La llamada de Dios es personal. Una llamada a un plan exclusivo y grandioso que me llena el alma de alegría y de gozo. Qué importante es renovar esa llamada, mantener la ilusión, responder con un amor verdadero, profundo, como Dios quiere.
Le llenaría el alma. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 4, 18-22
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