Archivo por días: 12 junio, 2019

Grande es lo pequeño. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 5, 17-19

EVANGELIO

No he venido a abolir, sino a dar plenitud.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.
Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Palabra del Señor.

Avisos:

  • Retiro en Toledo: 14 a 16 de junio (Casa Diocesana “El buen Pastor”). Más información e inscripciones aquí: http://wp.me/p6AdRz-1JT
  • Retiro en Córdoba: 21 a 23 de junio (Casa San Antonio) (Posibilidad de inscripción con hijos) Infórmate e inscríbete aquí: http://wp.me/p6AdRz-1Lx
  • Retiro en Madrid:12 a 14 de julio (Casa de Espiritualidad Emaús – Oblatos): Completo.
  • Retiro en Bilbao: 19 a 21 de julio (casa espititualidad Larrea) Infórmate e inscríbete aquí:http://wp.me/p6AdRz-1N0
  • Retiro de Palma de Mallorca: del 26 al 28 de julio. Infórmate aquí: https://forms.gle/mc8nacYhiTBmeGcV6

(Retiros pendientes de apertura de inscripciones. Informaremos más adelante)

Grande es lo pequeño.

La ley de la fidelidad al esposo no consiste sólo en no divorciarse. Ser fiel al Sacramento del Matrimonio exige una actitud creativa, un amor ilusionado con hacerse uno, un amor esperanzado, perseverante, comprensivo, detallista. Ser esposo implica también hacerse vulnerable y entregar mi intimidad… No es fácil, ya lo sé, pero no podemos conformarnos con menos, porque hemos sido creados para hacernos uno. Es nuestra llamada a la santidad.

Si cumplimos esto y se lo enseñamos así a nuestros hijos y a los matrimonios de alrededor, seremos grandes en el reino de los cielos.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Cristina: Me casé dejándome llevar, no sé si estaba enamorada, pero sí que quería casarme, que estábamos bien cómo pareja o medio bien. Empezaron los problemas y esto me llevó a estar convencida de que no me tenía que haber casado, me había equivocado de persona, no había nada o casi nada en común, ni si quiera los hobbies.
Juan (esposo de Cristina): Cristina perdió la alegría, perdió su admiración por mí, y sólo veía lo oscuro de nuestra relación. No paraba de compararse con otros… Yo estaba bastante cansado de nuestra relación. Pero el Señor salió a nuestro encuentro y nos mostró Sus leyes, Su lógica…
Cristina: Nos mostró que el matrimonio es algo muy sagrado, una alianza con Dios y lo que Él había unido, no lo podía separar yo, ni nadie, por muchos argumentos que tuviera, por muy harta que estuviera… Y me mantuve fiel a la alianza aguantando como podía.
Juan: Pero el Señor no se conformó con eso, y quiso darle plenitud a nuestro matrimonio. Nos mandó a este Proyecto y he conocido el espíritu de aquellas leyes. Algo aparentemente menos importante, pero básico para vivir un matrimonio. Por ejemplo ayudar al bien común con mi orden, agradar a mi esposa con una sonrisa, con una comida que le gusta…, generar alegría en casa, intentar comprenderla en sus peores momentos.
Cristina: No se trata de ser fiel por mantenerme en el sitio, se trata de vivir el amor y todo lo que tiene que ver con Dios, tiene que ver con el amor. Por tanto estoy cumpliendo y enseñando a mis hijos los preceptos del Amor, desde el detalle más insignificante, hasta la ley más sagrada.
Juan: Ahora entendemos que el matrimonio es indisoluble porque está llamado a reflejar el Amor de Dios en la Tierra, y ese está en lo más pequeño y no se acaba nunca.

Madre,

Contemplo la ley de Dios en Tu Hijo y la comprendo mucho mejor. Era necesario que Dios se hiciese hombre para comprenderla. Cuántos detalles tenía con los débiles, con los pecadores… Así nos la enseñó, así queremos imitarle para enseñar también nosotros a nuestros pequeños. Alabado sea el Señor.