Si tu esposo/a te ofende, permanece en el amor para sacarlo/a de su ceguera y preservar la presencia de Cristo. Sigue leyendo →

Puedo ser santo/a siendo buen/a esposo/a, ya que el matrimonio es la renuncia a mí mismo para entregarme por entero a mi esposo/a en nombre del Señor. Sigue leyendo →

Trabajo la santidad en mi primer metro cuadrado: rezando por mi esposo/a, siendo generoso/a y agradable con él/ella. Sigue leyendo →

El demonio tergiversa todo y puede hacer que vea mi matrimonio como un suplicio. El Señor me sana dándome una mirada nueva.

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La Virgen salvó mi matrimonio y puede salvar el tuyo. Solo tengo que darle mi “sí”. Sigue leyendo →