Archivo por días: 18 octubre, 2019

La paz que rezuma. Comentario para Matrimonios: Lucas 10, 1-9

Avisos previos:

  • RETIRO en Sevilla: 18-20 de octubre. Información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1VR
  • Anuncio en Madrid – Galapagar: 25 de octubre a las 20:00 horas en Parroquia Ntra. Sra. de la Asunción (Salón Parroquial). Plaza de la Iglesia s/n – Galapagar
  • Anuncio en Madrid: 25 de octubre a las 19:30 horas en Parroquia Santa Teresa y Santa Isabel (Salón Parroquial). Glorieta Pintor Rosales 2 (Madrid. Metro Iglesia)
  • Anuncios en Pontevedra 25 y 26 de Octubre:
    • Vigo: 25 de octubre a las 20:00 horas en Parroquia Corazón de María (Salón Parroquial). C/ Honduras 7 – Vigo, con Servicio de guardería.
    • Priegue: 26 de octubre a las 11:00 horas en Capilla Padre Pío (Priegue – Pontevedra), con Servicio de guardería.
    • Moaña: 26 de octubre a las 16:30 horas en Rectoral de Tirán (Moaña – Pontevedra)
  • Anuncio en Zaragoza: 31 de octubre a las 19:45 horas en Seminario Diocesano de Zaragoza. Ronda Hispanidad 10, Zaragoza (Servicio de guardería)
  • Anuncio en Barcelona – Mataró: 21 de Noviembre después de misa de 20:00 h. en Santa Maria de Mataró – Carrer Sant Francesc d’Assís 25, Mataró – Barcelona
  • RETIRO en Valladolid: 15 – 17 noviembre. Información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1XP
  • RETIRO en Salamanca: 22 – 24 noviembre. Información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1XM
  • RETIRO en Barcelona: 22 – 24 noviembre. Información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1YK
  • RETIRO en Valencia: 29 nov – 01 dic . Información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1WF
  • RETIRO en Navarra: 13-15 de diciembre. Información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1Xg

(Retiros pendientes de apertura de inscripciones. Informaremos más adelante)
Para ver más pincha aquí: https://wp.me/P6AdRz-D1

EVANGELIO

La mies es abundante y los obreros pocos.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-9

En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía:
«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.
¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.
Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: «El reino de Dios ha llegado a vosotros»».

Palabra del Señor.

La paz que rezuma.

¡Poneos en camino! Es una frase que resuena en mi interior. ¡Voy Señor! Respondo. Sin nada, sin entretenerme, sólo llevando Tu paz, Tu sanación y Tu reino.

Son los tres regalos que llevaremos a los esposos que tienen sed del amor de Dios: La paz que la construye Dios a nuestro alrededor desde nuestra lucha interior. La batalla es interior, dentro del corazón y el fruto es la paz que rezuma. El segundo regalo que llevamos es la sanación, heridas que el pecado va dejando como huellas a su paso por nuestro corazón, son limpiadas y el corazón vuelve a amar con intensidad. Y vuelve el reino del amor a hacerse presente entre los esposos y en las familias. Un reino fecundo que se contagia.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Carlos: Me siento indigno de la misión de hacerle llegar a todos la buena noticia del Evangelio y del matrimonio a la que nos sentimos llamados.
Ana: Es que, para llevar el mensaje de Dios tenemos que estar muy cerca de Él y sentirnos muy pequeños ante Él. Somos enviados, no protagonistas.
Carlos: ¿Y qué hacemos?
Ana: Mira, tengo las llaves de la capillita esa donde vamos a rezar. Allí está el Sagrario. ¿Qué te parece si nos vamos y nos postramos en el suelo ante Él?
Carlos: Muy bien.
(Y se tumbaron boca abajo ante el Sagrario haciendo la siguiente oración)
Ana: Señor, perdóname por todas las veces que te he fallado. Me gustaría saber amar como Tú, pero no puedo.
Carlos: Señor, perdóname por el numerito que he montado esta mañana. Por mi soberbia, por mi vanidad, por mi orgullo.
Ana: Sé lo que Tú me amas. Lo experimento en mi vida. Me sacas de mis oscuridades. Me sanas, a pesar de lo miserable que soy. Me vences a base de amor.
Carlos: Soy consciente de que tengo muy poco que darte, pero lo que tengo, te lo doy. Ni siquiera soy capaz de amarte tanto como te ama mi esposa. Y a cambio, percibo tu inmensa generosidad conmigo, a través de mi esposa, de mis hijos, de tu cercanía, de las luces que me das a través de Tu Palabra.

(Y el día siguiente volvieron, y el siguiente… Y recibieron la Paz que sana y con la que se construye Su Reino).

Madre,

¿Quién como Dios?