente revelado por Dios. Aprendí de San Juan Pablo, en el ciclo de la Redención del Cuerpo, algo que me impactó profundamente: Que la Sabiduría de Dios está íntimamente relacionada con la Pureza del corazón. De ahí la Bienaventuranza: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Y es que, es tan evidente… Cuando estoy ofuscado por el pecado no veo dónde está aquello que realmente me hace bien.
En la medida en que avance hacia la pureza, iré acogiendo el don del Espíritu Santo y en consecuencia, el don de la Sabiduría. El camino de la pureza empieza por el autodominio, pero luego, se va abriendo uno a vivir según el Espíritu y no según la carne, y cada vez “gustamos” más las cosas del Espíritu y estimamos basura las del mundo. Es el camino para gustar la sabiduría de Dios. ¡Una maravilla!
Esposos, pasemos esa fase del autodominio, y entremos a gustar las cosas de Dios. Entonces sabremos lo que es disfrutar de nuestro matrimonio, de verdad.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Ramón: Miriam, desde que estamos en este camino, he empezado a vivir experiencias contigo que me hacen que no quiera volver a lo antiguo.
Miriam: Sí, es verdad que cuesta, y a veces supone mucho esfuerzo superar las tentaciones de reclamar atenciones, justificarse, no juzgarte, no corregirte… pero luego, se va creando una comunión entre ambos, que no tiene precio.
Ramón: Pues venga, vamos a la oración juntos.
Miriam: Vamos allá. A ver qué nos quiere decir hoy el Señor.
Madre,
Nos hizo Dios para vivir la grandeza del amor, y nuestra alma no descansará hasta estar en el que es Amor. Alabado sea el Señor que nos ha procurado un destino tan ¡Grande!